Mañana ajetreada de Gabriel Rufián . Pregunta al presidente del Gobierno, enfado y visita exprés al Palacio de la Moncloa para regresar al Congreso. En el pasillo de la Cámara Baja, tras su breve periplo, rodeado de micrófonos y teléfonos de periodistas, el portavoz del Grupo Parlamentario Republicano ha sacado a relucir su tono más pesimista. Resignado, tras un cara a cara con Pedro Sánchez del que había salido francamente disgustado, ha reconocido que ve al jefe del Ejecutivo «tocado». Pero ante esta situación, con la corrupción carcomiendo al PSOE, ha hecho un llamamiento a la izquierda para aprovechar «el tiempo que a esto lo quede» para exprimir su agenda social, con la intervención del mercado de la vivienda como pilar.Rufián ha rehuido de apuestas y pronósticos, pero el ambiente es el que es. Y él no es ajeno. Primero, en la sesión de control, Rufián ha advertido al presidente que su respuesta ante el escándalo de Santos Cerdán , señalado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil como partícipe de una trama de mordidas por amañar adjudicaciones de obra pública, «no es suficiente». Muy duro, le ha instado a jurar que esto no será una «Gürtel del PSOE» y le ha lanzado un mensaje: «No nos hagan escoger entre corruptos cutres y corruptos ‘premium’ porque les diremos: que la gente decida».Le pedía el republicano a Sánchez compromisos para perseguir a los corruptores, con «inhabilitaciones de por vida y multas millonarias», y a los corruptos, eliminando los aforamientos. Pero la respuesta del presidente, encolerizado, ha sido restar importancia por primera vez al caso Cerdán desde que el Tribunal Supremo levantó el secreto de sumario y se conoció el informe que lo implicaba en la trama de Koldo García y el exministro José Luis Ábalos . «No voy a aceptar que haga de la anécdota una categoría», ha sentenciado el secretario general del PSOE, que, antes que a Rufián, se ha dedicado a lanzar acusaciones de corrupción a PP y Vox.Noticias relacionadas estandar Si Yolanda Díaz planta a Sánchez en el Congreso en «protesta» por la corrupción Patricia Romero estandar Si Junts advirtió a Sánchez de que no presentara la cuestión de confianza: subirían sus exigencias y no se fiaban de Podemos Salvador SostresEl enfado de Rufián era mayúsculo. Después de la sesión de control, a las diez y media de la mañana, estaba citado en la Moncloa, dentro de la ronda de contactos que Sánchez está manteniendo con sus socios para intentar asegurar la viabilidad de la legislatura a pesar de la caída de quien, hasta el jueves, era su número tres en el PSOE. Tanto que el republicano, todavía caliente y en los pasillos de la Cámara Baja, ha amagado ante la prensa con dar plantón al presidente.Finalmente ha acudido, sin cobertura gráfica para evitar «una especie de besamanos absurdo», en sus palabras, y algo más de una hora después estaba de regreso en el pasillo del Congreso, en el mismo punto del que había partido hacia la Moncloa, con un diagnóstico claro: «Hemos visto a un presidente tocado, a una persona tocada». La primera, en la frente. Rufián, que hasta la semana pasada se encontraba entre los más firmes defensores del Gobierno, despejando casi cualquier información sobre la corrupción a su alrededor con la palabra ‘lawfare’ —guerra sucia judicial—, se ha caído del caballo: «Creo al PSOE lo mismo que le creía en el año 96 cuando veía a mi abuelo llorar por los casos de corrupción. Lo respeto como un partido histórico, pero la inercia del bipartidismo es la que es».«Vivienda, vivienda y vivienda»«Salir de esto con una cara compungida diciendo lo siento… para esto tenemos ya un Rey corrupto», ha apostillado. Pero ante esta tesitura, y pese a ese apunte en la sesión de control en el que ha dejado caer eso de que «la gente decida» —¿elecciones?—, ha llamado a las fuerzas de izquierdas apuntalar la agenda social. «Vivienda, vivienda y vivienda», ha repetido, abogando por la intervención del mercado. «Porque cuando entren aquí los corruptos ‘premium’ —ha augurado— nos vamos al carajo todos». «Lo que me atrevo a pedirle a los diferentes representantes de la izquierda es que aprovechemos el tiempo que nos quede, el tiempo que a esto le quede, pase lo que pase, para avanzar e intentar dejar en la mejor situación posible, de vida digna, a la gente», ha incidido, tras insistir en la «absolutamente desafortunada» respuesta de Sánchez en la sesión de control. Después, sin cámaras ni micrófonos, el presidente sí se ha comprometido a tomar medidas contra las constructoras corruptoras. Sin respuesta queda aún una amonestación que le había lanzado Rufián desde el escaño: «Quiere que nos creamos que no supo lo que eran y lo que hacían dos tipos que le siguieron, que estuvieron durante semanas, meses, en un coche con usted para recuperar la Secretaría General del PSOE. Que se enteró anteayer de quiénes eran». Igual que ERC, el PNV tampoco ha querido fotografía con Sánchez en su reunión con él.

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