Las purgas en la cúpula militar de China destapan una crisis de poder

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Las purgas en la cúpula militar de China destapan una crisis de poder

Algo se mueve bajo la superficie del Ejército Popular de Liberación (EPL). Si el régimen chino se caracteriza por su hermetismo, tanto más aún ahí donde toma las armas. Sin embargo, los últimos meses dejan un reguero de desapariciones, purgas, fallecimientos e incluso suicidios que evidencian una crisis en el seno del más crítico entramado de poder que sostiene al presidente Xi Jinping ; figuras caídas que en muchos casos presumían de vinculación personal con el líder.El orden de la adjetivación contiene una cautela esencial: Ejército Popular de Liberación, nunca al revés, pues al fin y al cabo este no representa las fuerzas armadas de la nación sino del Partido Comunista. Cuando los intereses de una y otro se oponen, prima el segundo. Así lo demuestran sangrientos episodios históricos como la matanza de Tiananmen . La distancia entre Ejército y Partido, por tanto, resulta íntima, apenas perceptible. Tanto es así que de entre el triunvirato de títulos que ensalzan al líder de turno –desde 2012 y hasta nuevo aviso, Xi–: presidente de la República Popular, secretario general del Partido Comunista y presidente de la Comisión Militar Central (CMC); la preponderancia máxima se la disputan el segundo y el tercero. Nada nuevo, por otro lado. «El Partido manda al fusil, no el fusil al Partido», rezaba la proclama maoísta popularizada en la guerra civil para sincopar la subordinación de la fuerza militar al poder político.Noticia Relacionada estandar Si Represión, censura y exilio: Hong Kong, el lugar que fue jaime santirso Represión, censura y exilio son el resultado de cinco años de la Ley de Seguridad Nacional impuesta por China para desmantelar los derechos y libertades del territorio. Se castigan con hasta cadena perpetua los actos subversivos, de «separatismo o terrorismo». Así acalla el pluralismoDe ahí la relevancia de los escándalos recientes, el último de los cuales atañe al almirante Miao Hua , uno de los seis miembros de la CMC. Allí ejercía de director del departamento de Trabajo Político, encargado como tal de la ideología y la lealtad dentro de las fuerzas armadas. Su ascendiente, no obstante, iba incluso más allá, pues era considerado el comisario político de Xi dentro del Ejército. Al menos hasta noviembre del año pasado, cuando fue suspendido por «graves violaciones de disciplina», término empleado como sinónimo de corrupción. Hace dos semanas, el Gobierno confirmó en un comunicado su destitución, adelantada a principios de mes por su eliminación del organigrama oficial.Misterios militaresNo es la única vacante. He Weidong permanece en paradero desconocido desde su último acto público hace ya cuatro meses, la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular. Su caso tiene aún más relevancia institucional dado que ostenta la vicepresidencia segunda de la CMC y supone, por tanto, el segundo militar del escalafón. He formaba parte también del Politburó, el organismo que agrupa a los 25 hombres más poderosos del régimen, y era considerado cercano a Miao y al propio Xi. En resumen: menos de tres años después del XX Congreso del Partido Comunista que constituyó la actual CMC, dos de sus cinco miembros electos han desaparecido. Semejante sacudida en la cúpula militar no tiene precedentes desde los tiempos de Mao Zedong y la Revolución Cultural.El escándalo ha coincidido, además, con el fallecimiento de otro antiguo vicepresidente de la CMC, Xu Qiliang . Su defunción a los 75 años ha generado sorpresa dado el aparente buen estado de salud mostrado en su última aparición en enero. «No hay indicios de que su muerte no haya sido natural, pero ocurre en medio de rumores sobre otros generales que recientemente se habrían suicidado o intentado hacerlo mientras estaban siendo investigados», apuntaba el analista Bill Bishop en su reputado boletín Sinocism. «Las purgas interminables en el EPL son señal de algo, aunque no creo que entendamos exactamente de qué». La inestabilidad viene de largo. En junio de 2024, el entonces ministro de Defensa, Li Shangfu , y su predecesor, Wei Fenghe , fueron destituidos y expulsados del Partido Comunista entre acusaciones de corrupción. En agosto de 2023, Xi relevó de improviso a los generales responsables de la Fuerza de Misiles, encargada de custodiar las armas nucleares y convencionales, también por supuesta corrupción.Caídos en desgracia Almirante Miao Hua Director del Departamento de Trabajo Político de la Comisión Militar Central y, como tal, responsable de la ideología en las fuerzas armadas. Era considerado el representante político de Xi en el Ejército. Suspendido en noviembre de 2023 por «graves violaciones de disciplina», sinónimo de corrupción. Destitución confirmada en julio de 2024. General He Weidong Vicepresidente segundo de la Comisión Militar Central y, por tanto, segundo militar en el escalafón. Cercano al almirante Miao Hua y al presidente Xi Jinping. En paradero desconocido desde marzo, su caso todavía no se ha aclarado. Ministro Li Shangfu General y titular de Defensa de marzo de 2023 a octubre de ese mismo año. Expulsado del Partido Comunista en junio de 2024. Su caída se atribuye a presuntos casos de corrupción. Había liderado la modernización tecnológica militar. General Wei Fenghe Predecesor de Li Shangfu al frente del Ministerio de Defensa entre 2018 y 2017, también miembro de la Comisión Militar Central. Entre 2012 y 2017 fue responsable de la Fuerza de Misiles, unidad implicada en varios escándalos de corrupción. Expulsado junto a Li Shangfu en junio del año pasado.