«Contra los números. Contra la historia. Contra ellas». Era el ambicioso y esperanzador mensaje que lanzaba la Federación en redes. Alemania era el último escalón en el camino hacia la final de Basilea y, por primera vez, la victoria ante las germanas, a las que nunca se había derrotado, se sentía cerca. La gloria y la decepción conviven separadas por una fina línea inapreciable y entre ambas sensaciones se fue moviendo España. Pero Aitana se encargó de que la Roja no se saliera del carril. Tras 113 minutos de sudor y lágrimas, con esfuerzo y con un disparo sin ángulo en el único error de Berger. Ejemplo de superación y resiliencia, la ‘6’ de España puso la directa hacia la primera final de una Eurocopa de la historia tras superar una meningitis vírica que a punto estuvo de apearla del torneo.Se mantuvo fiel a sus principios Montse Tomé, sin sorpresas en el equipo de los roles. Simplemente colocó a María Méndez en el eje de la zaga junto a Irene Paredes obligada por la sanción de Laia Aleixandri. Athenea del Castillo, heroína ante Italia y Suiza, y la preferida por un sector del entorno que presionaba para que fuera titular en detrimento de Claudia Pina, se mantuvo en el banquillo, encasillada en su papel de revulsivo.España se adueñó del balón y Alemania demostraba que no lo necesitaba para hacer daño. Cada pérdida era como una visita al dentista. La velocidad de Bühl monopolizaba el peligro germano y exigía a Ona Batlle, Paredes y Méndez en la corrección. La selección seguía fiel al ‘plan’, aunque se empeñaba en meterse con la pelota hasta dentro de la portería. Lo explica los 309 pases que completó España en la primera parte por los 61 de Alemania.La solidez germana se sustentaba en una férrea defensa y, sobre todo, en la posición y agilidad de su portera. Berger, como hiciera ante Francia, mantenía con vida a su equipo y le amargaba la noche a Esther. Compañeras en el Gotham, guardameta y delantera se conocen bien. Primero le despejó un remate a bocajarro (min. 21) y después le atajó un disparo cruzado cuando expiraba el primer acto. Entre medias, dos cabezazos peligrosos de Irene Paredes, uno blocado y otro al palo. Claudia Pina completó el carrusel de ocasiones en la primera parte, aunque su disparo fue muy flojo tras robar en la frontal.España dominaba sobre el césped, aunque perdía en las gradas. Solo 2.400 aficionados vestidos de rojo animaban desde un fondo mientras el Letzigrund lucía de blanco en su práctica totalidad. El Manolo del Bombo alemán azuzaba a su equipo, Christian Bück gesticulaba y le daba la noche a la asistente y miles de ‘Bundesflagge’ ondeaban y daban colorido al partido.Gran despliegue físico de Patri Guijarro en el centro del campo para desbaratar las escasas acometidas iniciadas por Minge, Däbritz o Senss. Kleinheme desviaba a córner un disparo de Aitana desde la frontal que hubiera puesto en peligro a Berger. España entró en modo ataque total y solo veía los tres palos del rival. Tanto que descuidó ligeramente su espalda y Bühl les dio otro susto de muerte. Cata Coll pudo rechazar con la rodilla mientras Tomé se tapaba los ojos y Wück ya cerraba los puños.Movió el banquillo Tomé a falta de 23 minutos. Sorpresa. Retiró a Esther, la máxima goleadora del equipo y la que había disfrutado de las mejores ocasiones, y dio entrada a Salma. No hubo variaciones tácticas. Colocó a Paralluelo de ‘9’, como en algunos partidos del Mundial que se ganó en Australia y Nueva Zelanda. Diez minutos más tarde fue Athenea la que entró por Claudia Pina. España no quería llegar a la prórroga y se apremiaba en sacar rápido las faltas y los fuera de banda. Todo lo contrario que Alemania, que parecía un boxeador agazapado a la espera sacarse un golpe inesperado con el que noquear al rival. Pudo llegar en una falta directa lanzada por Bühl, como no, que salió lamiendo el palo izquierdo de Cata Coll. Y de Wamser en el 94′ a bocajarro que salvó la meta española.Martín-Prieto se convirtió en la solución de Tomé para desnivelar el partido. Mariona, fundida, le dejó los últimos 20 minutos. Pero tuvo que ser Aitana la que entrara en la historia derribando el muro de la potente selección teutona, que permanecía intacto tras ocho batallas previas. Como el 9 de noviembre de 1989 en Berlín tras 28 años erigiéndose como el símbolo de la Guerra Fría. Inglaterra nos espera en la final.

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