A las afueras de Vitoria (Álava), entre naves industriales decoradas con pancartas llamando a la movilización sindical, hay un búnker con otro búnker en su interior . Es la fábrica de Fournier, la marca de naipes más importante del mundo, que a finales de mayo celebró su 155 cumpleaños. «Aquí imprimimos dinero, por eso no aceptamos visitas ni se pueden tomar fotografías» , comenta Diego Ruiz De Gauna, director de marketing en el sur de Europa de Cartamundi (grupo belga que en 2019 adquirió Fournier). Como el resto de los trabajadores, tiene prohibido por contrato jugar en cualquier Casin o —la empresa concentra el 60% de su producción y facturación en este mercado—. Tras pasar un primer control, abre las puertas de una sala donde hay una larga mesa de reuniones rodeada de una cristalera plagada de reliquias. Por protocolo de seguridad, no avanzaremos más: «Esa baraja se hizo y repartió entre la población en 1812, para hacerles llegar la Constitución de Cádiz». Cincuenta y ocho años después de este hito del liberalismo español, Heraclio Fournier González (Burgos, 1849) asentaba su primer taller de impresión en la Plaza España de la capital alavesa, que desde un primer momento empezó a tener éxito. Pero, si bien el primer naipe español data de finales del siglo XIV (entrando en la Península a través de la Ruta de la Seda), no fue hasta 1877 cuando el litógrafo dio un paso clave para convertirlos en un arquetipo en nuestro país. El origen de un símbolo Entonces, solicitó a un profesor de la escuela de Artes y Oficios de Vitoria, Emilio Soubrier, y al pintor Díaz de Olano, el diseño de una baraja de cartas. Es el origen del modelo que acompaña hoy cientos de sobremesas. Sota, caballo y Rey. Lo de siempre. Aquel dibujo de los palos (oros, copas, espadas y bastos), que para la Academia representan los estamentos medievales, se ha mantenido en el tiempo con algunas modificaciones. Es el caso, por ejemplo, del 4 de espadas. Desde los noventa, en el centro de este número puede leerse la dirección de la página web de Fournier. Un detalle que no es casual.Antigua fábrica de la compañía en Vitoria FOURNIERAl estrenar una baraja española (la empresa fija en cien partidas su vida útil para evitar que los más hábiles jueguen con las cartas marcadas), el primero en aparecer es el as de oros. El buque insignia, con el logo de Fournier y el nombre de la ciudad que le vio nacer. Luego, los cuatro cuatros. Entre ellos el de espadas. Un orden preestablecido para que el sello del impuesto al naipe, que únicamente podía estamparse en esta carta al tener un hueco en el centro , fuera visible. Una vez el gravamen desapareció a finales de los años setenta y no fue necesario que figurara en el mazo, el orden de las cartas se mantuvo. Hoy en día, con los avances tecnológicos de los que hace gala Fournier y a los que acompañan medidas severas para evitar el espionaje industrial , sí sería posible. Se mantiene por «respeto histórico» incorporando la dirección web en el cuatro de espadas. Una muestra de la línea de negocio de este gigante de las cartas, dirigida a mezclar «tradición e innovación». «Ahora mismo tenemos la última tecnología en impresión. Somos los únicos que tenemos esta máquina, que no podemos decir cuál es», asevera De Gauna. Sí confirma que se instaló hace dos años, previa inversión de 4 millones de euros . Más precisa, permite hacer tiradas de menor cantidad por lo que, ante pedidos menores, si existe un error no es necesario desechar grandes cantidades de material: «Con la impresión offset (aplica la tinta sobre planchas metálicas) primero se imprime, luego se deja secar el pliego y finalmente se mete en la parte de corte. Esta lo hace todo junto». Un proceso en el que pasa diversos controles de calidad.El primero relativo a los materiales, que son fundamentales para que las cartas deslicen más o menos. Un factor determinante, por ejemplo, en la cartomagia, pero también en los casinos donde, a mayor velocidad de deslizamiento más rápido es el reparto y, por lo tanto, más son las partidas jugadas y mayor el beneficio de la banca. Entre los distintos modelos que fabrican, la baraja española de cartón y la de póker de PVC son las más vendidas (de la fábrica salen alrededor de 10 millones de barajas al año). Esta última es la favorita en casinos, puesto que dicho material tiene un retorno mayor. Así, cuando el jugador levanta una esquina para ver su suerte ésta vuelve más rápido a su sitio, dificultando que alguien vea su mano. Ambas, pese a estar hechas de materiales distintos, comparten el mismo barniz: «Tenemos uno para el mercado nacional y otro para el internacional. El de España y el de casinos es el mismo porque es donde más se valora la calidad y la durabilidad de la baraja».Con la Fábrica de la MonedaComo en el caso de la maquinaria, los componentes de este «barniz amarfilado», que introdujo