El caso de Juana Rivas lleva acaparando la atención de los medios de comunicación desde hace ocho años. Desde aquel verano de 2017 cuando decidió esconderse con los hijos para evitar entregarlos a su padre . La historia se repite, aunque esta vez sin el amago de secuestro que pondría en riesgo el indulto parcial que recibió la granadina y por el que ha dejado de cumplir su condena siempre y cuando no lo vuelva a hacer.Rivas ha vuelto a repetir las mismas escenas de entonces, con una sobreexposición mediática de sus hijos. El mayor, que ya tiene cumplidos los 18 años y que vive con ella desde entonces, ha aparecido de manera recurrente durante el proceso de entrega de su hermano, de apenas 11, que es actualmente el principal foco de atención. El entorno materno no le evitó nada durante la entrega, empezando por divulgar dónde y cuándo se había fijado el encuentro con su padre para que regresara con él a Italia. Aquello ya hacía presagiar la concentración de los medios de comunicación y de numerosos curiosos. También lo azuzaron para decir que no quería volver a la casa paterna. Y se enteró toda EspañaSi bien lo peor no fue eso, sino que, durante ese trayecto, alguien de su entorno le hizo una señal para que dijera la frase que más sorprendió a los que allí se encontraban: «No quiero volver a Italia, mi papá me va a matar». Rivas quería que un juez volviera a escuchar a su hijo, como ocurrió en enero, y esta vez no lo consiguió. Pero a cambio logró algo mayor: que se enterara toda España . Allí se habían reunido algunos componentes de la plataforma de apoyo a Juana Rivas. El lema que más corearon fue: «Un maltratador no es un buen padre». Nada de supuesto, en eso coincidieron con la ministra Sira Rego . Arcuri tiene aún un juicio pendiente por malos tratos, previsto para el 18 de septiembre, pero le han absuelto de todas las denuncias que su exmujer le ha interpuesto. En cambio, Juana Rivas sí que fue condenada por secuestrar a sus dos hijos. Fue entonces cuando se extendió en las redes la consigna: «Juana está en mi casa». Llegó a entrar en la cárcel, el Gobierno la indultó , pero parcialmente, a condición de que no volviera a cometer ese mismo delito. En el interior del punto de encuentro, el pequeño fue examinado por un psicólogo y no lo vio en buenas condiciones , hasta el punto de que él y los demás técnicos decidieron que la marcha no debía producirse por el momento, que era prolongar el sufrimiento del chico.Se ha fijado una nueva cita para este viernes. El juzgado que la ha determinado ha dejado claro que no va a desvelar en esa ocasión ni el sitio ni la hora, que todo debe hacerse de manera más tranquila para salvaguardar la intimidad y el interés del menor, de ese niño sobreexpuesto desde hace ocho años.

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