Rosa Rodríguez, médico de familia: «A veces, con solo ver entrar a un paciente en la consulta, sabes que algo no va bien»

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Rosa Rodríguez, médico de familia: «A veces, con solo ver entrar a un paciente en la consulta, sabes que algo no va bien»

A Rosa Rodríguez la bautizaron, a raíz de la despedida que sus pacientes del centro de salud de Adormideras (La Coruña) le brindaron, como «la doctora que todo el mundo adora». Y no es para menos. Una conversación con esta médico de familia que aprobó la oposición a principios de los 80, «cuando aún existía el Insalud» y que lleva nada menos que treinta y cinco años dedicada a su profesión, explica la envidiable conexión que trabó con sus pacientes y que la hizo alzarse con la Medalla Castelao 2025. Ella, que no se esperaba ni la despedida ni el reconocimiento, confiesa que está «en una noria» y que, pese a haber estrenado ya la jubilación, sigue yendo al centro de salud para dejar todos los asuntos bien cerrados. La semana en la que inicia un nuevo capítulo en su trayectoria, el que la alejará del día a día de la consulta en la que se labró su buena reputación, la doctora atiende a ABC para radiografiar la sanidad gallega desde dentro. Lo hace con la experiencia que otorgan tres décadas de trato diario con el paciente, y con el convencimiento de que la «continuidad médica» en caso de la Atención Primaria es clave a la hora de mejorar la asistencia. La opinión de esta médico coruñesa sobre las ventajas de tener el mismo profesional de referencia durante años no se basa solo en su experiencia personal, sino que se apoya en estudios internacionales. Rodríguez menciona uno realizado en Noruega con cuatro millones de personas que concluyó que mantener el mismo médico de familia durante 15 años disminuye el 25 por ciento la mortalidad, el 30 por ciento de las visitas urgencias y el 28 por ciento de los ingresos hospitalarios de su cartera de pacientes. «Son datos lógicos —indaga la doctora— porque tú conoces perfectamente la situación, al paciente y a su entorno. Los has visto entrar tantas veces que a veces en la consulta que solo por la manera de caminar, por la manera en cómo llega, ya te das cuenta de que algo no va bien, y eso te permite anticiparte», recalca a este diario.En íntima relación con la continuidad en el mismo puesto, y sobre la escasez de médicos en los centros médicos, Rodríguez apunta dos causas concretas que, a su entender, explican el escenario actual. En primer lugar, asume que la medicina de familia ya no resulta atractiva para los profesionales que se están formando «porque no se conoce». «El conocimiento que tienen los nuevos médicos de esta disciplina es muy escaso, porque llegan al centro de salud a hacer prácticas a veces en quinto y en sexto de carrera y se sorprenden», introduce Rodríguez, que tampoco pasa por alto los sinsabores de su labor diaria y cómo impactan en los nuevos fichajes. «Muchas veces de entrada, a los jóvenes que llegan les encanta lo que hacemos, sobre todo cuando tienes un día tranquilo. Pero cuando el día es agitado porque tienes muchos pacientes porque el compañero falta, o te mandan a una emergencia y tienes que salir y vuelves tarde… son imprevistos propios de la profesión, que a veces son los que machacan un poco al profesional», desarrolla Rodríguez.Rosa Rodríguez charla con ABC recién jubilada y tras recibir la Medalla Castelao 2025 Miguel MuñizLa otra pata del problema de la carencia de médicos, señala la doctora, es que «estamos asistiendo a una época con una cantidad de jubilaciones tremendas» . «Hay muchos médicos de familia entre los 65 y los 70 años que ahora se jubilan, y ese relevo generacional no estuvo bien previsto, porque no hay forma de cubrir todas esas plazas a corto plazo». Adelantándose a lo que está por venir, Rodríguez confía en que la situación mejore dentro de unos cinco años. «Quizás a partir de ahí —calcula— la tasa de jubilaciones empiece a disminuir, y hay que tener en cuenta que están formándose muchos médicos de familia, más que antaño».«El relevo generacional de los médicos de familia que nos estamos jubilando no estuvo bien previsto»Sobre las luces y las sombras de una profesión a la que se entregó en cuerpo y alma, la sanitaria premiada destaca las visitas a domicilio como «una labor especialmente bonita de mi trabajo», que le permitió «acompañar al final de la vida» a personas «por las que la medicina ya no podía hacer nada más, y eso, valora, «es más gratificante que realizar diagnósticos brillantes». En el capítulo de malos momentos, la doctora reconoce que la pandemia asociada al Covid fue «una situación muy dolorosa que no hubiéramos podido ni imaginar en nuestras peores pesadillas». Y recuerda también, en este pasaje, el fallecimiento de determinados pacientes, «sobre todo jóvenes, que son esas cosas que vives especialmente mal». Al entregarle su medalla, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, definió a Rosa Rodríguez como un buen ejemplo de la «dedicación y constancia» que caracteriza a los profesionales del sistema sanitario gallego. La doctora, por su parte, recibió el galardón en nombre de todos los médicos de la Atención Primaria, de los que dijo, «no hacen ningún trabajo diferente al que hago yo». Lejos ya de la consulta que ocupó durante 35 años, se queda con todos los momentos «gratificantes» que su vocación le puso en el camino.

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