de forma revolucionaria Heraclio Fournier a finales del siglo XIX, son secretos . De hecho, el ‘know how’ completo está dividido. No solo por la cantidad de pasos a seguir en la elaboración, sino para mantener la fórmula: «Los trabajadores (actualmente 80 en la fábrica de Vitoria) piensan en códigos». Los plásticos, las cartulinas… se alojan en una cámara donde se controla su humedad y temperatura, porque carta abombada es carta marcada. En otras, también con condiciones especiales, se guardan las tintas, entre las que hay algunas específicas, invisibles , que se tratan conjuntamente con la Fábrica de la Moneda y Timbre, dirigidas a la venta en casinos que buscan mayores garantías a la hora de evitar falsificaciones. Una vez termina la impresión y antes del corte, en el que participa la Inteligencia Artificial, se da un proceso de revisión de los pliegos, más específico también en el caso de los casinos, y que llevan a cabo las famosas ‘naiperas’. Una figura femenina unida profundamente a la de Fournier y a la de la capital del País Vasco en el último siglo, que reivindica la baraja conmemorativa presentada en el aniversario. Está dibujada a mano como la original en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad, que este año también cumple 250 años.«Ha habido casinos que trabajaban con nosotros, lo han dejado, y tras perder 20 millones en una noche nos han vuelto a llamar», dice De Gauna. Cuando uno de ellos recibe un pedido y falta un solo naipe se tienen que tirar todos a la basura . El juego, que mueve cientos de millones de euros, funciona si todos comparten unas reglas, y se trata de evitar que nadie pueda jugar con ases en la manga. Así, en el caso de España, la Policía Nacional, mediante la Comisión de Juegos, firma albaranes de entrada y salida para constatar que llegan a destino y sin perturbaciones los naipes encargados por el comprador. De izq. a drcha., baraja primitiva de la compañía. En el medio, una carta con el As de oros de 1888. Y la misma carta, con la cara del fundador ABC Mapas contra los nazis y la excepción de Podemos Entre los distintos usos que se ha dado a los naipes a lo largo de la historia, más allá de como forma de entretenimiento, figura el apartado militar. Así pasó con la encriptación de mapas para los soldados norteamericanos en el trascurso de la II Guerra Mundial. Esto se hizo con Bicycle, la baraja de póker de la USPC (The United States Playing Card Company) con quien Fournier tejió una alianza en 1986. Fue posible gracias a la composición de las cartas, que cuenta con distintas capas entre las que hay una tinta opacante para evitar que se vean al trasluz. Era ahí donde introducían las indicaciones, que los soldados podían encontrar con algo de mañana separando las láminas. Fournier no llega a tanto, pero sí ha trabajado con prácticamente todas las instituciones españolas. La Casa Real, Guardia Civil, el Ejército, los partidos políticos… «Sólo Podemos no ha hecho nunca nada con nosotros. No seremos su target», comenta De Gauna.En el transporte de un punto a otro, las cajas no son fácilmente accesibles y los palés van flejados de forma que no se puede saber qué va dentro de ellos. Además, en el caso de los casinos más pequeños, que no tienen almacenes donde se pueda regular la humedad y la temperatura, Fournier guarda los pedidos en su fábrica. Para eso, cuenta con una cámara robótica, el búnker dentro del búnker, en el que se tiene que introducir un código personalizado para cada usuario si se quiere acceder. Se prepara el pedido concreto y luego se vuelve a guardar la carga. Cartas con microchipUna preminencia por lo material, en el caso del póker, que tuvo un bajón a partir de 2008, cuando empezaron a hacerse fuertes entre los consumidores plataformas de juego digitales como Pokertstars y 888poker . La tendencia tuvo su colofón con la llegada de la pandemia, donde las restricciones por el Covid-19 afectaron a los juegos de cartas presenciales. Esta tendencia se estaría revirtiendo desde entonces. Muchos centros han implantado lo que se conoce como «livestudios». De hecho, el Gran Casino de Madrid cuenta con uno . Son sets en los que el crupier reparte cartas reales que, luego de pasar por un escáner, aparecen en la pantalla del jugador que está participando desde su dispositivo electrónico.Fábrica actual a las afueras de Vitoria FOURNIERLa adaptación al medio por parte de Fournier es notable en este caso, pues muchas de estas barajas, que cuentan con un código que transfiere los datos de lo virtual a lo digital , son de la compañía. No es el último de los avances. También desarrollan naipes que llevan un microchip RFI (Radio Frequency Identification) en su interior, buscando su completa trazabilidad. La cuestión es que hoy en día «hay pocos casinos que puedan pagar» esta tecnología.

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