Una experta financiera: «Nunca pago a mis hijos por hacer los deberes ni por las tareas domésticas que tienen asignadas

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Una experta financiera: «Nunca pago a mis hijos por hacer los deberes ni por las tareas domésticas que tienen asignadas

Todo empezó con unos cromos de fútbol. «Hace unos años, mi hijo mayor quería hacerse una colección, y día sí y día también me pedía que se los comprara. Y yo lo hacía. ¿Qué pasó? Que cuando empecé a decirle que no le compraba más cromos, llegaron los conflictos. Porque mi hijo pedía y pedía , y nunca tenía bastante. Y la que tenía que regular desde fuera sus deseos era yo. Entonces decidí cambiar esta situación. Me propuse ayudarlo a responsabilizarse de su dinero y a tomar decisiones sensatas», relalta Sara Vicent, autora de ¡Con el dinero no se juega! (Amat) .En ese afán de ofrecerle una educación financiera sólida, Vicent aprovechó todo lo que había aprendido como docente y también durante los años anteriores de crianza respecto de neuroeducación, la psicología y la comunicación padres-hijos. A la vez, empezó a mejorar su formación en finanzas personales. «Al unir educación y finanzas vi que había ciertas herramientas muy potentes que podía aprovechar, y poco a poco construí un método de educación financiera que ha dado muy buenos resultados, y que se encuentra en mi libro», explica.Noticias relacionadas estandar No Primera Comunión: ¿Es conveniente regalar dinero a un niño? Laura Peraita estandar No Preguntan a jóvenes de España cuánto dinero tienen ahorrado en el banco y responden con total sinceridad: «Los sueldos son bajos» Jorge Herrero’¡Con el dinero no se juega!’ porque no da la felicidad, pero contribuye mucho.¡Cierto! Una buena salud financiera contribuye a que podamos vivir una vida más tranquila. De hecho, las finanzas personales tienen un impacto directo en la salud global de las personas. Un estudio publicado por la OCDE pone de manifiesto que las personas que tienen un alto grado de estrés financiero (es decir, que sufren problemas causados por una gestión no acertada de su dinero) son más propensas a desarrollar problemas de salud y enfermedades (como migrañas, insomnio, ansiedad, depresión, dolores de espalda, úlceras de estómago, hipertensión o ataques al corazón) respecto de las personas que tienen un grado bajo de estrés financiero. De media, las personas con alto estrés financiero del estudio habían desarrollado este tipo de enfermedades en un porcentaje de un 20% superior a las personas que tenían sus finanzas en orden. Por lo tanto, dar educación financiera a nuestros hijos es evitarles posibles problemas de salud en el futuro.Al principio del libro usted recoge unas cifras que son desoladoras. El 80 por ciento de las familias no hacen presupuesto (ESADE), el 60 por ciento no ahorran, el 30 por ciento no llega bien a fin de mes y el 69 por ciento no ahorran para la jubilación. Estos datos indican que España no tiene educación o cultura financiera. ¿Por qué nosotros no y otros países del norte de Europa sí?Creo que las familias tenemos muy presentes ciertos aspectos de la educación de nuestros hijos, como la alimentación, el sueño y el descanso, las pantallas o las actividades extraescolares pero, en el día a día, olvidamos otros, entre ellos la educación financiera, probablemente porque a nosotros tampoco nos enseñaron de manera estructurada a gestionar el dinero. Quizá nuestros padres hacían hincapié en la importancia de ahorrar una parte de nuestra paga, pero no nos enseñaban a tomar decisiones con el dinero, a priorizar, a posponer la recompensa, a tolerar la frustración, etc.Además, en cierto modo, continúa siendo un tema tabú.De hecho, las familias españolas continúan olvidando la educación financiera de sus hijos, al menos hasta los 12 años o hasta que, al llegar la adolescencia y empiezan a pedir dinero para salir con los amigos, las familias se encuentran cara a cara con este tema. Durante la fase de investigación para la escritura de mi libro ¡Con el dinero no se juega! realicé una encuesta en la que pregunté a padres y madres con hijos entre 6 y 12 años si educaban financieramente y más de la mitad reconoció que no directamente. Además, al preguntarles cuál era su mayor dificultad para educar financieramente a sus hijos, un 51% me respondió que no se había planteado este tema (y, por lo