Para Miguel Castrillo, responsable de equipo de diseño y experiencia de usuarios de Repsol, la llegada de las vacaciones escolares no supone un problema. Tiene dos hijos, de 2 años y de 7 meses, y desde el mes de junio su empresa activa medidas de conciliación añadidas a las que disfrutan el resto del año. «Nuestra jornada es intensiva hasta el 30 de septiembre y se reduce a una media de seis horas al día. Además, nos conceden flexibilidad para entrar entre las 7.30 horas y las 9.30, lo que me facilita muchísimo llevar a mis hijos a la guardería. Salgo sobre las 15.30 horas y voy a buscarles, lo que me permite disfrutar con ellos toda la tarde y no perderme el tiempo de juegos, baños, cenas…, lo que me llena gratamente». A su lista de medidas para conciliar añade que dispone de un 60% de teletrabajo. «Podemos elegir los días en función de las necesidades porque fuera de la vida profesional puede haber imprevistos como que el niño se levante malo, que haya una avería en casa…».Asegura con orgullo que el presidente de Repsol decidió no hacer reuniones a partir de las cinco de la tarde y, además, «cuando se termina la jornada laboral, tenemos derecho a la desconexión digital; es decir, a no contestar mails. Nadie nos lo puede echar en cara porque hay una cultura en la empresa establecida. Lo mejor –apunta– es que esta cultura se ha extendido entre todos los empleados de todos los niveles y departamentos, por lo que ningún trabajador mira mal a otro por teletrabajar o coger un permiso… para atender su vida personal. Comprendemos las diferentes situaciones. Estas medidas nos ayudan a sentirnos más motivados y entregados porque nos da espacio para cuidarnos, cuidar de los nuestros, realizar deporte, aficiones…».Noticias relacionadas estandar No En materia de conciliación no debe haber ‘café para todos’ en las empresas Laura Peraita estandar No «Pero mamá, ¿cómo cuidabas tú de 8 hijos, si yo no puedo con dos?» Laura PeraitaPilar Rojas, subdirectora de Diversidad de Repsol, añade que lo importante es que las medidas para conciliar no son exclusivas de los padres con hijos, «se extienden a cualquier circunstancia con el objetivo de contribuir positivamente al bienestar emocional y físico de cada trabajador». Asegura que apostaron por la conciliación hace 15 años con un programa piloto y al observar los buenos resultados lo han ido implementando durante todos estos años. «La flexibilidad horaria y de la jornada no afecta a la productividad. Los datos son objetivos y es lo que nos demuestran. Aquí no hay café para todos, cada equipo sabe lo que necesita y se organiza a su manera. La pregunta es: ¿Por qué unas empresas sí permiten este tipo de medidas y otras no? El problema en algunas organizaciones «es que se asocia la conciliación con falta de compromiso, y es todo lo contrario. Las empresas debemos confiar en los empleados y acabar con el presentismo porque cuanto más concedes al profesional, más te devuelve. Se ve en sus resultados. Hay que confiar, darles herramientas y formación para que puedan compaginar su faceta laboral y personal con el objetivo de que logren una vida plena».Retener el talentoY es que, según un estudio de Grupo Spec , la conciliación mejora la salud mental y refuerza el vínculo entre empresa y empleados. «El verano es una oportunidad para que las empresas demuestren sensibilidad y compromiso con el bienestar de sus equipos», apunta Marcelo Dos Reis, CEO de este grupo. «Ofrecer jornada intensiva, permitir adaptar los horarios o, incluso, el teletrabajo no son solo beneficios sociales, sino herramientas para garantizar la salud mental, la motivación y el equilibrio personal de los equipos. Y en un momento en el que atraer y retener talento es clave, la conciliación puede ser una ventaja competitiva clara», concluye.Aún así, la conciliación sigue siendo un reto, sobre todo en las pymes. Así lo demuestra la última encuesta realizada por InfoJobs , al apuntar que un 35% de los profesionales que han accedido a estas medidas han experimentado consecuencias negativas. Esto representa a poco más de 1 de cada 3 trabajadores preguntados, mientras que el 10% ni siquiera solicita esas medidas por miedo a sufrirlas. Estrés o ansiedad encabezan la lista del impacto negativo por acogerse a alguna medida de conciliación, afectando al 19% de los encuestados (siendo un 22% mujeres y un 15% hombres). Le sigue el 11% de profesionales que afirma haber recibido comentarios negativos de compañeros o