Catherine Zeta-Jones (55 años) y Michael Douglas (80 años) han convertido el verano vasco en un retrato perfecto de lujo, historia y sofisticación. La actriz galesa se encuentra en pleno rodaje de la serie ‘Kill Jackie’, que la ha llevado a instalarse, junto a su marido, en una de las zonas más exclusivas del norte peninsular: el barrio de Neguri, en Getxo, Vizcaya.El matrimonio , considerado uno de los más emblemáticos de Hollywood, se ha instalado en el Palacio Lezama Leguizamón, una joya arquitectónica ubicada en el promontorio de Arriluce, frente al mar Cantábrico. Se trata de una mansión histórica que, además de su imponente silueta y su torre central, conserva en su interior la que fuera una de las bibliotecas privadas más importantes de España.TE RECOMENDAMOS Los rumores crecen: ¿está saliendo Jeremy Allen White con Molly Gordon tras su aventura con Rosalía? A.B. Buendía Así es Giulia Honegger, la nueva ilusión de Fedez: empresaria y diseñadora de moda Daniella BejaranoEste enclave señorial, que evoca el esplendor de la alta burguesía vasca de finales del siglo XIX, se ha convertido en su residencia temporal mientras Zeta-Jones filma en distintos puntos del País Vasco. La elección no es casual: la privacidad, la elegancia y la historia que emanan tanto del palacio como de su entorno han conquistado a la pareja. «Es mucho más que una casa, es parte del alma de Neguri», aseguran fuentes cercanas al entorno del rodaje.El Palacio Lezama Leguizamón no solo destaca por su arquitectura de estilo neogótico y su distribución en tres estancias principales , sino también por sus jardines, ideales para disfrutar del atardecer mientras la luz del Abra baña de dorado las fachadas. Una experiencia estética y sensorial que no pasa desapercibida para quienes saben apreciar los detalles.Neguri, cuyo nombre en euskera significa ‘ciudad de invierno’, nació a finales del siglo XIX como refugio de la élite bilbaína. Familias como los Ybarra, los Ampuero o los propios Lezama Leguizamón levantaron aquí palacetes frente al mar, en busca de aire limpio y tranquilidad, lejos del bullicio industrial de Bilbao. A día de hoy, su esencia permanece intacta: calles silenciosas, fachadas señoriales , jardines cuidados y una calma que solo perturba el sonido del mar.Desde su llegada, la pareja ha participado activamente en la vida local. La actriz se ha inscrito como socia temporal en el Real Sociedad de Golf de Neguri y ambos han visitado algunos de los templos gastronómicos de la zona, como el restaurante Akelarre de Pedro Subijana, que cuenta con tres estrellas Michelin.Un lugar con historiaLa presencia de figuras internacionales en Neguri no es novedad. La historia del barrio está entrelazada con las vidas de personajes tan relevantes como Adela Güell Ricart, nieta del conde de Güell y esposa de Pedro Ybarra Mac Mahón. Famosa por su activismo social y su hospitalidad, Adela convirtió su residencia en un centro de reuniones de la élite cultural y política de la época.También destaca la condesa del Abra, María de los Dolores de Churruca y Zubiría, heredera de Evaristo Churruca, conde de Motrico y responsable de la ampliación del puerto exterior de Bilbao, considerada una de las grandes damas de la alta sociedad vasca. Y, por supuesto, Ignacio de Urquijo y Olano, conde pontificio y primer español no real bautizado por el papa Pío XII. Un entorno de películaLa fascinación de Zeta-Jones y Douglas por el norte no es nueva. El actor estadounidense ha sido desde hace décadas un habitual del verano español, especialmente de su mansión en Mallorca , S’Estaca, que comparte con su exmujer. Pero este año, el Cantábrico ha sustituido al Mediterráneo. El cambio de escenario no parece haber mermado su entusiasmo: Michael Douglas publicó en sus redes un vídeo disfrutando del día en San Sebastián, mientras acompañaba a su esposa en los descansos del rodaje.Getxo, con sus cinco playas: Las Arenas, Ereaga, Arrigunaga, Azkorri y Barinatxe, sus rutas patrimoniales como el ‘Camino de las Grandes Villas’p y su célebre Puente Colgante, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ha sabido mantener la elegancia de otros tiempos. Su fusión entre paisaje natural, legado industrial y vida marinera lo convierten en un destino tan atractivo como discreto.

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