tanto, no eran conscientes de que podían -y debían- hacerlo). Y entre las familias que sí que veían que la educación financiera de sus hijos era un aspecto del que debían ocuparse, sus principales obstáculos eran que no sabían cómo llevarla a la práctica, qué herramientas utilizar, o qué paso a paso debían seguir. En definitiva, vemos cómo las familias españolas aún tienen el reto de dar una buena educación financiera a sus hijos.En general, las familias españolas gastan más de lo que ingresan y acaban endeudados y sin ahorro. Y encima trasladan esa relación con el dinero. Todo son comentarios como ‘qué cara es la vida’, ‘no tengo dinero’… etc. O directamente, no se habla de dinero en absoluto y parece que ‘cae’ de los árboles.Es verdad que estos comentarios se escuchan frecuentemente. Pero vamos con algunas cifras que nos pueden ayudar a poner contexto: Entre noviembre de 2021 y junio de 2022 la Funcas llevó a cabo un estudio sobre el papel que varios agentes sociales (familia, centros educativos, medios de comunicación, instituciones financieras) tienen en la educación financiera en España. Y algunas de las conclusiones principales de este estudio dan qué pensar: Las familias se atribuían a sí mismas la responsabilidad principal de la educación financiera de los hijos, aunque, paradójicamente, la mayoría (55%) afirman que no hablan en casa suficientemente de dinero.Niños, adolescentes y jóvenes conversan poco con sus madres y padres sobre cuestiones como los ingresos domésticos o los impuestos que paga la familia. Sobre los gastos del hogar y los asuntos de interés económico general se habla en alguna mayor medida. Las madres declaran tratar estos temas con sus hijos más a menudo que los padres. Y existe la particularidad de que la menor frecuencia de estas conversaciones la reconocen las madres y padres con niveles educativos e ingresos más elevados.En esta línea, ¿cómo vamos a enseñar a nuestros hijos sobre finanzas si somos nosotros mismos los que lo hacemos mal?Es cierto que puede que muchos de los lectores sientan que les faltan conocimientos sobre conceptos como ingresos pasivos, inversiones, liquidez, valor neto y un largo etcétera. Y es totalmente necesario que las familias aprendan sobre aquellos temas en los que no tengan la formación necesaria. Ahora bien, desde mi punto de vista, para educar financieramente a nuestros hijos de 3 a 12 años no hemos de ser economistas, sino que solo necesitamos cuatro conceptos básicos. Literalmente. Estos conceptos son: ingresos, gastos, ahorro y gestión consciente del dinero. Hará falta, eso sí, completar estos conceptos con otros que se refieren más bien a la mentalidad sobre el dinero, o a ―digamos― una serie de buenas prácticas relativas a las finanzas personales. Pero si les enseñamos de manera sólida estos cuatro conceptos y, además, los acompañamos de la mentalidad adecuada en relación con el dinero (la cual puede variar según cada familia), ya tienen una base muy sólida para continuar avanzando y aprender más (deuda, inversión, etc.).De hecho, te contaré una anécdota de una madre, lectora de mi libro, que puso en práctica mi método de educación financiera con sus hijas de 12 y 7 años. Ella me contaba que, antes de leer mi libro, habitualmente llegaba a diciembre y le costaba mucho que sus finanzas familiares no se le fueran de control, ya que con los regalos de Navidad, Reyes, etc., acostumbraba a entrar casi en números rojos. Pero empezó a leer el libro en octubre y se aplicó a sí misma una de las herramientas que propongo, la de la lista de deseos. Y me contó, muy satisfecha, que ese año había llegado diciembre con una situación financiera completamente diferente a la de otros años, puesto que la lista de deseos le hizo ver la cantidad de compras por impulso que realizaba habitualmente y que aquella vez no llegó a consumar.Supongo que, para empezar, tenemos que hacer primero los padres un cambio de mentalidad y formarnos, porque nos faltan las bases.Efectivamente. Creo que ese paso adelante para cubrir la base de nuestra educación financiera es fundamental. Hoy en día tenemos muchos recursos a nuestro alcance para hacerlo: libros, podcasts, medios de comunicación, etc. Y diría más: aprender a gestionar nuestras finanzas para poder darles a nuestros hijos una buena educación financiera es uno de los mejores regalos que podemos hacerles. Porque el dinero está presente en nuestras vidas a diario, y todos los días tomamos decisiones con él, de manera consciente o inconsciente. Y nuestros hijos tendrán que gestionarlo inevitablemente en un futuro cada vez más próximo. Así que enseñarles a gestionar su dinero de manera autónoma, responsable y eficiente, ahora que viven con nosotros y podemos acompañarlos, es una decisión muy acertada.Resulta evidente que hay que hablar de dinero desde pequeños pero, ¿cómo se les enseña el valor del dinero? Normalmente están muy ajenos a la realidad de los números en un hogar.