Desde su presentación, en 2019, el programa Herenegun ha sido duramente criticado por entidades como el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) y la Fundación Fernando Buesa, que han alertado del riesgo de introducir en las escuelas un material que, a su juicio, «falsea el relato» , blanquea el terrorismo de ETA y pone en peligro la formación ética y democrática de las nuevas generaciones.El núcleo de la crítica se centra en el enfoque de los documentales y materiales didácticos que conforman Herenegun, cuya estructura narrativa, denuncian, responde a «la teoría del conflicto» y no al principio de deslegitimación del terrorismo . «Tal como dijimos cuando se presentaron los materiales, ETA mató porque quería imponer un proyecto político nacionalista vasco radical . Y, para conseguir sus objetivos políticos, produjo víctimas. Los documentales no abordan esta cuestión», explican desde Covite a ABC. De hecho, la entidad exigió en su momento la retirada inmediata de los testimonios de dos de sus miembros, Concepción Fernández y Antonio Recio, incluidos en uno de los vídeos. «No queremos que sus testimonios estén presentes en este falso relato», explicaron entonces.Noticia Relacionada estandar Si Conocer el terrorismo de ETA solo interesa a 14 de 504 centros vascos de Secundaria Gerard Bono«Haber añadido unos testimonios y acortado otros no soluciona nada. En su momento planteamos una enmienda a la totalidad de Herenegun porque toda la unidad didáctica estaba construida sobre una visión equidistante, que sigue sin desaparecer tras los cambios», lamenta la presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez. El colectivo advierte que los materiales no explican por qué existió ETA, ni cómo intentó acabar con la pluralidad de la sociedad vasca. «No se analiza que ETA quiso expulsar de Euskadi a quienes no compartían su visión nacionalista . Mató a representantes políticos no nacionalistas, a sus afiliados, simpatizantes y votantes, así como a quienes garantizaban su seguridad: policías, guardias civiles, militares y jueces».Además, Covite denuncia que en los documentales aparecen como voces válidas miembros del entorno de ETA, como el condenado por terrorismo Hasier Arraiz o la actual portavoz de EH Bildu en el Ayuntamiento de Bilbao, Jone Goirizelaia, quienes –según el colectivo– siguen justificando el pasado de la organización terrorista. «Es inadmisible que aparezca Goirizelaia justificando que la izquierda aberzale no condenase los asesinatos de ETA, o que se presente a Arnaldo Otegi como alguien que decidió apostar por las vías democráticas», denuncia Ordóñez. « El discurso de ETA sigue vivo y en los documentales aparecen quienes lo defienden, sin que haya nadie que lo rebata ni decodifique su aberración moral y política».Desde el colectivo acusan a Herenegun de relativizar el daño causado y de presentar los crímenes de ETA como un episodio más de un periodo «convulso», en vez de subrayar el carácter totalitario del proyecto político que intentó imponer la banda terrorista . Según Covite , ese enfoque contradice los principios de la Ley vasca de reconocimiento a las víctimas del terrorismo (Ley 4/2008), que deja claro que no cabe en democracia «un proyecto político de nacionalismo radical que conlleve totalitarismo identitario y exclusión por negación de la libertad de identidad».Se debe enseñar desde la ESOEn una línea similar se expresa Eduardo Mateo, responsable de proyectos y comunicación de la Fundación Fernando Buesa . «Una cuestión que nos parece fundamental es el trabajo previo del contexto histórico antes de llegar a los testimonios. H ay que explicar cómo nació el terrorismo , qué historia tiene, qué consecuencias dejó. Y esto debe enseñarse desde la educación obligatoria, en la ESO, que es por donde pasa todo el alumnado, y después complementarlo en el Bachillerato y la Universidad», sostiene.Mateo lamenta que, en lugar de una política común, la aplicación de contenidos relacionados con la memoria y el terrorismo en el País Vasco dependa casi por completo de la iniciativa de los centros y del profesorado. «Ese es uno de los grandes retos no resueltos. Seguimos dejando la enseñanza de estos temas al albur de la voluntad particular , y eso genera desigualdades muy profundas en la transmisión de la memoria», señala.La Fundación Buesa ha elaborado materiales didácticos a partir de testimonios de víctimas y familiares, incluidos cómics y documentos para el aula, y los ha puesto a disposición de los centros. «Ofrecemos recursos construidos desde la experiencia de las víctimas, i ncluso con el testimonio de nietos de asesinados por ETA , que son los más cercanos en edad a los actuales alumnos. Su integración en el sistema educativo debería ser obligatoria, no opcional», insiste Mateo.Para ambas asociaciones, el problema no radica en la falta de materiales, sino en la ausencia de voluntad política para incorporarlos al currículum. «Ya existen unidades didácticas elaboradas con el consenso de las asociaciones de víctimas y promovidas por el Ministerio de Educación. El problema es que no se aplican », concluye Mateo.Tanto Covite como la Fundación Buesa consideran que es en el País Vasco y Navarra donde este esfuerzo pedagógico resulta más urgente e ineludible. « La semilla del odio sigue existiendo . Lo que nos jugamos es que no germine en las nuevas generaciones. Por eso, falsear el relato o presentar una historia equidistante no es solo un error: es una irresponsabilidad», advierten.

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