Donald Trump celebró este martes el cese de hostilidades que había acordado con Israel e Irán la noche anterior. «El alto el fuego está en vigor y creo que lo vamos a mantener durante mucho tiempo», aseguró. El presidente de Estados Unidos lo comunicaba camino de la cumbre de la OTAN que se ha celebrado en La Haya, en medio de una tregua que ya se ha considerado confusa y caótica, debido a las violaciones cometidas por estos dos enemigos históricos nada más iniciarse. Horas antes, al pie del helicóptero presidencial en Washington, Trump abroncó a los dos países con evidentes señales de indignación: «No saben qué carajo están haciendo». Poco después, el multimillonario neoyorquino mostró su disgusto y reprendió de nuevo a Israel e Irán, poniendo la vista en el pasado. «Ambos han estado luchando durante tanto tiempo y tan duramente que no saben qué cojones están haciendo, ¿entienden eso?», se preguntaba ante los periodistas apostados en el jardín de su residencia. Comentó después que estaba «realmente descontento» con el primero: «No me gustó que Israel descargara misiles justo después de que cerráramos el acuerdo. No tenían que haberlo hecho, no me gustó que la represalia fuese tan fuerte. Descargó demasiados misiles y oigo ahora que lo hizo simplemente porque sintió que sus derechos fueron violados por un cohete que no impactó en ningún sitio. Eso no es lo que queremos». Además, en un mensaje en su red social, Truth Social, advirtió directamente al presidente Benjamín Netanyahu: «No tires esas bombas. Si lo haces es una enorme violación. Trae tus pilotos a casa, ¡ahora!».Noticia Relacionada estandar Si La diáspora iraní, entre la espada y la pared: «Necesitamos un cambio de régimen, pero no así» José Ignacio de la Torre Los familiares en el extranjero se mueven en una fina línea entre el rechazo al régimen y la condena a EE.UU. e IsraelLa bautizada como «guerra de los 12 días», sin embargo, no es más que el último episodio del odio mutuo que se profesan Irán e Israel desde hace casi medio siglo. El 22 de abril de 1979, pocos días después de que triunfara la Revolución Islámica, el ayatolá Jomeini declaró públicamente en Teherán: «El régimen corrompido de Israel debe ser aniquilado». Un mensaje de bienvenida violento con el que el nuevo líder iraní quería marcar la línea principal de su mandato: no permitir que Israel y quienes los apoyaban ampliasen su influencia en Oriente Próximo, después de décadas controlando cada vez más territorio a costa de Palestina. La revoluciónLa hostilidad comenzó con el derrocamiento del Sha Reza Pahlevi por parte de Jomeini a comienzos de 1979 y hoy está viviendo su momento de mayor tensión con el reciente intercambio de misiles entre ambos países. Todo comenzó el viernes 13 de junio, cuando Israel atacó a Irán por sorpresa. Unos 200 aviones de su Fuerza Aérea lanzaron 330 municiones sobre unos 100 objetivos durante la noche, alcanzando seis ciudades iraníes, entre ellas Teherán, y la instalación nuclear de Natanz. Al menos 20 altos mandos del régimen murieron, entre ellos el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y altos dirigentes de la Guardia Revolucionaria.Poco después, una serie de agentes del Mossad, el servicio de inteligencia israelí, infiltrados en territorio iraní llevaron a cabo una serie de misiones de sabotaje encubiertas, dirigidas contra los sistemas de defensa aérea del país. Otros ataques israelíes alcanzaron el aeropuerto militar iraní de Tabriz y la ciudad santa chií de Qom. Según el enviado de Irán ante la ONU, fallecieron 78 personas y más de 320 resultaron heridas, la mayoría de ellos civiles.Irán respondió disparando unos 100 drones contra Israel. Una salva posterior de misiles iraníes alcanzó a Tel Aviv en la noche de ese mismo viernes. El Gobierno de Netanyahu aseguró que la mayoría de los misiles fueron interceptados o no alcanzaron sus objetivo, pero los ataques entre ambos continuaron al día siguiente con nueve israelíes muertos por 60 iraníes. Estos últimos, al derrumbarse un bloque de apartamentos de 14 plantas tras una nueva ofensiva que continuó con el bombardeo de la sede del Ministerio de Defensa iraní y al cercano depósito de petróleo de Shahran.AhmadineyadHace veinte años, el rencor expresado una y otra vez por Jomeini mientras estuvo en el poder continuó vigente. Prueba de ello es que el discurso de investidura que el ayatolá dio en 1979 tenía muchas semejanzas con el que Mahmud Ahmadineyad pronunció nada más subir al poder en 2005: «Israel debe ser borrado del mapa» , aseguró el presidente íraní, según la información