El Chelsea y el Palmeiras son los dos primeros cuartofinalistas del Mundial de Clubes. Los brasileños echaron a Botafogo , campeón de la Libertadores, gracias a un gol de Paulinho en la prórroga, y los ingleses vencieron a un Benfica sin Carreras, que no jugó ni uno solo de los 120 minutos. Ganaron en la prórroga, tras un partido interminable de 4 horas y 41 minutos, como si aquello fuera la final de Roland Garros entre Nadal y Sinner . Otra vez los rayos pararon un partido (quinto del Mundial que sucede algo así) y, en este caso, con premio para el Benfica , que empató a la vuelta y forzó treinta minutos más. Pero acabó ganando el mejor. Un Chelsea que no podrá contar en cuartos con Caicedo, por acumulación de amarillas, y Badiashile, que se marchó lesionado.La primera mitad tuvo un claro color azul. Oscuro, del Chelsea, y celeste, de los asientos del Bank of America de Charlotte. Apenas 25.000 espectadores para un aforo de 75.000. Es evidente que los partidos sin equipos suramericanos y centroamericanos y, claro, sin Real Madrid, City y PSG, están pasando de soslayo por el torneo. Aviso a la FIFA para la edición de 2029.Dominio claro del Chelsea en esos 45 minutos iniciales, ante un Benfica que apenas pasó del centro del campo, lo que obligó a Di María a reconvertirse en centrocampista para poder tocar alguna pelota. Mientras, los londinenses acumulaban posesiones y ataques, pero le faltaba contundencia en el remate y, delante, se encontró con un Trubin sensacional.El ucraniano hizo dos paradones. Uno, en el 20, a Palmer, en un disparo seco del inglés que sacó el guardameta con su mano derecha. Otro, en el 38, a Cucurella , que apareció como extremo en el área y, ante la salida de Trubin, estrelló su disparo en el brazo diestro del portero del Benfica. El lateral español había tenido otra más clara veinte minutos antes. Un disparo con pierna derecha que acabó sacando Antonio Silva en la misma raya de gol con un oportuno despeje de cabeza. La cara del discutido presidente Rui Costa, sentado en el palco mientras aguantaba el duro sol de Charlotte directo sobre su la cara, reflejaba el mal partido de su equipo, salvado al descanso por la actuación de Trubin .Pero si hay un deporte veleidoso, ese es el fútbol. Todo lo que le dio Trubin al Benfica, se lo quitó en una mala decisión en el 64. En un inicio de segunda mitad idéntico a la primera, con los portugueses anclados en bloque bajo ante un Chelsea superior, pero sin puntería, la recompensa la encontraron los de Maresca en una falta lateral.La botó James, a pierna cambiada, desde zona izquierda, y la puso pegada a la base del palo derecho de Trubin. El ucraniano estaba bien colocado, esperando el centro, como sucede en el 99’9% de esas acciones, pero el carrilero inglés detectó una fuga en la barrera lusa. Solo un hombre, tentación para esquivar el pase y probar fortuna. Y la encontró. 1-0.Con el marcador en contra y la soga de la eliminación en la nuez del Benfica, los portugueses se fueron por fin hacia arriba. No tenían nada que perder, pero apenas generaban y el tiempo se consumía, hasta que en el 85 una amenaza de tormenta eléctrica decidió convertir este Benfica-Chelsea en el partido interminable. Vincic mandó a los jugadores a los vestuarios y el parón se alargó dos horas, lo que provocó que la mitad de los escasos 25.000 espectadores se marcharan a sus casas. Seguro que tenían mil planes mejores.A las 19.48 de Charlotte comenzaron esos cinco minutos finales, que acabaron siendo seis de prolongación. Bueno, seis más tres. Y más treinta. En el 92, una falta botada por Di María y rematada por Belotti, impactó en el brazo de Malo Gusto. Lo hizo involuntariamente. De hecho, estaba de espaldas, y ni siquiera vio rematar al italiano, pero como el fútbol moderno se ha convertido en un fútbol idiota, el VAR llamó a Vincic y el esloveno señaló la infracción por apertura del brazo. Di María anotó el penalti. Disparo rasito y al centro. 1-1 y a la prórrogaEn el tiempo extra, el Chelsea se dio cuenta que había regresado del parón adormilado, pero no lo hizo hasta que pasó una mitad. En el primer acto de la prórroga, el Benfica estuvo cerca del 2-1, pero ahí estaba Rober Sánchez para espabilar a sus compañeros. Despertaron por fin desde el 105, con el Benfica fundido y muy errático en la salida del balón. Primero Nkunku, luego Pedro Neto y, finalmente, Dewsbury-Hall colocaron el 4-1 definitivo. El Chelsea, a cuartos. El Benfica eliminado y el ‘fideo’, adiós a Europa. A sus 37, regresa a Argentina.

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