Mariano Rajoy tomó la palabra en el congreso nacional del PP como acostumbra desde que se fue de la política en 2018, cuando prosperó la moción de censura que le echó de La Moncloa: arrancando risas entre los asistentes y tirando de retranca de principio a fin. Por si alguien tenía alguna duda -era difícil- brindó un apoyo absoluto a Alberto Núñez Feijóo, al que le regaló el mejor elogio posible con todos los barones autonómicos en la primera fila: «Encarna mejor que nadie lo que es este partido».Tras repasar los éxitos electorales del partido en los últimos tres años y reivindicar al PP como «uno de los referentes más sólidos del centro derecha en Europa», se lanzó a ajustar cuentas con Pedro Sánchez : «La situación política en España es muy mala, lo saben sobre todo los que nos han traído hasta aquí. Y no hay más que verles la cara que lucen últimamente», advirtió. Rajoy aseguró que «hemos visto de todo, cosas que no podíamos imaginar, disparatadas». Y continuó: «Todas arrancan desde el mismo origen: quien perdió las elecciones se dispuso a mantenerse en el poder a cambio de un chantaje constante».El mensaje a Sánchez fue muy claro: «En 2018 ya le dije que para dar lecciones hay que estar muy seguros. Si no, lo mejor es callarse. No están hoy ni estaban entonces para dar lecciones », le reprochó al presidente del Gobierno, que «tiene una ambición sin límites».Rajoy no pudo evitar referirse al caso de Leire Díez : «Nunca se había visto a una destacada dirigente socialista arropada por el secretario de Organización creando un sindicato de intereses para organizar campañas de desprestigio a jueces, fiscales y guardias civiles. Es que es alucinante. No se conocen precedentes de algo así», se despachó.Dirigiéndose a todos los cargos del PP, a los que encomendó «reconstruir la moral pública» en vista de la situación actual, cargó contra el Gobierno acusándolo de estar «endureciendo leyes contra la independencia judicial» y respondiendo a los ataques que tantas veces repite el PSOE contra el PP: «La diferencia es que unos actuamos contra la corrupción y otros lo hacen contra los jueces, fiscales y guardias civiles», remató.«No se trata de hacer un nuevo sanchismo con logo del PP», dijo el expresidente, insistiendo en el cambio que está por venir. «La democracia española debe volver a ser esa democracia modélica», reiteró a las filas populares, entregadas a los oradores de la jornada. Le había precedido José María Aznar. «España no tiene Presupuestos ni tiene elecciones. Y solo importa que no venga la derecha. Están atrincherados, a la desesperada, tratando de retrasar lo inevitable. Y ese día será el día en el que todos se irán a su casa», advirtió en otro recado a Sánchez. No dudó en cargar contra las reformas judiciales de Félix Bolaños y tampoco contra los argumentos tan repetidos por el Gobierno para defender la ley de amnistía: «Hay quien piensa que la democracia es votar y disfrutar de una especie de patente de corso sin limitación. Pero alcanzar el gobierno no faculta más que a gobernar. No sirve para apoderarte de instituciones o cambiar el régimen por la puerta atrás», zanjó.También tuvo palabras muy duras contra el Tribunal Constitucional: «No se trata de echar más leña al fuego, sino de no callarse cuando las decisiones van contra el interés general». «Y esa decisión es una auténtica mutación de la Constitución sin precedentes», recalcó, anticipando que la amnistía ha abierto paso a otra sentencia «que permita el referéndum». «¿Y por qué no?», se preguntó.

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