de ‘The Guardian’. Y continuó: «Cualquiera que reconozca a Israel arderá en el fuego de la furia de la nación islámica, mientras que cualquier líder islámico que reconozca al régimen sionista implica reconocer la rendición y la derrota del mundo islámico». Y, finalmente, pidió «un mundo sin sionismo».Lo cierto es que, hasta 1979, Irán mantuvo buenas relaciones con Israel e, incluso, obtuvieron beneficios mutuos. El primero, por ejemplo, gozó de la ayuda de numerosos instructores agrícolas y expertos en diversas áreas profesionales, mientras que el régimen israelí recibió la seguridad y tranquilidad de que no estaba totalmente aislada en la región. Sin embargo, la revolución iraní estuvo a punto de acabar con los Acuerdos de Camp David firmados un año antes entre el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter; el primer ministro israelí, Menájem Beguin, y el presidente egipcio, Anwar el-Sadat, que trajeron la paz en Oriente Medio La amistad que había durado casi dos décadas. Veinte años en los que hubo una buena colaboración comercial, estrechos lazos políticos y, sobre todo, una gran cooperación de sus servicios secretos. Para Israel había sido muy provechoso contar con un país como Irán para obtener valiosa información en la zona donde su presencia era continuamente rechazada. De hecho, cuando el último representante del Mossad en Irán, Eliezer Tsafrir, tuvo que abandonar el país, la sensación fue que se cerraba un capítulo clave en la historia de Oriente Medio.Alemania naziCon la caída del Sha en 1979, Carter, Beguin y el-Sadat perdieron a su mejor aliado en la zona, e Israel vio la llegada de Jomeini como un obstáculo para la paz con Egipto. Y con el ascenso de Ahmadineyad con el 61,69% de los votos, las hostilidades adquirieron un nuevo empuje. El presidente iraní comenzó negando abiertamente el holocausto de Hitler y terminó convirtiéndose en el único mandatario del mundo que llamaba abiertamente a destruir a otro país de la comunidad internacional.A lo largo de todos estos años, Israel no ha dejado tampoco de proferir amenazas contra Irán en boca de sus políticos más importantes. En 2006, el aspirante a presidente Shimon Peres declaró en Army Radio que «el presidente iraní debería recordar que Irán también puede ser borrado del mapa». Dos años después, ya como máximo mandatario del país, comparó en ‘The Jerusalem Post’ la amenaza nuclear iraní con la Alemania de Hitler y afirmó que el fanatismo de Irán convierte este aspecto en una «pesadilla para el mundo». «En cierto modo, es más complicado que en la época de los nazis, ya que Hitler no tenía una bomba nuclear», añadió. En 2007, cuando era primer ministro, Benjamin Netanyahu ya comparaba a su actual enemigo con «la Alemania de 1938, pues corre hacia las armas nucleares y luego empezará una guerra mundial». E insistía un año después: «El régimen iraní está movido por el fanatismo. La lucha contra Irán es el enfrentamiento de la civilización contra la barbarie». El cambioEsta guerra fría dio un vuelco en 2021, cuando Israel acusó a Irán de estar detrás de los ataques contra buques israelíes en el golfo de Omán. Irán, por su parte, responsabilizó a su contrario de desencadenar unas ofensiva contra sus barcos en el mar Rojo. Dos años después, tras los ataques del 7 de octubre de 2023 de Hamás y la ofensiva militar masiva lanzada por el Ejército israelí en Gaza como respuesta, diferentes gobiernos advirtieron del peligro de que el conflicto provocara una reacción en cadena en Oriente Próximo, sobre todo, entre los dos países en conflicto ahora, dados los antecedentes aquí mencionados. Hasta abril de 2024, tanto Irán como Israel evitaron desencadenar un combate a mayor escala, pero cambió con el lanzamiento ese mismo mes de decenas de drones y misiles por parte de Teherán con su eterno enemigo. Se trataba de una respuesta al ataque israelí contra su sede diplomática en Damasco, que provocó 13 muertos, entre ellos algunos de los más destacados altos mandos iraníes, como el general de la Guardia Revolucionaria Mohammad Reza Zahedi y su adjunto, Hadi Haji-Hajriahimi.El Ministerio de Exteriores iraní prometió «un castigo al agresor» y su embajador en Siria, Hossein Akbari, anunció que la respuesta sería «decisiva». Esta se produjo el 13 de abril e Israel respondió con otro ataque en suelo iraní el 19 de abril. La tensión era máxima, pero fue la ofensiva aprobada el 13 de junio por Netanyahu lo que elevó esta antigua enemistad a niveles que no se habían visto desde hace décadas.

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