«Escuché un ruido, como si fuese un arma. Luego salí y lo vi tendido en el suelo, con mucha sangre y llamé a Emergencias», es lo que ha explicado este miércoles Elea, una mujer joven, de origen sudafricano, desde el portal de Consell de Cent 200 , donde ayer ejecutaron, de varios disparos , a un hombre de entre 30 y 40 años. Ella reside en los bajos del edificio, por eso al abrir la puerta se encontró con el cuerpo tendido en el suelo en dirección contraria a la puerta , y con la cabeza cerca de las escaleras. Fue quien alertó a los Mossos d’Esquadra, a través del 112, al que llamó a las 16.18 horas. Precisamente por la posición del cadáver, la principal hipótesis que barajan los investigadores es que el atacante podría haber seguido a la víctima , aprovechando para matarlo cuando entraba en la finca. De hecho, esta mañana podían apreciarse varios impactos de bala en la entrada , junto a los buzones. El fallecido recibió cuatro de ellos, una en la cabeza y tres en el tórax, según las primeras informaciones.También parte del vidrio de la puerta del inmueble cuenta con un orificio de dimensiones considerables por uno de los disparos. Elea reside en la finca desde hace unos dos años y regenta la galería que allí se ubica, ‘200Cent’. Tras la alerta a Emergencias, permaneció recluida en su piso -mientras los Mossos realizan la inspección ocular- hasta las once de la noche. No conocía a la víctima . Es lo que han repetido muchos de los vecinos. El nombre que consta en el buzón del 4º 2ª , donde residía, es de otro hombre, y está plagado de correo sin recoger. Se trata de una finca que, según apuntan en los comercios de la zona, sería de un mismo propietario. Esta mañana, en el piso inferior al de la víctima, un operario trabajaba en labores de mantenimiento del espacio que se destina al alquiler turístico. Acude con frecuencia y nada sabía del fallecido. También descarta que se trate de un espacio problemático, pero sí indica que cuenta con trajín de residentes, que cambian con cierta frecuencia. Una planta más abajo, unos argentinos que han dejado caer que el hombre ejecutado podría ser un ocupa, algo que nadie ha podido corroborar, y que ellos mismos han rechazado aclarar, al otro lado de la puerta, que han declinado abrir.Hay también italianos, y la gran mayoría de vecinos no se conocen entre ellos . El susto de Elea ayer fue mayúsculo, y así lo relataba cuando volvía esta mañana a su casa, con una barra de pan recién comprada. En el rellano, además de los orificios disparos que impactaron contra la pared , podían verse aún rastros del reactivo empleado por agentes de la Policía Científica de los Mossos para tratar de localizar huellas ; similar a ceniza. También en el ascensor y en la puerta de Elea, donde se podía apreciar una parcial de una mano. ESCENA DEL CRIMEN Arriba, el piso donde residía la víctima, el 4º 2ª del 200 de Consell de Cent, precintado por los Mossos. Sobre estas líneas, pisadas en la escalera de la entrada con restos de sangre, y una huella parcial en la puerta de los bajos del edificio, donde reside la vecina que encontró el cadáver y alertó a Emergencias E. BURÉSLo mismo en el suelo, e incluso las escaleras, donde además de pisadas varias, podían aún apreciarse restos de sangre . Los investigadores, con el caso bajo secreto , no aportan por el momento información ni sobre la víctima y tampoco sobre la posible motivación de la ejecución, aunque todo apunta a un ajuste de cuentas . Un asesinato a plena luz del día, en el centro de Barcelona, en una calle ‘pacificada’, con el tráfico restringido. Hubo quién escuchó algún ruido, como el paciente de una clínica dental que se encuentra a pocos pasos, pero no supo identificar de qué se trataba. También un joven que, visiblemente pálido, ayer esperó ante la escena del crimen , para hablar con los investigadores que, una vez se procedió al levantamiento del cadáver, entraron con él al edificio en lo que parecía una reconstrucción por si podía haber presenciado lo ocurrido. Otro chico también se acercó a los agentes para mostrarles imágenes en su teléfono, pero poco más tarde lo dejaban marchar, en lo que pareció no tener demasiado interés para las pesquisas. Los policías peinaron ayer la zona para tratar de recabar testimonios , acudiendo a todos los inmuebles cercanos -lo que se denomina ‘puerta fría’-, y también solicitando imágenes de las cámaras de seguridad . Pero tanto en las fincas como en los comercios les explicaban que graban solamente hacia el interior.Cordón policial ante el portal del 200 de Consell de Cent, tras la ejecución, este martes EPLos esfuerzos de los Mossos se centran ahora en tratar de localizar al autor de los disparos . Una vez identificada la víctima, podrán acotar al círculo de posibles sospechosos y esclarecer lo ocurrido, para corroborar si, tal y como todo apunta, se trata de una ejecución por un posible ajuste de cuentas . Cabe recordar que las ejecuciones que se han perpetrado en Cataluña durante los últimos años guardaban relación con el narcotráfico. En noviembre de 2024, la víctima fue un estibador del Puerto de Barcelona, David Caballero alias ‘Bubito’, a quien descerrajaron un tiro en la nuca, mientras desayunaba en una terraza de Montgat (Barcelona). La Policía lo relacionaba con el tráfico de drogas. Solo unos meses antes, en la capital catalana mataron a tiros a un individuo turco, apodado Tekin Kartal , a quienes las autoridades de su país vinculaban también con el tráfico de estupefacientes. De hecho, en Reino Unido se le investigó por el transporte de heroína desde su país hasta territorio británico. La fecha de la ejecución, en mayo de 2024, se encontraba en Barcelona, tras haber viajado desde Alemania, cuando, sobre las 17.30 horas, le descerrajaron varios disparos. Fallecía poco después en plena calle. Casi tres años antes, en noviembre de 2021, la víctima de una ejecución en plena calle era Valentín Moreno , crimen que se juzgó hace sólo unos días en la Audiencia de Barcelona, y por el que el jurado ya ha declarado culpables al sicario colombiano que le disparó en la nuca y también al intermediario del encargo, pero quedan por localizar todavía los autores intelectuales. Es decir, quienes dieron la orden de matarlo. En este caso, el asesinato también estaría vinculado a una supuesta deuda por un cargamento de cocaína, según detalló la propia familia de la víctima.

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