«Xi ha logrado apartar a sus rivales dentro del Partido Comunista al tiempo que desviaba enormes recursos nacionales hacia la modernización del Ejército. Para evitar que unas fuerzas armadas más poderosas se conviertan en una amenaza a su autoridad, necesita garantizar la lealtad de su cúpula. Aunque la corrupción es un problema real, también parece servir como un pretexto conveniente para disciplinar al alto mando», explica Philip Shetler‑Jones , investigador del centro británico de estudios de defensa RUSI. «Las purgas parecen tener dos objetivos principales: colocar una capa de subordinados leales y alineados con la meta de Xi de modernizar las fuerzas armadas».Taiwán 2027Los continuos escándalos y el consiguiente vacío del liderazgo en el EPL generan asimismo incertidumbre sobre la disposición bélica de China, en particular respecto a una hipotética invasión de Taiwán. «Creo que es ingenuo pensar que la estrategia de Xi se detendrá por los casos de corrupción en el Ejército, porque los generales directamente relacionados con los planes de invasión no son purgados», apunta el analista independiente taiwanés Cheng-Wei Lai .El Ejército adolece, en cualquier caso, de otros problemas estructurales. En un informe titulado ‘La dudosa preparación de combate del Ejército chino’, el investigador de la RAND Corporation Timothy R. Heath argumentaba que su propósito fundamental no es librar una guerra, sino mantener al Partido Comunista en el poder, lo que da lugar a unas fuerzas armadas que priorizan la lealtad por encima del mérito. «El núcleo del sistema de controles políticos del EPL incluye comisarios políticos, comités del partido y el sistema de organización política», incidía en el texto, publicado en enero. «Estos controles están diseñados para garantizar la subordinación del Ejército a la autoridad del Partido Comunista, y todo ello se da a costa de una menor eficacia potencial en combate».«Los generales que se encargan de los planes de invasión de Taiwán no son destituidos», advierte el analista Cheng-Wei LaiQuizá consciente de ello, Xi ha ordenado acelerar la modernización y desarrollo del EPL, un elemento central en su visión a futuro. En abril, reveló la reestructuración más profunda en casi una década, con la creación de nuevas unidades independientes especializadas en operaciones cibernéticas, espaciales y de información. ¿El objetivo? «Ganar una guerra moderna», proclamó Xi, ataviado con el uniforme militar, durante el evento.El almirante estadounidense John Aquilino ya lo había advertido un mes antes, durante su declaración por escrito ante la Cámara de Representantes. «Todos los indicios apuntan a que el EPL cumplirá con la directiva del presidente Xi Jinping de estar listo para invadir Taiwán en 2027», alertaba en ella. «El fortalecimiento del EPL está ocurriendo en los ámbitos terrestre, marítimo, aéreo, espacial, cibernético y de la información a una escala no vista desde la Segunda Guerra Mundial». Pese a los sobresaltos, «el EPL aún está inmerso en el proceso de alcanzar la preparación necesaria para lanzar una operación conjunta de alta complejidad y riesgo, como la que se requeriría para tomar Taiwán por la fuerza», corrobora Shetler‑Jones . «El EPL está mejorando, pero la resiliencia de Taiwán también».Soldados del Ejército Popular de Liberación de China marchan durante el desfile militar que conmemora el 75 aniversario de la derrota nazi en la Segunda Guerra Mundial, en una imagen de archivo EFETodo ello estará a la vista el próximo 3 de septiembre. China organizará entonces un desfile militar para conmemorar el 80º aniversario del final de la II Guerra Mundial, referido por la propaganda estatal como «la victoria contra la agresión japonesa y el fascismo». Esta celebración contará con el presidente ruso, Vladímir Putin , como invitado de honor, una cortesía de ida y vuelta después de que Xi viajara a Moscú en mayo para asistir a la exhibición que festejó la victoria soviética sobre la Alemania nazi. El líder bielorruso Aleksandr Lukashenko también acudirá a Pekín.Los medios oficiales han adelantado ya los recursos exhibidos. «El país mostrará nuevas fuerzas de combate, incluidas capacidades no tripuladas, inteligentes, submarinas, cibernéticas, electrónicas e hipersónicas, además de armamento y equipamiento tradicionales». También su finalidad comunicativa. «Con ello, pretende demostrar las capacidades del Ejército chino y del sector de defensa para proteger al país y salvaguardar la paz en la región y en el mundo, especialmente en un contexto de creciente deterioro de la seguridad internacional». Sin embargo, como todos los caídos en desgracia saben, por ahora el lugar más peligroso no es el frente de batalla al que quizá se dirijan algún día, sino los pasillos del poder.

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