‘Entre neuronas y algoritmos: La adolescencia en tiempos de IA’, ha sido el título de la conferencia que la Doctora en psicología Silvia Álava Sordo impartió en la XII edición del Congreso Internacional de Innovación Aplicada (IMAT 2025), organizada por ESIC University . En su turno de palabra explicó un asunto que resulta clave en la educación actual: qué está pasando con los cerebros adolescentes en la era de la inteligencia artificial. Para esta experta la IA, lejos de ser solo una nueva tecnología, representa una nueva forma de aprender, una herramienta que no es un fin en sí mismo, sino un medio para lograr otros objetivos. Sin embargo, apuntó que muchos adolescentes aún la perciben como un fin, por lo que destacó el papel esencial y responsabilidad de las familias y educadores de saber acompañar a los jóvenes, guiarlos y enseñarles a entender y gestionar su uso.La gran cuestión para esta Doctora en psicología es saber si los adolescentes tienen la capacidad suficiente, tanto emocional como cognitiva , para gestionar esta herramienta «porque la IA no tiene en cuenta los valores ni los principios y el sistema se nos puede quebrar». Noticias relacionadas estandar No Mario Alonso Puig: «Todos tenemos un potencial dormido que permite lograr lo imposible. No es que lo crea, lo he visto» Laura Peraita estandar Si Alberto Soler, psicólogo: «Los padres no deben ser animadores de ludoteca de sus hijos» Laura PeraitaPara comprender su influencia en los jóvenes, matizó que primero es esencial comprender cómo se desarrolla su cerebro. «Cuando un bebé nace, su cerebro representa apenas un 25% del tamaño que tendrá en la adultez. Este órgano ‘en blanco’ se va desarrollando mediante conexiones sinápticas, alimentadas por la estimulación y la repetición. A los dos años, ya alcanza el 75% de su volumen final, y hacia los cinco, su tamaño es prácticamente igual al de un adulto. Pero no es solo cuestión de volumen: lo que verdaderamente importa es cómo se configura internamente ese cerebro. Esa reconfiguración continua es fundamental».Explicó que durante la adolescencia, el cerebro sufre una transformación radical. Se reorganiza y se reconfigura para volverse mucho más potente y sofisticado. «Este proceso se conoce como ‘poda sináptica’, en el que se eliminan conexiones sinápticas menos eficientes y se fortalecen otras más rápidas y eficaces. Comienza en la parte posterior del cerebro y termina en la corteza prefrontal, la zona encargada de funciones ejecutivas como planificar, organizar, supervisar, tomar decisiones».Aseguró que esa corteza prefrontal es lo último en madurar, algo que no ocurre antes de los 25 años. «Hasta entonces, el adolescente atraviesa una etapa de intenso cambio emocional y cognitivo. Por eso, muchas veces se comportan de forma impulsiva o tienen dificultades para regular sus emociones. No es que no quieran portarse mejor, es que sus cerebros aún están ‘en obras’».Durante esta etapa, señaló que también se desarrollan circuitos clave para la memoria autobiográfica. Los adolescentes comienzan a hacerse preguntas profundas : ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?… «Son cuestiones que resultan necesarias para la construcción de su identidad. Sin embargo, -lamentó- cada vez más recurren a la inteligencia artificial para buscar esas respuestas, para preguntar sobre sí mismos. Aunque esta tecnología puede aportar respuestas, no debe sustituir el proceso introspectivo , ese diálogo interno imprescindible para el desarrollo personal».Silvia Álava matizó que este periodo también se caracteriza por una fuerte sensibilidad a la aceptación social. « El grupo de iguales adquiere un papel protagonista porque es el espacio donde ellos comparten emociones, construyen su identidad y experimentan vínculos profundos. Las chicas suelen madurar antes, especialmente en áreas relacionadas con el lenguaje y el control de impulsos, mientras que en los chicos, las regiones que procesan tareas espaciales y motoras lo hacen primero. Estas diferencias también explican ciertos comportamientos sociales típicos según el género».Para que este proceso de desarrollo sea adecuado, consideró que el acompañamiento adulto es vital . «A pesar de que los adolescentes puedan parecer distantes, o incluso hostiles, necesitan que los adultos de referencia —madres, padres, docentes— estén presentes, escuchen, orienten. La educación emocional, la estimulación cognitiva y la creación de vínculos afectivos positivos son pilares esenciales para ayudarles a transitar esta etapa. Además, el cerebro adolescente es especialmente receptivo a lo novedoso, lo que lo vuelve más susceptible a