¡Cierto! Los datos ayudan muchísimo, porque son realidades empíricas y objetivas. Y el cerebro de nuestros hijos, que está en desarrollo, aprende mejor cuando hacemos que conceptos abstractos como el dinero se materialicen en realidades de la vida cotidiana.De todas formas, ¿cómo se hace esto sin crearles tampoco una preocupación extrema por el dinero? ¿O, por contra, es recomendable implicarlos en lo que cuestan el cole, las extraescolares, la comida?Pues creo que, mientras viven con nosotros, tenemos la oportunidad de acompañarlos en su educación financiera y de modular estos aprendizajes. Podemos responder sus preguntas, con naturalidad y adaptando las respuestas a su edad y a su grado de maduración. No se trata de agobiar , pero sí de aprovechar situaciones de la vida cotidiana, como la compra semanal, por ejemplo, para introducir hábitos muy necesarios para tener esa salud financiera que comentábamos al inicio: enseñarles a comparar productos y a escoger los que son más adecuados para nosotros, hacer una lista de la compra y ceñirse a ella, etc.¿Cómo utiliza la neuroeducación para explicar los aspectos financieros a los niños? ¿Cuál es la técnica? ¿Cómo enseñas a que los niños pongan en marcha las funciones ejecutivas y dejen tiempo a la reflexión, cuando todavía no está tan desarrollada esa parte del cerebro? ¿Cómo utiliza la neurociencia según las edades?En ¡Con el dinero no se juega! aprovecho mi formación pedagógica y en neuroeducación (he sido docente durante algunos años de mi trayectoria profesional) para aplicarla a la educación financiera. Las funciones ejecutivas son habilidades mentales complejas que se encuentran en una parte específica del cerebro: la corteza prefrontal. Y van madurando poco a poco, a medida que el niño va creciendo. A diferencia de otras partes del cerebro (que son innatas e inconscientes), en el desarrollo de la corteza prefrontal y de estas habilidades el ambiente y el entorno educativo (principalmente, la familia y la escuela) tienen un papel muy importante.Algunas de las funciones ejecutivas del cerebro, aplicando los ejemplos a la educación financiera serían, por ejemplo, el análisis, con el que el niño aprende a ser consciente de cuál es su situación en general, su punto de partida, y también su situación financiera: ¿cuánto dinero tengo actualmente?, ¿en qué suelo gastarme el dinero? Otro aspecto sería la reflexión: «¿estoy gestionando bien mi dinero?». También la planificación, que consiste en decidir dónde quiere que vaya su dinero (¿un objetivo concreto de ahorro?, ¿un gasto que quiere hacer?); el hecho de priorizar, que consiste en establecer, por orden de importancia, aquellas acciones que quiere llevar a cabo, o los gastos que tiene previsto hacer; y el posponer la recompensa, que significa ser capaz de diferir hacia el futuro un beneficio o un placer que podría obtener de manera inmediata en el presente.La clave aquí radica en el hecho de que el desarrollo de estas funciones ejecutivas tiene beneficios no solo en la educación financiera del niño, sino que, al tratarse de habilidades cerebrales, repercuten positivamente en los otros aspectos de su vida.¿Podría poner algunos ejemplos de cómo se traslada este aprendizaje?Claro. Con educación financiera el niño aprende a posponer la recompensa cuando no gasta el dinero de su paga ahora y lo guarda para poder comprarse dentro de unos días o semanas ese nuevo lego que tanta ilusión le hace. Pero, al mismo tiempo, haber aprendido a posponer la recompensa le permite entender (y aceptar mejor) en su vida cotidiana que, para poder ir a jugar, primero ha de acabar los deberes. O que, con educación financiera, el niño aprende a marcarse objetivos cuando ahorra para conseguir el dinero suficiente para comprarse un juguete o un libro. En su vida cotidiana, el niño se marca el objetivo