Escolar, la emoción y el terror de San Fermín: «El toro Cartero pudo matar a diez personas en el encierro»

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Escolar, la emoción y el terror de San Fermín: «El toro Cartero pudo matar a diez personas en el encierro»

Exultante, José Escolar saca pecho: suyo ha sido el premio más codiciado por cualquier ganadero, el de triunfador de la Feria del Toro de Pamplona. Bajo el rugido de la masa que llena cada día dos veces los tendidos y el latido frenético de la bravura, los cárdenos desataron una emotiva tempestad, la que provoca la casta, la del peligro latente. La de las verdaderas raíces de la tauromaquia. Desde el encierro matinal, los escolares sembraron el terror cuando Callejero y Cartero camparon a sus anchas y arremetieron contra la muralla humana. Milagrosamente, no hubo cornadas, pero por la tarde vendieron de nuevo cara su vida y Rafaelillo acabó en la UCI con ocho costillas rotas después de que Juan de Castilla sufriera una cogida estremecedora al entrar a matar. Alta tensión de princpio a fin. No había mozo en Pamplona que no supiera que se corrían y se lidiaban los toros de don José Escolar. —Enhorabuena, ha ganado el trofeo con el que sueñan todos sus colegas.—Estamos muy contentos con el triunfo. Hablamos de la Feria del toro y nosotros presumimos de nuestros toros. Gracias a todos. —Es el triunfo de un encaste, Albaserrada, en una feria donde se lidian ganaderías de tanto renombre.—Que la Casa de Misericordia haya valorado nuestra ganadería como la mejor, compitiendo con nombres tan importantes, es un orgullo inmenso. Es un reconocimiento a nuestro trabajo, a la apuesta por un encaste particular como el de Albaserrada, que tiene sus dificultades. Que nos den este premio, con la emoción que transmitieron los toros y el esfuerzo de los toreros, es algo muy grande. Rafaelillo y Juan de Castilla estuvieron heroicos, se entregaron al máximo, y ellos son parte fundamental de este triunfo.Noticia Relacionada estandar Si Horror en el ruedo de Pamplona: así se vivió el peligrosísimo momento del encierro de Escolar Rosario Pérez—Su corrida fue de alta tensión, con momentos que dejaron al público sin aliento. ¿Cuál fue la clave para usted?—La clave fue la bravura de los toros. Los nuestros son muy encastados, pegan fuerte en el caballo y transmiten mucha emoción. Hubo cuatro toros que destacaron especialmente: segundo, tercero, cuarto y, sobre todo, el quinto, Cartero, que para mí fue el más encastado. Aunque la afición hable más del tercero, por la oreja de Juan de Castilla, yo me quedo con el quinto por su casta y sus exigencias.—Sus toros no se lo pusieron fácil a los toreros: Rafaelillo acabó con ocho costillas rotas y Juan de Castilla sufrió una cogida tremenda. ¿La sangre forma parte de la gloria?—Es parte de su esencia, aunque nadie quiera percances. Aquí la Fiesta debe emocionar. Los toreros tienen que ser héroes, y para eso debe haber riesgo y peligro. Mis toros son bravos, exigentes, y eso genera emoción. No queremos accidentes ni cornadas, pero el toro encastado lleva peligro consigo, y eso es lo que hace grande a la Fiesta. —En Pamplona, la afición vibró, nadie se aburrió, y hasta las peñas guardaron silencio por momentos ante la seriedad de lo que se vivía en le ruedo.—Es que allí se palpaba el peligro. Desde por la mañana fueron muy cariñosos con nosotros. —No ha habido un instante más inquietante que cuando, durante el encierro, ya en el ruedo, dos toros de imponente trapío sembraron el pavor. ¿Cómo lo vivió usted?