Mario Draghi (Roma, 1947), ex primer ministro de Italia y expresidente del Banco Central Europeo, ha sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias de la Cooperación Internacional 2025 .No ha sorprendido en Italia la concesión del Princesa de Asturias a Draghi. El ex primer ministro y expresidente del Banco Central Europeo ha recibido ya los más prestigiosos premios internacionales.Draghi abandonó el Gobierno italiano en octubre de 2022, pero sigue manteniendo gran prestigio y sus opiniones se siguen escuchando con atención en Italia y en el exterior.Noticia Relacionada estandar Si Mario Draghi: «La defensa de la UE es imprescindible, se necesita una deuda común» Ángel Gómez Fuentes El exprimer ministro italiano advierte en el Parlamento de que la defensa «no debe conllevar recortes en el gasto social y sanitario»Es admirado no solo como gran experto en economía , sino también porque está en las antípodas de ese narcisismo habitual de muchos políticos. Solo gracias a su brillante currículum, el expresidente del BCE es una personalidad con credibilidad que se ganó el respeto de las cancillerías europeas y del mundo. No es casual el apelativo con el que se le conoce: Súper Mario .El ex primer ministro llevó a cabo en Italia con éxito un amplio programa de reformas y dio un fuerte impulso a la recuperación económica.Un político pragmáticoFrente a la banalidad, las continuas peleas de una clase política que se pierde en bizantinismos, Mario Draghi supo imponer durante su etapa de primer ministro el pragmatismo que siempre le ha caracterizado. Desde el inicio de su mandato, el 13 de febrero de 2021, al frente de un Gobierno de unidad nacional (en la oposición, sin entrar en el Ejecutivo, se quedó Giorgia Meloni, líder de Hermanos), en una rueda de prensa hizo ver a los partidos, con firmeza, que no aceptaba vetos, barricadas o desmarques de los socios del Gobierno en decisiones cruciales. En julio del 2012, siendo presidente del BCE, hizo célebre una frase con la que salvó al euro. Le bastaron tres palabras en inglés, que han hecho historia: «Whatever it takes» («lo que sea necesario», o «cueste lo que cueste»). Conoce muy bien Mario Draghi, y lo confirmaba en todas sus ruedas de prensa, una regla de la liturgia del poder y de la comunicación: La respuesta breve y directa produce más impacto. Es un arte que domina.También en esto, durante su gestión como primer ministro, demostró que no es simplemente un tecnócrata, sino un político muy pragmático, al que no le falta la ironía para responder o replicar ante las más duras o complicadas cuestiones. Hace del buen humor una virtud política. Dice las palabras justas, huyendo siempre de la arrogancia y de la verborrea tan utilizada por muchos políticos que se dejan llevar por su narcisismo, también en nuestros lares hispanos. Al ex primer ministro italiano no se le escuchó un discurso con abuso del pronombre «yo» o los adverbios «sinceramente», «honestamente», «francamente» o «absolutamente».El profesor de Ciencias Políticas Giovanni Orsina explica que el narcisista tiene una prioridad: «Satisfacer las propias urgencias psicológicas inmediatas es la única cosa que le interesa, porque vive exclusivamente en el presente y no es ya capaz de imaginar ni siquiera el futuro». A Mario Draghi nunca le gustaron las etiquetas ni ser encasillado. Él siempre se ha autodefinido como un «servidor público». Por eso lo llamó el presidente de la República, Sergio Matterella, en un momento de grave crisis política en Italia La célebre frase de Mario Draghi para salvar el euro («haré lo que sea necesario»), la aplicó como primer ministro en una etapa muy delicada por la pandemia del Covid-19 y la crisis económica. Pronto Italia comenzó a recoger los frutos de la gestión del Gobierno Draghi, que se movió con responsabilidad y rapidez para adoptar decisiones claras que todo el país entendió.Liderazgo En las cancillerías europeas se observó con gran atención la gestión de Draghi y su capacidad de liderazgo, pensando que podía ser de gran utilidad para una Europa sin líderes, tras la desaparición de la escena política de la canciller alemana Angela Merkel. Draghi siempre mostró su firme europeísmo y compromiso con el fortalecimiento institucional y económico de la UE.No es de extrañar que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, le encargara en 2023 un informe sobre la competitividad de Europa. Lo presentó el año pasado, destacando la importancia de reforzar los lazos de la Unión y de elaborar una estrategia común para el crecimiento y la mejora de la competitividad, centrada en tres transformaciones: innovación, descarbonización y seguridad económica. Su informe inspira a los dirigentes europeos y se ha convertido en el programa de gobierno económico de la actual Comisión Europea.En marzo pasado, Mario Draghi hizo una apasionada defensa de su informe y de Europa en unos términos de urgencia que llamaron la atención: «Europa debe actuar ya o quedará rezagada en un mundo cada vez más hostil. Hemos dado por sentada la paz y el crecimiento, pero hoy nuestros valores -seguridad, soberanía, independencia- están en entredicho», afirmó Mario Draghi. «Si no actuamos con urgencia -concluyó-, el sueño europeo se convertirá en nostalgia».El ‘método’ DraghiUna de las claves del éxito en la gestión del ex primer ministro italiano está en lo que se conoce como «método Draghi», basado en cuatro verbos: Identificar el objetivo, rodearse de los mejores colaboradores, delegar y decidir una vez que se han reducido al mínimo los posibles riesgos. El periodista y escritor Mario Cecchini, autor de «El enigma Draghi. Perfil de un hombre de Estado», explica cuál es el principio por el que se rige el método Draghi: «El riesgo calculado o razonado es el principio que ha seguido Mario Draghi en su larga carrera. Ha calculado con atención los riesgos de sus movimientos, ha buscado reducirlos al mínimo y ha actuado cuando consideraba que había llegado el momento oportuno. No se permitía muchos márgenes de error». Gracias a su método, su pragmatismo y buenos resultados, Draghi se convirtió como primer ministro en una figura totalmente dominante en el panorama político y económico italiano, con un consenso social sin precedentes. El 69 % de los italianos apoyaba su gestión. El ex primer ministro italiano cumplió sus compromisos y promesas, sin alardear y sin discursos para su autopromoción. Draghi se ha caracterizado siempre por medir sus palabras, orientadas al bien común como «servidor público». Para convencer, no tuvo detrás ningún partido político, ni un ejército de asesores.Ni siquiera tiene un perfil en las redes sociales. Le basta con su palabra y su empeño para cumplir lo que dice. Por eso, es escuchado hoy en la Unión Europea como una de las voces con más credibilidad en el panorama internacional, entre otras cosas, por su visión de futuro. Así lo destacó un gran estratega de la diplomacia, el ya fallecido Henry Kissinger, en septiembre 2002, en un discurso para homenajear al ex primer ministro italiano, en la ceremonia en la que recibió en Nueva York el premio de estadista del año, lo elogió de esta manera: «Por su coraje y su visión el mundo tiene necesidad de un líder como Mario Draghi».

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