distracciones, impulsos y a veces, a riesgos. La sobreestimulación hormonal en zonas como la amígdala explica la intensidad emocional con la que viven todo. Esta sensibilidad, unida a una corteza prefrontal aún en desarrollo, hace que planifiquen menos y se arriesguen más. Pero también es una oportunidad , puesto que, con el entorno adecuado, esta plasticidad cerebral puede aprovecharse para cultivar capacidades, valores y habilidades duraderas».Apuntó que el cerebro humano sigue siendo neuroplástico hasta bien entrada la adultez. «Aunque durante años se pensó que nacíamos con un número limitado de neuronas, hoy se sabe que se generan nuevas conexiones a lo largo de toda la vida , especialmente hasta los 25 años. Por eso, la adolescencia es una etapa dorada para sembrar, acompañar y construir», insistió.En su opinión, los adolescentes sí pueden usar la inteligencia artificial. «La entienden, la manejan. Pero necesitan desarrollar, y que les ayudemos a desarrollar, la capacidad de pensar críticamente, de decidir con autonomía, de actuar con responsabilidad. Y eso solo puede lograrse activando y entrenando su corteza prefrontal, estimulando su curiosidad y enseñándoles a reflexionar sobre sí mismos. Porque solo así, serán capaces de convivir de forma sana con la tecnología, sin dejar que esta sustituya lo más valioso: el conocimiento de sí mismos».En cualquier caso, advirtió que los docentes y familias tienen la responsabilidad de acompañar estos procesos. «La maduración emocional no puede delegarse en lo digital. Es esencial que estos procesos se desarrollen en el mundo real para que, más adelante, la inteligencia artificial sea una herramienta complementaria y no un sustituto».familia_2022Reiteró que el papel de los profesores sigue siendo clave. «Un estudio reciente revela que el 90% de los adolescentes no creen que sus docentes sean sustituibles, aunque tengan acceso a IA que puede responder sus preguntas. Necesitan un referente humano, un ‘capitán del barco’ que les oriente. Lo mismo ocurre en el ámbito familiar. Aunque un 14% de los padres considera que la inteligencia artificial puede dar mejores consejos , el rol de madre o padre no se trata solo de dar respuestas, consiste en ofrecer un vínculo emocional, presencia, escucha y abrazos. La IA podrá tener mucha información, pero no puede ofrecer contención emocional».Además, esta Doctora en Psicología recalcó que la educación «debe centrarse en el aprendizaje, no en las notas. Es necesario fomentar el esfuerzo, el pensamiento crítico y la creatividad. Enseñar a evaluar la información, distinguir entre hechos y opiniones, y verificar fuentes confiables es más relevante que nunca, especialmente cuando la IA puede ofrecer respuestas erróneas con total convicción».Destacó que en un mundo cada vez más dominado por la tecnología y la inteligencia artificial, no basta con ofrecer herramientas digitales o entornos online, «es fundamental garantizar relaciones humanas reales y presenciales que sirvan de anclaje emocional».Mostró, no obstante, su preocupación al observar adolescentes sin un grupo de amigos reales. «Ya sea en el colegio, en el equipo deportivo o en cualquier otra actividad social, los adolescentes necesitan pertenecer a un grupo de iguales. Cuando este grupo existe solo en línea, los riesgos se multiplican: desde el desconocimiento real de los interlocutores hasta la exposición a personas adultas que pueden influir negativamente o introducir ideas patológicas».MÁS INFORMACIÓN noticia No Los mensajes erróneos que das a tu hijo cuando saca malas notas… ¡o buenas! noticia No La tierna historia de Agustín (50 años); si se porta bien tiene permiso para visitar a su madre noticia No El 70% de los jóvenes confiesa haber tenido sexo tras consumir alcoholA nivel cerebral, aseguró que el dolor de ser excluido socialmente se percibe con la misma intensidad que una amenaza física. «Por eso, cuando un adolescente se siente marginado, no está exagerando, lo que ocurre es que está experimentando un sufrimiento real. Es en este contexto donde los adultos deben intervenir no minimizando, sino validando emociones y enseñando a diferenciar quién es un verdadero amigo y cómo deben cuidarse esas relaciones. Las amistades -puntualizó-, deben ser simétricas; es decir, debe existir una relación en la que ambas partes dan y reciben en distintos momentos, manteniendo un equilibrio. Si solo uno es el que da o pide, la relación se vuelve tóxica. Es necesario trabajar con los jóvenes para que entiendan esto y aprendan a mantener vínculos saludables que fortalezcan su autoestima y bienestar mental».

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