Miguel Moreno Dapena, periodista canario de 34 años, lleva más de un mes desaparecido en Venezuela tras la interceptación del barco en el que trabajaba como tripulante. Desde el pasado 19 de junio, su familia no ha vuelto a tener noticias de él. «Estamos destrozados ya no sabemos qué hacer ni a quién acudir».Moreno Dapena se había embarcado en el N35, un barco de exploración marina con bandera panameña, capitán neerlandés y operado por la empresa belga Seatec. La embarcación, dedicada a la búsqueda de pecios de buques hundidos durante la Segunda Guerra Mundial , operaba en aguas del Caribe y de la costa oriental de Venezuela cuando fue interceptada por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana el pasado 13 de junio, tras doce días de seguimiento.La tripulación del N35 , que está compuesta por nueve personas de diferentes nacionalidades, incluido el canario, fue conducida el 15 de junio al puerto de Guamache, en Isla Margarita, bajo custodia preventiva . Cinco días después, el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, acusaba al barco de realizar «investigaciones científicas» con un comportamiento «sospechoso» en la zona económica exclusiva del país, cerca del delta del Orinoco.Desde ese momento: silencio. La última comunicación entre Miguel y su familia se produjo el 19 de junio, cuando envió un mensaje por WhatsApp asegurando que los militares venezolanos estaban siendo «muy amables» con ellos y que incluso les permitieron bajar a tierra para comprar víveres. «Algunos tienen abuelos canarios», les contó. Esa noche envió fotos de las tiendas donde compraron y mencionó que serían llevados a declarar ante la Fiscalía. A partir de ahí, no hay más llamadas, ni mensajes, ningún rastro .Según el registro de su móvil, su última conexión fue a las 3.48 horas del 20 de junio (hora canaria). Su padre, Ignacio Moreno relata a ABC que están desesperados ante esta situación. « No nos dicen nada , ni al embajador, ni al cónsul, ni de dónde lo tienen, cómo está o de qué lo acusan. Nada«. Es confuso y frustrante, mientras lo único que les comunican es que »siguen trabajando, al igual que el resto de las embajadas de los demás tripulantes«.«Ya ha pasado un mes sin saber nada de Miguel, en la familia estamos destrozados y ya no sabemos qué hacer ni a quién acudir. Pedimos que dejen a la embajada española ver y atender a Miguel en lo que pueda necesitar y que el Ministerio de Asuntos Exteriores y los políticos intervengan para que Miguel vuelva con su familia«.Tras días de espera y de incertidumbre, siguen tratando de ponerse en contacto con algún político que «pueda ayudarnos a conseguir alguna información».Han acudido al Ministerio de Asuntos Exteriores español y ha denunciado ante Naciones Unidas lo que consideran una posible «desaparición forzada». La posible causa de esta desesperante situación nace de un malentendido. «No sabían que el barco hundido que estaban buscando estaba en aguas en controversia con Guyana . Cuando los apresó la patrullera Venezolana estaban a 93 kilómetros de la costa de Guyana frontera con Venezuela«. El N35 es «un viejo remolcador de altura que se dedica a buscar barcos hundidos de la Segunda Guerra Mundial y rescatar su mercancía para luego venderla como chatarra», detalla Ignacio Moreno. La situación también es crítica para el resto de la tripulación: el capitán y su esposa, ambos neerlandeses; tres marineros hondureños; un panameño, un indonesio y una húngara. Ninguno de ellos ha podido comunicarse con su familia desde mediados de junio. La Embajada de España en Venezuela y la Autoridad Marítima de Panamá han iniciado gestiones para obtener información y prestar asistencia a los tripulantes, pero hasta el momento no se ha confirmado su paradero ni si enfrentan cargos formales.Miguel Moreno Dapena es un periodista grancanario formado en el Máster de Periodismo Internacional de la UNED y la Agencia EFE, y trabajó en medios como La Provincia, Expansión y Sport, antes de embarcarse en esta nueva etapa profesional. Su familia solo implora que lo devuelvan a casa.

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