Hallan en Atapuerca nuevos restos canibalizados de Homo antecessor, entre ellos un niño de 3 años al que le cortaron la cabeza

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Hallan en Atapuerca nuevos restos canibalizados de Homo antecessor, entre ellos un niño de 3 años al que le cortaron la cabeza

El equipo que trabaja en las excavaciones de la sierra burgalesa de Atapuerca ha encontrado en el nivel TD6 del yacimiento de la Gran Dolina diez nuevos fósiles de Homo antecessor, la especie humana de costumbres caníbales que vivió hace unos 850.000 años y cuya huella aún llevamos en el ADN . Entre los restos destacan los dientes de un adulto joven y una pequeña vértebra que perteneció a un niño de unos 3 años. La mayoría de los huesos tienen golpes, marcas de carnicería e incluso mordeduras humanas. Al pequeño le cercenaron la cabeza. Un ejemplo más de unas prácticas que para las sociedades modernas resultan terroríficas pero que eran comunes en estos grupos de homínidos.Los fósiles humanos aparecieron en el techo del nivel TD6 2, de difícil acceso al estar cubierto por una letrina de hienas, una capa de sedimentos con 1.300 coprolitos (heces antiguas) que los investigadores tuvieron que recoger minuciosamente. «Es muy difícil saber a cuántos individuos pertenecen estos restos, pero como mínimo son dos: un adulto joven, que no había sido identificado previamente, y un bebé. La vértebra infantil (axis) podría pertenecer al mismo niño del que encontramos una escápula y dos húmeros en una campaña anterior», explica Palmira Saladié, coordinadora de la excavación del nivel TD6 de la Gran Dolina junto a Andreu Ollé, ambos investigadores del IPHES. «Por ese motivo -prosigue Saladié- la hipótesis más prudente ahora mismo es que hay identificados diez individuos en el conjunto de 200 restos fósiles hallados en total en los últimos años, aunque podrían ser más». Vertebra de Homo antecessor hallado en la Gran Dolina R. OrdóñezDe pómulos hundidos y un cráneo de más de 1.000 cm cúbicos, esta misteriosa especie humana, descubierta en 1994, se parecía bastante a los humanos anatómicamente modernos, pero sus costumbres resultaron impactantes. Los nuevos hallazgos las reafirman. «Más de la mitad de los huesos encontrados en esta campaña tienen marcas de corte realizadas con cuchillos de piedra para descarnar o percusiones para fracturarlos y poder consumir la médula. Algunos incluso muestran mordeduras humanas. «Es una muestra fidedigna de canibalismo», afirma Ollé. «Creemos que se trataba de un tipo de canibalismo intergrupal: un grupo ataca a otro y lo canibaliza», apunta Saladié. Pero por qué se comían al enemigo es un enigma. «Para nuestra sociedad el canibalismo es algo atroz, un tabú, pero es difícil ponerse en la mente de nuestros antepasados. Es un momento en el que disponen de muchos recursos, así que no lo hacen por hambre, probablemente fue la consecuencia de enfrentamientos por conservar el territorio», añade. Relacionados con esta especie humana, en el nivel TD3, «la ventana más exuberante a la biodiversidad», como describe María Martinón-Torres, codirectora del Proyecto Atapuerca, restos fósiles de félidos, cánidos, el antepasado del lobo, osos y un «cráneo espectacular de jaguar europeo» de hace un millón de años. Un raro metatarso y restos neandertales Los resultados de la campaña número 47 en Atapuerca, en la que han participado 300 investigadores, también incluyen nuevos restos humanos en la Sima de los Huesos. «Ha sido una sorpresa, porque no esperábamos encontrarlos», reconoce Juan Luis Arsuaga, codirector de Atapuerca. Entre ellos destaca un metatarso, un hueso del pie de hace unos 430.000 años, anterior a los neandertales, «que se encuentra muy raramente en la sima y que es muy importante en la evolución humana». Además, en la Galería de las Estatuas se han recuperado dos fósiles de neandertal «y esperamos encontrar más el año que viene». También descubrieron una falange de león de las cavernas, un animal inédito en el yacimiento, en la que se aprecia la concavidad en la que se aloja la garra retráctil. En el exterior de la Galería de las Estatuas se han recuperado 200 piezas de industria neandertal. Y en un salto en el tiempo, a la prehistoria reciente, se han recuperado 2.500 registros entre cerámica, industria en hueso y fauna de los primeros agricultores y ganaderos de la meseta hace entre 8.000 y 3.300 años. Algunas piezas de cerámica estaban decoradas con esmero, cubiertas con pasta roja o blanca para resaltarlas. Curiosamente, aunque estos grupos ya tenían animales domésticos, seguían dependiendo de la caza, como demuestran los numerosos restos de caballos encontrados. De la Edad del Bronce destaca un punzón hecho con hueso de perro, algo inédito. «Sabíamos que estas poblaciones consumían perro, pero ahora hemos visto que además de comérselo aprovechaban sus huesos», señala José Miguel Carretero, codirector del yacimiento. Entre los hallazgos, un ratón doméstico, un ejemplar interesante porque ha migrado al mismo tiempo que las poblaciones humanas, y sus coprolitos, que pueden decir mucho de su dieta y de las enfermedades que pudieron transmitirnos. En la Sima del Elefante, en el mismo nivel en el que apareció ‘Pink’, el rostro del primer europeo, se desenterraron restos de caballo, gamo, castor… y seis pequeñas lascas, producto de la talla de instrumentos, que siguen reforzando la idea de la regularidad de la ocupación humana de la sierra burgalesa desde hace 1.300.000 años.

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