Arensman resiste la furia de UAE en Superbagnères

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Arensman resiste la furia de UAE en Superbagnères

Con 5.000 metros de desnivel acumulado, la etapa ‘reina’ del Tour 2025 condecoró con un triunfo memorable a Thymen Arensman , ciclista holandés del Ineos, tras otra jornada de gran ciclismo en la que varios protagonistas corrieron siempre bajo la sombra de Tadej Pogacar. El líder de la carrera finalmente no tuvo energías para capturar al ciclista fugado entre la niebla de Superbagnères, donde mantuvo otro duelo (esta vez igualado) frente a Jonas Vingegaard. La última jornada pirenaica también terminó con Remco Evenepoel, gran víctima de una etapa para el recuerdo, que abandonó el Tour en las laderas del Tourmalet.La carrera comenzó a toda velocidad y tuvo pocas sorpresas hasta Lourdes, donde un cambio de carretera hacia el sur estrechaba la calzada y favorecía posibles ataques. Precisamente en las calles de la localidad de peregrinación se formó el primer corte interesante del día, con ciclistas de la talla de Geraint Thomas o Healy, aunque Visma reaccionó tajantemente. Los ciclistas siguieron propinándose hachazos un buen rato, sin formar fugas; el pelotón volaba a 51 km/h de media. El galés (vencedor del Tour 2018) volvió a demarrar con dos ciclistas a sus 39 años, pero tampoco se le permitió llegar al único esprint intermedio, ya en las faldas del Tourmalet. (Jonathan Milan, maillot verde, fue el más rápido). Mattias Skjelmose tuvo que abandonar tras golpearse duramente un brazo con una señal de tráfico. El Tourmalet, un puerto mitológico, se encargó de seleccionar la carrera a 100 kilómetros de meta, todavía con otros tres grandes puertos por coronar. Pogacar estuvo muy delante en todo momento, tratando de disuadir a Visma con su sola presencia. Movistar estuvo particularmente activo. El pelotón comenzó a adelgazar y para muchos ciclistas comenzó una agonía de cuatro horas para sobrevivir a la etapa. Entre ellos Evenepoel , con muy mala cara, que se quedó solo en las primeras cuestas y abandonó a media subida en un presunto colapso psicológico. El adiós del campeón olímpico, tercero en la clasificación general, abría la lucha por el podio a muchos ciclistas. Tres corredores de Movistar, Carlos Rodríguez y varios ‘gallos’ como Johannessen (octavo), Simon Yates, Kuss (ambos del Visma), O’Connor o Healey se escaparon a 15 kilómetros de la cumbre. A UAE no le hizo demasiada gracia la maniobra y puso a Politt a tirar por detrás. La segunda parte del Tourmalet, con las curvas de herradura a más de 2.000 metros de altura, aclaró mucho el panorama: Pogacar pedaleaba con insultante facilidad, abrigado por su equipo, y mantenía la fuga bajo control con el trabajo de un único compañero. El primero en la cima fue Lenny Martínez (‘rey’ de la montaña), con dos minutos sobre una decena de corredores y tres y medio sobre los favoritos. La niebla reducía mucho la visibilidad y la temperatura bajaba de diez grados. Mucho chubasquero en las cunetas y para los ciclistas en los descensos.Noticia Relacionada Ciclismo / Tour de Francia estandar Si Pogacar también es el mejor contra el reloj en Peyragudes Pedro Cifuentes Cuando Martínez comenzó los 17 kilómetros del descenso, muy exigentes, empezó a llover. El trío de Movistar (Mas, Rubio y Mühlberger) bajó con precaución en un grupo de 16 ciclistas, recortando la distancia muy lentamente. No hubo desgracias que lamentar antes de afrontar la segunda ascensión del día, el Col d’Aspin. Kuss y Paret Peintre se habían desgajado del grupo perseguidor en el descenso para tratar de capturar a Martínez sin mayor demora. No lo lograron en Aspin; el joven francés volvió a coronar primero y reforzó su jersey de la montaña.Kuss y Paret Peintre arriesgaron durante el descenso, disciplina en la que Martínez no destaca precisamente, y le capturaron antes de que concluyese la bajada. Sus 14 excompañeros estaban a dos minutos; los más diestros cuesta abajo apretaron sin miedo para reducir la distancia y formaron un quinteto muy potente: Simon Yates, Carlos Rodríguez, Arensman, Johannessen y O’Connor. UAE apretaba en el pelotón para reducir la distancia. El quinteto de persecución se aproximaba velozmente al trío de cabeza. Ciclistas rezagados como Jegat se aproximaban a la cabeza de carrera y otros (como Mas, decepcionante otra vez) se dejaban devorar por lo que quedaba del pelotón. En las rampas del temible puerto de Peyregourde el holandés Thymen Arensman (Ineos), inspiradísimo, se marchó en solitario y firmó una ascensión espectacular después de haber ayudado ya a su líder, Carlos Rodríguez, en el Tourmalet. Conquistó la cima con minuto y medio sobre sus antiguos socios de escapada y casi cuatro sobre el pelotón, comandado sin pausa por UAE. La hazaña era posible; dependía con toda probabilidad del empeño del maillot amarillo.El UAE, al ataque El ritmo del UAE fue asfixiante desde el primer metro de Superbagnères, una cumbre que el Tour no subía desde 1989 (con victoria de Robert Millar por delante de Pedro Delgado. Jorgenson cedió rápidamente. Los afanosos perseguidores de Arensman estaban quedando fuera de juego; sólo el holandés resistía la cacería del equipo más rico del mundo, obsesionado con la victoria en unas cunetas abarrotadas de público. Pogacar estaba sacrificado a todos sus guardianes en busca de su triunfo número 22 en el Tour. Hectómetro a hectómetro, los hombres de blanco fueron reduciendo la desventaja respecto al gladiador del Ineos, aunque de forma insuficiente. Arensman transmitía sensaciones de plenitud. Por detrás, el primero en moverse fue Felix Gall. El grupo principal, con apenas un docena de miembros, pedaleaba en fila pero sin explosiones. En el kilómetro más exigente, a falta de cinco, tampoco se produjo el esperado demarraje del líder. El que atacó fue Jonas Vingegaard, valiente pero incapaz de soltar a su máximo rival. Nadie más, salvo Lipowitz, pudo seguir el ritmo del danés. El alemán de 25 años se aseguraba el tercer puesto provisional.Pogacar arrancó finalmente, superó a Gall y volvió a dejar a Lipowitz. Vingegaard se le soldó a la rueda primero y le contraatacó posteriormente entre el gentío descontrolado. Las fuerzas de los dos colosos del Tour parecían mucho más igualados que el jueves y el viernes. Quedaban dos kilómetros durísimos entre la niebla, pero la falta de colaboración entre ambos líderes favoreció a Arensman, protagonista de una heroicidad ejemplar que celebró de forma incrédula en la línea de meta, rodeado por una niebla espesa, con más de un minuto sobre Pogacar y Vingegaard .La carrera deja ya las cumbres pirenaicas después de un tríptico decisorio . Promete al menos fuertes emociones secundarias bajo el imperio del ‘príncipe’ Pogacar, un ciclista simpático que sin embargo (como aclaró el viernes) no piensa ser generoso en las próximas etapas: «Nunca sabes cuándo será tu último día. Siendo sincero, el equipo te paga para ganar, no para regalar victorias».

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