Georgina, la musa de la propia fama

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Georgina, la musa de la propia fama

Georgina Rodríguez Hernández es Georgina, mujer de Cristiano Ronaldo. Georgina, si nos fijamos bien, es también futbolista, como su pareja, sólo que futbolista del fútbol a su manera, que es una especie de narcisismo sin balón, y con la ropa justísima, y ajustada. Lo hemos visto hace un par de ratos, en Madrid, donde hubo fiesta de Netflix . Los fotógrafos le regalaron unas lonchas de jamón, y ella regaló una sonrisa carnívora. Otras veces, lo que regala Georgina es un reportaje en Instagram, incluyendo una tarta, un despeinado o un tanga, según el momento. Georgina triunfa siempre en Instagram , porque es poetisa de la lencería, acróbata de la lencería . De la lencería propia, naturalmente. Yo la recuerdo en algún cromo inolvidable de Instagram, mientras tendía ropa en un cordel, con el tanga en primer plano. Un tanga colocado sobre ella misma, donde corresponde, no sobre el cordel de la colada. A pie de la estampa colocó una síntesis lírica: «Con los paños al aire». A Georgina yo creo que no le hacemos justicia, porque Cristiano fue novio de Irina Shayk , y nos pareció, en principio, que Georgina era asunto algo menor. Pero Georgina es un pibón de importancia, y tiene un cuerpo de monumento, aunque no trabaje en las pasarelas, y no tenga el exotismo de rusa. A Georgina no acabábamos de tomarla del todo en serio, porque parece una suplente de Irina, y por supuesto de Cristiano, que es el amo de Instagram. Pero ahí está, de estrella en el guateque de Netflix, o en Cannes , porque igual ella no ha hecho carrera de actriz, pero tiene carrerón en ella misma. Este dorada tribu pide, a veces, una musa de la fama misma, una gogó del merecumbé virtual, y ahí nos cumple por la alto Georgina, que es una atareadísima de la pose, una campeona de recreos. Está en la copa de lo que ahora se lleva: enseñar el redes el estrés de no hacer nada , el estrés de la pose. Aunque yo veo que Georgina ha terminado trabajando de Cristiano Ronaldo. Como él, ahora se emplea en el fútbol, sólo que en el fútbol de lencería, que es algo que Cristiano hace de dos maneras, dentro del campo, y fuera del campo. A veces, mete un gol, y se quita del tirón la camiseta, con lo que empieza el ensayo de un anuncio de calzoncillos. Luego, el anuncio de calzoncillos propiamente dicho va y lo hace con fotos, para una firma del ramo. De manera que Cristiano es una Georgina macho que juega al fútbol. Y Georgina es un Cristiano Ronaldo con sujetador, y que es del Madrid, o de la Juve, o de algún equipo de Arabia saudí, como el consorte, sólo que de la Juve o el Madrid de grada. Si nos fijamos bien, ella es futbolista del fútbol a su manera, que es una especie de narcisismo sin balón y con la ropa justísimaAhora pasa mucha temporada en Qatar, y yo la intuyo ahí entre bien y muy bien, con esa cosa de jequesa de Instagram que le está poniendo, con esa cosa de sultana de la grada, venga a animar al titán de su chico. Quiero decir que a Georgina se le ha puesto mucha estampa de pariente de las Kardashian, si la miramos al trasluz, con la morenía exaltada , el pelo tirante y una sonrisa de reina mora de cualquier cóctel. Parece que el fichaje por Arabia Saudí pudiera ser ella, y no Cristiano, porque tiene mucho armario exótico y algo de guapa fastuosa que no desentona en aquellas lejanías, tan dadas al oropel y al lujazo. Georgina es una chica de las que se hace un selfi y siempre sale el ombligo, y sus alrededores. Trabajaba en una tienda de ropa, antes de hacerse famosa, y ha acabado siendo ella el escaparate de la tienda entera. Pero con la ropa justa, o justísima. Es una guapa de las echarse enseguida por encima, como abrigo, el propio desnudo. Pero la chavala mola, y resulta siempre una alegría en Instagram, entre el liguero de gimnasio y el tanga de bufanda.

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