de aprender a tocar un instrumento o de hacer deporte y entrenar con su equipo de baloncesto o de fútbol y persevera para conseguirlo.A hora que llegan las vacaciones, y llega la paga extra (que muchas familias se gastarán íntegra o pedirán créditos si no les llega). ¿No es un buen momento para hacer la reflexión en casa con los menores?Es un momento muy propicio, sí. Aprovechando que durante las vacaciones solemos tener más tiempo para estar con nuestros hijos, podemos realizar varias acciones que pueden contribuir a su educación financiera. Antes de irnos de vacaciones, podemos establecer qué presupuesto de gastos tenemos como familia, para poder gestionar ese dinero de manera consciente y evitar gastos innecesarios pero que puedan hacer mella en nuestra economía.Ahora que viene la temporada de rebajas, ¿qué tres preguntas nos tendríamos que hacer en voz alta delante de los menores? La primera sería: «Esto que quiero comprar, ¿realmente lo necesito? ¿O simplemente me gusta mucho aquí y ahora?». La segunda es: «¿En casa ya tengo algo que puede hacerme la misma función?». Y la tercera, pero no menos importante: «¿Cuándo vuelva a casa, lo utilizaré? ¿O sólo me será útil en estas vacaciones?». Con todo ello le estamos enseñando a nuestro cerebro a aplicar las funciones ejecutivas a nuestras finanzas, de manera que evitamos caer en decisiones que vayan en contra de nuestra buena salud financiera.En definitiva, llega el verano, y parece una buena época para iniciar nuestra RE-EDUCACIÓN financiera familiar.Diría que cualquier momento es bueno para empezar, pero coincido con que el final de curso puede ser una ocasión muy interesante para hacerlo. En relación con la educación financiera de nuestros hijos, yo recomendaría a las familias empezar con 3 acciones:1. Darles la paga, con el objetivo de que aprendan a gestionar su dinero de manera autónoma y responsable, de que tomen pequeñas decisiones y experimenten las consecuencias de éstas.2. Enseñarles a llevar un control de ingresos y gastos , por escrito, para que así adquieran el hábito de gestionar su dinero de manera consciente. Esto les permite aprender a evaluar su situación financiera y a tomar las mejores decisiones para ellos.3. Leer con ellos libros y cuentos que hablen sobre la gestión del dinero. ¡La lectura es una apuesta segura! ¿Por qué? Porque es una herramienta transversal y que pueden poner en marcha independientemente de la edad que tengan los hijos (de 3 a 12 años). También porque, al leer juntos y dedicarles ese ratito, se establece un vínculo emocional que estrecha los lazos familiares. Asimismo, esta conexión emocional también consolida el aprendizaje, como nos dice la neurociencia: cuando el aprendizaje se realiza con una implicación emocional (como sería leyendo con mamá o con papá), queda mejor fijado en el cerebro y este hecho aumenta las posibilidades de que se utilice posteriormente. La cuestión es que se crea un clima de confianza y la lectura actúa como canal de comunicación con tu hijo: te pregunta sus dudas, surge la conversación, etc.MÁS INFORMACIÓN noticia No «Los niños aprenden de la relación y de los traumas de sus padres con el dinero» noticia No La eterna asignatura pendiente de la cultura económica noticia No Dinero, ahorro, gasto… Un MBA infantil para aprender a invertir desde la más tierna infancia noticia No Créditos rápidos: la trampa silenciosa en la que caen muchas familias noticia No Fotos de alumnos en el Instagram del colegio: ¿publicidad encubierta? noticia No El cerebro de tu hijo no se detiene en verano: así puede seguir trabajandoTambién es el momento en el que los niños reciben las notas. Algunos padres ‘pagan’ a sus hijos, pero creo que usted sostiene que esto es un error y que los aspectos académicos hay que dejarlos de lado.Sí, totalmente de lado. Desde mi punto de vista, herramientas como la paga tienen el objetivo de enseñar a nuestros hijos a gestionar su dinero de manera autónoma, responsable y eficiente. Las notas, los deberes, o las tareas de la casa que son responsabilidad de nuestros hijos (como hacerse la cama, vestirse solos, poner y quitar la mesa, etc.) han de quedar apartadas de la educación financiera, porque pertenecen a otra esfera. Yo nunca pago a mis hijos por hacer los deberes ni por llevar a cabo las tareas domésticas que tienen asignadas.

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