Comandar la Séptima Flota equivale a manejar uno de los músculos navales más grandes que Estados Unidos despliega fuera de su territorio. Es la pieza clave de la presencia militar en el Pacífico, con más de 50 buques, 150 aeronaves y unos 20.000 efectivos bajo su mando. Es una responsabilidad estratégica de primer nivel en un momento de tensión creciente con China. Esa promoción ya no será para el contralmirante Michael Donnelly. El Pentágono ha retirado su nombre de la lista. Y el responsable bien puede ser, en parte, un marino ‘drag queen’ que se hace llamar, cuando lleva peluca, Arpía Daniels.Según información publicada en su día por el propio Pentágono, durante el mando del contralmirante Donnelly en el portaviones USS Ronald Reagan se autorizaron espectáculos de ‘drag queens’ como parte de los actos de «recreación y bienestar» para la tripulación. Uno de los protagonistas fue el suboficial Joshua Kelley, conocido en escena con aquel nombre mítico, quien entonces formaba parte del equipo de administración a bordo y que al menos hasta 2024 estaba destinado en la base naval de Rota, en España. En sus espectáculos, la mencionada Arpía, con el típico mono azul marino de la Armada, bailaba y cantaba con un pelucón rubio y una escoba digna de la bruja del Mago de Oz.Según registros oficiales, continuaban en 2024 en su servicio como secretario del destructor USS Bulkeley y como figura destacada en actividades de animación de la dotación. En redes sociales Daniels afirma que se transforma en su tiempo libre y capacidad personal, y que sus espectáculos no forman parte de ninguna misión oficial del Pentágono . Se ha dejado ver en la feria de primavera de Rota. El caso estalló tras un reportaje del medio ‘The Daily Wire’, que rescató imágenes y documentos sobre los espectáculos ‘drag’ celebrados a bordo del USS Reagan entre 2016 y 2018, bajo el mando de Donnelly. Daniels, premiado en un concurso interno de ‘playback’ con una tarjeta regalo, fue posteriormente nombrado embajador digital por la Armada en 2022 y ha defendido públicamente su identidad, que llama «no binaria», y su labor de «visibilidad LGBTQI+» en uniforme. Aunque el Pentágono no ha vinculado oficialmente su decisión al reportaje, la reacción ha sido ciertamente fulminante. En medios conservadores y foros afines al trumpismo se impuso una exigencia: si permitiste ‘drag queens’ a bordo, no puedes liderar la fuerza más poderosa del Pacífico .Esto casa con la denuncia de Trump y los suyos de que la anterior Administración estadounidense privilegió programas y actividades con enfoque ideológico y cultural por encima del adiestramiento militar tradicional. Como dice el secretario de Defensa, Pete Hegseth, lo importante es «ser letal». En el campo de batalla, no en la pista de baile.

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