Un romano nunca se rinde. Es la máxima de buena parte de los emeritenses. Nacen y conviven con ella. Por su pasado. También por lo que pretenden que sea su futuro. Una forma de vida que construye un aura de ciudad que se respira, que se palpa, todavía más en su Teatro Romano. Parece escrito para una gran obra que el regreso a los escenarios de Raphael sea, precisamente, en unas tablas y en un enclave tan particulares.El linarense, de 82 años, fue ingresado en diciembre del año pasad o cuando se disponía a participar en el programa de televisión La Revuelta. Se le diagnosticó entonces un linfoma cerebral primario y no fue dado de alta hasta diez días después, cuando ya se le vio salir del Hospital 12 de Octubre de Madrid. Desde entonces, ha pasado seis meses alejado de los escenarios , cuidándose y recuperándose.Noticia Relacionada «Me encuentro muy bien» estandar No Raphael vuelve a los escenarios: retomará su agenda el 15 de junio ABC Casualmente, aquel triste 17 de diciembre, horas antes de ser ingresado, el Stone and Music Festival de Mérida anunciaba su nombre como parte del cartel. Todo quedó suspendido hasta que el propio artista tomó la iniciativa el pasado mes de abril de anunciar que volvería y lo haría en la capital extremeña, que será el punto de partida de su nueva gira, Raphaelísimo .Transmite buenas vibraciones al hablar, positividad, optimismo y también esa fuerza que siempre le ha sido tan característica y que no es capaz de perder. Este domingo, 15 de junio, dice que lo dará todo y que se volcará con su querido público extremeño . Y es que no es casualidad que Mérida sea su primera parada en el camino. Reconocía recientemente que, pese a pisar escenarios de todo el mundo, el Teatro Romano tiene algo especial: «Mérida tiene algo que ni yo sé contar que es…».Está previsto que el concierto arranque a eso de las 22.15 horas con el Teatro Romano lleno hasta la bandera . Extremadura responderá, como ha hecho históricamente, con fervor a ese idilio que el artista tiene con su capital. No en vano, en el año 2021, Raphael estrenó la llamada Vía Musicorum, un paseo de losetas con el que Mérida reconoce a las voces más destacadas que han pisado las milenarias tablas de su Teatro Romano. Su loseta fue la primera de un recorrido con nombres como el de Andrea Bocelli, José Luis Perales o el extremeño Robe Iniesta.«Quiero devolveros, en forma de canciones, todo el cariño que me habéis dado durante este tiempo». Fue lo que escribió en sus redes sociales. Fue su promesa, que empezará a cumplir este domingo en Mérida con el arranque de una gira en la que compaginará sus grandes éxitos con temas de su último trabajo, ‘Ayer… aún’ (2024), disco –el 86º de su carrera– con trece canciones de otras leyendas como Charles Aznavour, Jacques Brel o Gilbert Bécaud.El Stone and Music Festival de Mérida , consolidado ya como una de las grandes citas musicales del país, será el marco de este poético regreso a las tablas de Raphael. Unas tablas que ya han pisado Antonio Orozco, Bryan Adams, o este mismo fin de semana LoriMeyers y Viva Suecia. La próxima semana será turno para el grupo italiano IlVolo o Los Pecos.Se cumplen, además, el 60 aniversario de uno de sus grandes c lásicos y para muchos la mejor canción nacional de la década de los sesenta, ‘Yo soy aquel’ . Aquella delicada y poderosa canción que compuso Manuel Alejandro en 1965 y que, un año después, representó a España en el Festival de la Canción de Eurovisión, logrando el séptimo puesto de una edición que ganó UdoJürgens para Austria. Su gira con tres conciertos en el Teatro de la Zarzuela de Madrid los días 26, 28 y 29 de este mismo mes. En julio, estará en Marbella y Chiclana de la Frontera . Después, hará un parón para regresar en septiembre con conciertos en Elche, Sevilla o Córdoba .Poco antes de volver a subirse a un escenario, Raphael asegura estar con «las pilas cargadas» después de haber seguido con diligencia las indicaciones médicas para recuperarse. Está convencido de que, en su querido Teatro Romano, el público verá y escuchará al Raphael de siempre. Haciendo gala de esa resiliencia tan emeritense, tan romana, que dice que los grandes nunca se rinden.
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