España pelea bien, pero no remata. Nuestro atletismo dispone de un bloque sólido y es verdad que dejó atrás aquellos años en que luchaba con ansiedad por incrustarse entre las 8 mejores naciones de Europa y no lo conseguía. Ahora se codea con las mejores del continente, las mira a la cara e incluso se asoma a la lucha por el podio con arrojo y carácter. Pero no ha conseguido rematar el trabajo. El sexto puesto logrado en Madrid, en un fin de semana abrasador, representa un paso atrás respecto al cuarto puesto obtenido en Silesia hace dos años. Naciones como Italia, clara vencedora, o Polonia, segunda sorprendiendo a Alemania, son capaces de rendir en la pista por encima de lo esperado. Y al fin y al cabo, eso es la Copa de Europa: el reflejo de la competitividad en el tartán por encima de la frialdad de las marcas que recogen los rankings.La brutal, descarada victoria de Jaël Bestué en el doble hectómetro fue toda una metáfora. El atletismo español muestra una potencia creciente en especialidades que no han sido su fuerte históricamente. Las velocistas españolas, esas balas naranjas que han irrumpido este año con insolencia, están volando cada vez con mayor rapidez y su impacto se percibe a nivel global en la selección como una suerte de efecto dominó. La barcelonesa Bestué se situó este domingo como líder europea evidenciando el creciente impulso de España en las pruebas rápidas.La otra gran velocista de España es Paula Sevilla, una mujer empujada por el destino hasta los 400 metros, una distancia que no ama. La manchega es un comodín que refuerza cualquier equipo de relevos, sea cual sea la distancia que se le exija. Es una atleta de raza.Mohamed Attaoui, el ochocentista de Torrelavega, ha sido el otro gran embajador de España en Vallehermoso. Su victoria del viernes, incontestable, indiscutible, mantiene el tono, tradicionalmente elevado, de nuestras carreras de mediofondo. Pero su victoria no bastó para catapultar a nuestra selección al podio.La realidad es que España pudo haberlo hecho mejor sobre el tartán kiwi de Vallehermoso. Demasiadas ausencias de lujo cuando aspiras a luchar por el podio. La lesión de la jabalinista Aguilar, la maltrecha rodilla de Jordan Díaz o la ausencia de Peleteiro, aún no explicada con claridad, costaron un buen ramillete de puntos a nuestra selección.El tórrido fin de semana vivido en Vallehermoso (el inicio de las pruebas se debería haber retrasado al menos dos horas) se cerró con un balance agridulce para nuestros atletas. Quizá es éste un buen momento para reclamar a la Federación Española de atletismo un cambio estético: que se ponga fín a esta era de las camisetas nacionales con aire neerlandés. Que vuelva el rojo de España.

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