superiores (13% mujeres vs. 9% hombres). Otras de las consecuencias son la renuncia a oportunidades laborales (9%), un menor acceso a formación o desarrollo profesional (9%), o sentirse excluido del equipo de trabajo (8%).Un problema que se agrava por tipos de familiasSabina Galdeano Bonilla, vocal de la Junta directiva de AEAFA (Asociación Española de Abogados de Familia) , reconoce a ABC que la conciliación «es el gran problema de todas las familias porque no existe una política de conciliación real». Añade, además, que aunque el teletrabajo existe no está lo suficientemente extendido en nuestras empresas y no todos los empleados pueden disfrutar de esta medida para atender a sus hijos cuando lo necesitan, y más en meses de vacaciones escolares. «A ello se suma que no todas las familias disponen de medios económicos para contratar un campamento o a un cuidador para sus hijos, lo que complica mucho la situación y, al final, esta labor de cuidados recae en los abuelos».Para esta letrada, no se tiene tampoco en cuenta que la conciliación supone también un problema añadido en algunas estructuras familiares como son las parejas divorciadas o las familias monoparentales. «En el primer caso, cuando el divorcio ha sido muy conflictivo o judicial, nada amistoso, el reparto de los hijos durante las vacaciones es más complejo y, al final, los grandes perjudicados son los niños». Respecto a las familias monoparentales, asegura que «al recaer toda la carga en una única persona resulta mucho más complejo contar con apoyo porque se encuentran solos y, por ello, desde AEAFA, revindicamos medidas públicas para paliar este tipo de situaciones. Faltan soluciones legales en las empresas».La Federación Española de Familias Numerosas ha criticado recientemente que el Gobierno no haya aprobado aún el permiso laboral retribuido de 8 semanas, casi un año después de que expirara el plazo establecido por Europa para el cumplimiento de esta medida, dejando, un verano más, a miles de trabajadores con el problema de cómo cuidar y atender a sus hijos cuando acaba el colegio.Recuerdan desde esta organización que este permiso fue una medida del Gobierno para facilitar la conciliación y «muy útil para que las familias puedan cubrir días sueltos en estas fechas de finales de junio, pero en la práctica son muy pocos los trabajadores que lo disfrutan por el recorte que supone en la nómina, ya que no está retribuido».Este permiso supone el derecho de cada trabajador de disponer libremente de hasta 8 semanas por cada hijo menor de 8 años. Se incorporó en la reforma del Estatuto de los Trabajadores como permiso no retribuido, pero con el compromiso de que lo fuera, algo que también exigía la UE en una directiva europea de conciliación, a cumplir por parte de los Estados miembros, antes del 2 de agosto de 2024. «España no cumplió este plazo y entendemos que nuestro país fue sancionado por ello, pero lo grave es que se va a cumplir un año más y seguimos igual», destaca la vicepresidenta de la FEFN, Encarni Álvarez.Para la FEFN el Gobierno tiene un «suspenso en conciliación» porque no ha hecho los deberes en una cuestión prometida y comprometida de manera reiterada. «Y lo triste es que los que lo sufren son miles de padres y madres, que un año más se enfrentan al problema de cómo atender y cuidar a sus hijos estos días, y muchos de ellos sin recursos económicos ni apoyo familiar», apunta Álvarez. Asegura que las familias tienen que hacer encaje de bolillos para poder cuidar de los menores, bien cogiendo días de vacaciones, con apoyo de familiares o con actividades, una solución que cubre las necesidades de atención de los niños, pero que no está al alcance de todas las familias. «La conciliación cuesta; cuesta mucho dinero pagar un campamento y cuando se tienen 2, 3 o 4 hijos… el gasto es inasumible».MÁS INFORMACIÓN noticia No Legislar con perspectiva de familia, asignatura pendiente… y urgente noticia No «Las mujeres debemos actuar para poder trabajar y estar con nuestros hijos» noticia No Inma Sáenz, influencer: «Me daba ansiedad comunicar a mi jefe que uno de mis hijos se había puesto malo»Por eso, esta entidad reclama medidas reales de conciliación al alcance de todas las familias y «en especial de aquellas más vulnerables, las que no pueden costear los campamentos ni pueden permitirse faltar al trabajo si esto tiene un reflejo en la nómina en forma de recorte», concluye Álvarez.

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