A principios del siglo XX se despertó en las clases acomodadas una fiebre sin igual por el arte medieval. Muchas iglesias españolas , que apenas podían mantenerse en pie, no tuvieron más remedio que malvender sus grandes tesoros patrimoniales a anticuarios y marchantes que enseguida mandaban las piezas a Londres y París para venderlas a todo el mundo, sobre todo a Estados Unidos. La historia e identidad de aquellos pequeños pueblos era sesgada ¿para siempre?Uno de los casos más extremos de esta pesadilla patrimonial la encontramos en la pequeña localidad de Escalarre, en la provincia de Lérida. Allí había, en la Iglesia de Sant Martí, un espectacular retablo gótico del siglo XV de al menos seis metros de altura formada por 25 compartimientos. Y hablamos de pasado porque entre 1903 y 1913 desapareció por completo. Tanto es así, que más de cien años después sólo hay localizados diez. Y uno de ellos, adquirido por la Generalitat en 2024 por 35.000 euros , por fin regresará a casa.Uno de los responsables de que este pequeño fragmento del retablo original haya podido volver a casa es del historiador del arte Albert Velasco . En el año 2000 le mostraron una foto de 1903 donde se podía ver el retablo completo. «Cuando lo vi me quedé de piedra. Intenté averiguar qué iglesia se trataba y al final di con Escalarre. Hasta los años 30 no se aprobó la primera Ley del Patrimonio Español , con lo que todas estas piezas estaban muy desprotegidas. Hay cartas en que los prelados hablan de que: ‘tenemos la iglesia que se nos cae’. Esto daba pie a que vendiesen sus obras», recuerda Velasco.Una vez identificado el retablo, se inició una investigación detectivesca para averiguar dónde habían ido a parar todos los compartimentos. Unos de los primeros que logró encontrar fue en el Museo de Harvard. «La historia es muy increíble. El rastro me llevó a Arthur Kingsley Porter , medievalista estadounidense, millonario y presidente del departamento de historia del arte de la universidad de Harvard. No dejó de adquirir piezas. En un viaje a Irlanda, en 1933, mientras paseaba por la isla de Inishbofin, desapareció y se le dio por muerto. Su mujer, Lucy Briant Wallace , donó las pinturas al museo en los años 60», cuenta Velasco.La vida de Kinsley podría dar para una película. A pesar de continuar casado hasta su desaparición, el historiador reconoció su homosexualidad, lo que le ocasionó no pocos problemas en la conservadora Harvard . «Era un hombre muy particular, que sufría de depresión y cuyo psicólogo en Londres le invitó a que tuviese sexo con otro de sus pacientes», rememora Velasco. De Verona a Nueva YorkEl caso de Kinsley es paradigmático pues demuestra cómo todas estas piezas cayeron en coleccionistas particulares, la mayoría anónimos, y por tanto irrecuperables. El historiador americano compró los retablos a un anticuario de Verona en 1913 , por lo que se sabe que el retablo fue sacado de la iglesia de Sant Martí entre 1903 y 1913. Aún así, de vez en cuando reaparece algún compartimento en subastas. La Generalitat pujó por una en 2016 en Londres , pero perdió la puja ante otro coleccionista privado. Después hubo otra subasta en Lucerna, Suiza y, durante la pandemia, Velasco descubrió por sorpresa un nuevo fragmento. «Una persona me escribió desde Estados Unidos pidiéndome si sabría identificar una pieza, que resultó ser una de las puertas del retablo de Escalarre. El mundo a veces tiene respuesta a todas nuestras preguntas. Esta coleccionista la había encontrado en una colección en el norte de Italia», comenta el historiador del arte. De esta forma llegamos a 2024, cuando un anticuario de Barcelona se puso en contacto con Velasco para hablarle de uno de los compartimientos de un retablo gótico que poseía. Había leído su libro sobre el retablo de Escalarre y vio que había demasiadas similitudes para que lo que tenía en su tienda no fuera parte del mismo. «Avisamos a la Generalitat y aprovecharon la oportunidad de compensar esta lamentable historia. Su adquisición fue una reconstitución histórica. Después de 120 años, el pueblo puede recuperar parte de su historia e identidad », concluye Velasco.El compartimento que regresará a la iglesia será una representación del milagro de San Martín, obra del maestro de Son . Es otra de las puertas del retablo mayor, pintado a finales del siglo XV, con unas dimensiones de 91 x 75,5 centímetros. La obra combina la témpera con el óleo con rellenos de estuco, dorado y pan de oro.La peripecia de esta reconstitución es tan extraordinaria que ha dado pie a una pieza escénica que llevará por primera vez esta pieza a la iglesia de Sant Martí. Actualmente está custodiada por el Museo del Valle d’Aneu . De esta forma, el próximo día 30 de julio, la iglesia acogerá un montaje coreográfico del prestigioso bailarín del ballet de Hamburgo, Aleix Martínez . Estará acompañado por el coro Cererols. Antes, Velasco contará las peripecias para redescubrir este gran retablo gótico al mundo.Noticia Relacionada estandar No Sijena: el MNAC no se rinde y presentará un escrito de oposición con nuevos informes técnicos Carlos SalaEl montaje se podrá ver dentro del Festival Dansàneu , cita de referencia dentro del calendario veraniego en el alto Pirineo catalán- Este año está dedicado, precisamente, a la comunidad y el patrimonio. Arte, danza, teatro, poesía se mezclan a partir del 25 de julio en un certamen que incluye nombres como los de Andrea Motis , Helena Tornero, Joaquim Amat, Judit Neddermann, Emma Vilarasau o Quimi Portet .

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