El final: un fin con horror también en la empresa

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El final: un fin con horror también en la empresa

«Cuando a principios de 1945 se perfilaba una catastrófica derrota, se oía decir a los alemanes que preferían un fin con horror que un horror sin fin. Fue un fin con horror lo que experimentaron. El fin causó destrucción y pérdidas a una escala inmensa. Mucho de ello se podía haber evitado. La negativa a contemplar la capitulación fue no solo destructiva sino autodestructiva». Esta es la descripción con la que Ian Kershaw retrata desde dentro la caída del nazismo en la espléndida obra «El final» , un desmoronamiento que se había producido mucho antes y que en realidad solo se mantenía en pie por el terror. «El cuadrunvirato del poder formado por Goebbels, Speer, Bormann y Himmler gestionó el país de tal manera que lo sostuvo en pie de guerra cuando la guerra estaba irremisiblemente perdida. Pero nada hubiera sido posible sin el factor Hitler, porque nadie salvo él estaba en condiciones de actuar de forma verdaderamente autónoma», añade el autor. Trazando una senda de paralelismos con tiempos futuros –salvando siempre las distancias y el horror con aquel maquiavélico y horrible ‘pedacito’ de historia–, vivimos hoy el final del sanchismo, con destrucción, autodestrucción y un fin, con otro tipo de horror, que se eleva sobre la política y alcanza de lleno al mundo de la empresa. Y no solo a esas compañías que aparecen en las aterradoras grabaciones que intervinieron los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil –algo tendrá que explicar Acciona me temo, por ejemplo–, sino a todas las demás que han servido de colaboracionistas a los intereses de un régimen que ahora se descubre corrupto.El final esperado por muchos, y augurado por algunos, de Pedro Sánchez ha convertido en un saco de nervios al equipo económico de La Moncloa , con el inefable Manuel de la Rocha al frente, y a esas compañías que ahora quedarán retratadas, que no son más que extensiones de la peor forma de hacer política y cuyos mandamases se esfuerzan inútilmente ahora en repetir que les engañaron o nos insisten con la salmodia de sus capacidades de gestión profesional. Es el final de unos y otros y ahora toca el crujir de dientes, porque cada uno se ha retratado como lo que es.Mientras, numerosas son las empresas del Ibex que estos días se cuentan asombradas unas a otras las recurrentes llamadas telefónicas precisamente de De la Rocha para interesarse sobre el estado de sus cosas, y con voz zalamera dejar caer en la importancia de la colaboración público-privada, lo que en dialecto sanchista significa un marcaje de cerca para ver si hay músculo o pinchan en hueso con otro Ferrovial. Hasta en Moncloa, tan dados a los silencios, sorprende el mutismo de los empresarios –los enchufados por ellos mismos no cuentan– y quieren saber si el Gobierno ha perdido también la conexión del tejido corporativo y el último cabo de conexión con el mundo real. Nadie a estas alturas y en su sano juicio va a solicitar ayuda o colaboración de un Ejecutivo a tres metros bajo tierra, y mucho menos va a abrir sus tropas y accionariado para que se cuelen por ahí. Ya ven en qué ha quedado el rescate de Celsa , la siderúrgica de interés del PSC. «Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible», que decía ‘el Guerra’. Es el primer síntoma de la desconexión: el teléfono no suena, los mensajes no calan y las órdenes se desoyen. La imagen del Gobierno y su oficina económica es exactamente la que transmitió intencionadamente Pedro Sánchez en su comparecencia del jueves tarde : empezó celebrando el aniversario de Netflix y terminó protagonizando un ‘spin off’ socialista de «Muertos S.L.».De la Rocha, tan bravo y venido arriba antaño con los Simón, los Hereu o Valcarce, por no hablar de Óscar López, buscan las tablas en estos momentos en los que las cosas son lo que parecen y poco, casi nada, parece poder revertir el curso de los acontecimientos. Unos pulsan a empresas privadas a ver si cuela; otros tiran de blindaje a toda prisa y los demás se encomiendan al epílogo de un ‘Manual de Resistencia’ que no da para más. ¡Y pensar que había en marcha hasta un plan de lavado de imagen y revitalización institucional invitando al Papa León XIV a España para hacerse una fotografía ‘salvadora’!…Noticia Relacionada Tribuna económica estandar Si Un ‘decreto castigo’ para evitar los blindajes de oro en las empresas invadidas por el sanchismo María Jesús Pérez¿Se imaginan la cumbre de la OTAN que tendrá lugar en unos días, con el jefe de la organización, Mark Rutte, forzando al muy progresista Gobierno socialista y Cía. a subir de inmediato el gasto en defensa al 3,5%? Piensen también que algunos habían escrito su personal y lucrativo cuento de la lechera en torno a la industria de la defensa . Que pregunten a los amigos de Moncloa. O, mejor todavía, esperen a escuchar más grabaciones estos días. Que haberlas, haylas.El sanchismo se derrumba desde dentro , abatido por el fuego mediático amigo urgido a salvar el negocio por encima de afinidades, y no es posible tanatoestética que camufle el final de ciclo de una manera de hacer política y de entender la empresa como sociedades limitadas unipersonales. Es el final. Siempre podrán decir que solo es un cambio de misión.

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