—Fue tremendo. Cartero, el lidiado en quinto lugar, con el número 44, era un toro serísimo. Cuando se arrancó contra la barrera, podríamos haber tenido una tragedia si los dobladores no hubieran estado tan oportunos con el capote. Mis toros son imprevisibles, y eso da emoción. Muchos mozos me decía que por qué no se volvía algún toro en la calle, pero esto es imprevisible. Y lo del ruedo, con tantísima gente apiñada, lo que me parece un error, pudo ser mortal. Cartero, barriendo contra las tablas, podría haber matado a ocho o diez personas, si no llegan a intervenir los dobladores. Y menos mal que el toro hizo caso al capote… Luego, para mí, fue el mejor en la lidia, y eso que sangró que daba miedo, no sé cómo aguantó con tanta casta. El otro, Callejero, se los llevaba por delante a su paso sin más en el encierro y luego fue tontón… La gente habla mucho del tercero, del de Juan de Castilla, pero el toro que más me gustó fue ese quinto, ese es el toro que busco como ganaderos. —Las grandes figuras no quieren ver los escolares ni en pintura. ¿Le molesta?—No, no. Para nada. Prefiero que no toreen mis toros. Las figuras buscan ir más cómodas, y mis toros son exigentes, listos, no permiten errores. Con todo mi respeto a todos los toreros, yo quiero a los seis o siete que matan mis toros, a valientes como los de Pamplona. Triunfan con ellos y demuestran su categoría. Las figuras, que sigan en su sitio. Prefiero que no las toreen. Si cogen la corrida de Pamplona tres figuras de las de ahora, que no vamos a nombrar a ninguna, pero sí que los tenemos en el pensamiento, ¿hubieran triunfado?— Capacidad tienen, distinto es que no quieran…—Cuando ven un toro tan serio y tan encastado, porque el toro mío no es fácil y hay que estar muy concentrado… Los toreros están más tranquilos con sus toros y creo que con los míos se hubieran aliviado. —Lo mismo y todos piden Escolar después de este triunfo…—(Risas) Nos hemos garantizado nuestra participación en 2026, pero nuestra corrida será la última a la que se apunten. Que son figuras del toreo y podrían, sí, pero no van a hacer el esfuerzo, no tienen esa necesidad. Entonces, prefiero que no toreen, porque si no voy a ver mis toros, prefiero verlos con estos toreros tan valientes que tenemos en el escalafón y que se jugaron la vida con mis toros el otro día. Nuestro triunfo es el de ellos, auténticos superhéroes. Mientras haya peligro, habrá héroes; mientras haya peligro, habrá toros.—¿Habrá encierro sin corrida? —No, de ninguna manera. Me gustan los encierros y presumo de ser de un pueblo donde ha habido encierros toda la vida, pero sin corrida no hay encierro. Conmigo, por los menos, que no cuenten; rotundamente, no llevaría mis toros.—Si fuera por Joseba Asiron, ya se habrían acabado las corridas.—Pues que se prepare entonces para correr por las calles ‘limousines’ porque los ganaderos de bravo no vamos. Conmigo que no cuenten.—Pamplona es el sanctasanctórum del toro, donde todo el mundo sabe qué ganadería se anuncia aunque desconozca quién torea.—Es una responsabilidad, pero también un orgullo. La Casa de Misericordia nos trata de maravilla, nos considera, y económicamente también se portan bien. Yo me vuelco con ellos porque se lo merecen. La plaza se llena cada día, en el encierro y en la corrida, y eso demuestra que lo están haciendo muy bien.—Hablando en plata, ¿la Meca cuida monetariamente más a los ganaderos que cualquier empresa?—Sí, pagan mejor y nos tratan mejor. Y esto lo dice José Escolar donde haga falta. Por eso, yo me vuelco con Pamplona como con ninguna.—¿En qué o quién piensa cuando cría un toro?—Pienso en que sea bravo, encastado, que se luzca en la plaza y permita al torero brillar. Quiero que la afición vibre y que el toro sea el protagonista. Criamos toros para que la Fiesta sea grande, para que los toreros sean vistos como héroes.—Es la Monumental navarra la plaza del ruido. Dicen los toreros que eso afecta mucho, ¿también a los toros?—Por supuesto, lo que pasa es que los toros no hablan. Porque lo peor no es el bullicio, lo peor son esos puyazos tremendos. Los míos sangraban hasta la pezuña y aún así sacaron mucha casta.—Los ganaderos podrían exigir que las corridas sean televisadas como los encierros en la cadena pública, ¿no cree?—Ojalá, pero con estos de Tele1 no hay quien pueda. No hay manera. Ya sabemos cómo se las gastan…—Al ‘Rey’ y la ‘chica ye-yé’ se han sumado cada tarde los cánticos de insulto contra Pedro Sánchez.—A cada uno le cantan lo que se merece.

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