Suramérica planta cara a Europa en el Mundial de Clubes

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Suramérica planta cara a Europa en el Mundial de Clubes

La Copa Intercontinental generó batallas tan igualadas como memorables entre Europa y Suramérica. Cuatro décadas de enfrentamientos entre los campeones de Champions y Libertadores en las que la Conmebol terminó por imponerse a la UEFA en un parejo balance. Hasta que la ley Bosman, en 1995, y el éxodo de futbolistas que generó hacia el viejo continente pusieron fin a la competición entre ambas confederaciones. En el antiguo Mundial de Clubes, que enfrentaba a los ganadores continentales, solo una sorpresa de dimensiones mayúsculas podía apartar al equipo europeo del título. Todo indica que, en esta primera edición del renovado torneo, el resultado será el mismo, pero por el camino, la puesta en escena de los equipos suramericanos está asombrando al mundo del fútbol y mantiene en alerta a los, hasta ahora, inalcanzables clubes europeos. El triunfo de Botafogo sobre el PSG supuso la guinda al gran inicio suramericano en este Mundial. El primero en subir el listón fue Palmeiras, que empató sin goles ante el Oporto. Los equipos que partían como favoritos en sus duelos no fallaron y Botafogo, Flamengo y River Plate, con más sufrimiento el primero y más solvencia el segundo, se llevaron los puntos. Mientras, dos de los enfrentamientos a priori más desfavorables se saldaron con empates, incluso con mal sabor de boca suramericano. No fue el caso de Fluminense, que igualó con el Borussia Dortmund, pero sí el de Boca, que lideró el marcador durante casi todo el encuentro, además de verse en superioridad numérica, aunque se le terminaron escapando dos puntos ante el Benfica.Noticias relacionadas estandar No MUNDIAL DE CLUBES El Atlético se asoma al abismo: Botafogo obra el milagro ante el PSG y obliga a una machada rojiblanca Daniel Cebreiro estandar Si Mundial de Clubes El Atlético, ante dos caminos de espinas rumbo a los octavos de final Daniel CebreiroEl culmen se produjo el jueves coincidiendo con el inicio de la segunda jornada en dos de los grupos. Después de que Palmeiras se impusiera al Al-Ahly, llegaba la Copa Intercontinental al Mundial de Clubes, al coincidir Botafogo y PSG, los campeones de la Libertadores y la Champions, frente a frente. El esfuerzo defensivo de los brasileños y el acierto de Igor Jesus en el único tanto del partido permitió al ‘Estrella Solitario’ cosechar una victoria para la historia, pues además puso fin a trece años sin suramericanos ante Europa. Un día después, Flamengo, a los mandos de Filipe Luis, se unió a la fiesta de sus compatriotas gracias a su remontada para tumbar al Chelsea, un equipo puntero por futbolistas y presupuesto. Pese a no pertenecer a la Conmebol, también cabe destacar el muy meritorio empate de Rayados de Monterrey, de la mano de Sergio Ramos (goleador y mejor jugador del partido), ante el Inter de Milán, el subcampeón de Europa, así como la victoria del Inter de Miami contra el Oporto, la primera de la historia de un equipo Concacaf ante otro de UEFA.Una «linda oportunidad»Lo que Messi definió antes del torneo como una «linda oportunidad» para los equipos suramericanos se está convirtiendo en realidad, al menos por el momento. Y es que son los conjuntos de ese continente los que más ansiaban una oportunidad como el Mundial de Clubes para poder medirse con los mejores equipos europeos y demostrar que son capaces de competirles. Un extra de motivación que se percibe al ver la intensidad y la garra con la que salen al campo sus futbolistas. Y cuando esas fuerzas desfallecen, basta con echar un vistazo a la grada para recuperarlas. Las aficiones del continente americano, desplazados en masa, con la parroquia de Boca tomando Miami, la de Palmeiras tiñendo Times Square de verde y los Rayados de Monterrey haciendo suyo el Rose Bowl de Los Ángeles, están siendo las encargadas de proporcionar los mejores ambientes de la competición. Un regalo para el espectador, además de una ayuda para sus jugadores.A estos determinantes se le suma el factor físico. Por un lado, el momento de la temporada en el que este Mundial llega para los equipos. Los europeos viajaron a Estados Unidos al término de un largo año que comenzó en agosto y a las puertas de unas merecidas vacaciones en cuanto sean eliminados del torneo, mientras que los suramericanos se han presentado en mitad de su campaña y, por lo general, en un estado de plenitud al que los clubes UEFA ni se acercan.Otro de los grandes debates de la competición está siendo el calor, las altas temperaturas a las que se disputan varios encuentros y que han provocado las quejas, por ejemplo, de Xabi Alonso y Marcos Llorente. Se trata de una climatología a la que la Conmebol se encuentra más acostumbrada y por ello necesita menos esfuerzo para adaptarse. Prueba de ello es la historia, en la que se aprecia cómo de las ocho Copas del Mundo de selecciones disputadas en América, siete de ellas fueron conquistadas por combinados suramericanos, una estadística del cien por cien que rompió Alemania en 2014 tras batir a Brasil y Argentina en tierras brasileñas.Un hito histórico: la victoria del Inter de Miami ante el Oporto es la primera de un equipo de la Concacaf ante un rival de UEFAEuropa está en alerta y algunos entrenadores ya avisan de que la diferencia de nivel no es tal como se presuponía. Antes de su debut como técnico madridista, Xabi Alonso denunció el ‘eurocentrismo’ que sufre el fútbol. «Esta competición tiene muchos alicientes porque a veces nos centramos mucho en Europa, en lo que pasa en Europa, y nos creemos que no hay nada más. Estamos muy equivocados. Fuera de Europa hay muy buenos equipos y esto nos da la oportunidad para ver dónde estamos», afirmó el tolosarra. Una opinión a la que se sumó Niko Kovac, al frente del Borussia Dortmund: «Los europeos a veces pensamos que el fútbol solo se juega aquí, pero también se juega un fútbol excelente en Suramérica».Luis Enrique aseguró tras la derrota ante el Botafogo que la defensa del equipo brasileño ha sido la mejor que se han encontrado en toda la temporada, por encima de todos los clubes europeos a los que se ha enfrentado. Si el Mundial de Clubes venía para medir la diferencia entre confederaciones, Suramérica ha demostrado hasta la fecha que puede mirar a los ojos al viejo continente.

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