El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda (Pontevedra, 1968), recibe a ABC en su despacho, tranquilo, sin ajetreos, como la ciudad que lo acoge. Aunque el ruido nacional no llega apenas a Galicia, la sensación de agotamiento de Pedro Sánchez sí ha calado. Y hay un aval a la estrategia de Alberto Núñez Feijóo para hacerle frente. Hace un año y medio el PP gallego encadenó otra mayoría absoluta.—¿Ve legislatura hasta 2027 o no?—Va a durar hasta que Pedro Sánchez sea capaz de aguantarla. Lo que me gustaría a mí es que acabase cuanto antes y hubiera elecciones. El Gobierno está a todo menos a gobernar. Y lo digo como presidente autonómico que no tiene interlocución a pesar de necesitarla. Que no haya Presupuestos es el reflejo de que no hay Gobierno.—¿Se puede frenar el pacto de la financiación para Cataluña?—Me hace mucha gracia que lo llamen financiación singular, cupo… Al final son eufemismos. El independentismo catalán quiere aportar menos a la bolsa común y retener más en Cataluña. Y si se hace así, los demás saldremos perdiendo. Nosotros podemos denunciarlo y hacer presión política. Y luego está la solución judicial. Pero me parece descorazonador que no haya interlocución política para frenar cosas que son un disparate. Y también depende de qué instancia judicial hablemos. Últimamente hemos visto que en alguna se puede confiar bastante poco. Los presidentes del PP hemos mostrado nuestro rechazo y también los del PSOE que piensan más en sus ciudadanos que en su partido o en la sumisión a Sánchez.Noticia Relacionada estandar Si La ofensiva del PP para exigir la dimisión de Patxi López y Pilar Bernabé dilata su decisión sobre el sustituto en la dirección Emilio V. Escudero Génova aún estudia la mejor manera de cubrir el agujero que deja la madrileña como vicesecretaria de Movilización y Reto Digital en el partido— ¿Hacen lo suficiente las comunidades autónomas gobernadas por el PSOE?—Algunas han dado un paso importante. Pero podrían dar más. Hay diputados en las Cortes que al final tendrán que optar entre velar por sus territorios o velar por la supervivencia de Pedro Sánchez. En Galicia, desde luego, tenemos un Partido Socialista absolutamente sumiso.—¿Cree que a la vuelta del verano la ministra de Hacienda abrirá el debate del nuevo modelo de financiación?—Confío muy poco en la ministra de Hacienda. Estuvo aquí hace un año y dijo que era absolutamente mentira que fueran a cerrar el cupo catalán ni la condonación de deuda. Ya lo hemos visto. Sánchez me dijo la última vez en Moncloa que estaba seguro de que como era imposible llegar a un acuerdo para la financiación, no valía la pena ni intentarlo. Tengo muy pocas esperanzas. Al gobierno le gusta muy poco oír aquello que no puede hacer y va a constatar que la mayoría de comunidades pensamos que no se puede ir hacia financiaciones singulares. Probablemente no nos convoque y si lo hace, será un paripé.—El PNV sigue apoyando al Gobierno a pesar de los escándalos. En Galicia han tenido relaciones muy estrechas con el País Vasco.—Yo tengo relaciones buenas con Pradales como Feijóo las tuvo con Urkullu. Pero tenemos planteamientos diferentes. Ellos piensan que es el momento de exprimir al máximo al Gobierno de España a costa de los demás. Nosotros no. Estoy convencido de que mientras el PNV pueda hacerlo, no dejará de apoyar a Sánchez. Es una pena porque yo antes creía que el PNV era un partido de Estado y que pensaba en algo más que su propio territorio. Creo que por desgracia ahora mismo no es así.—¿Y eso se puede reconducir si Feijóo puede llegar a gobernar?—Espero que sí. El PNV siempre fue un partido dentro de la Constitución. Otra cosa es que ahora mismo esa mentalidad nacionalista les lleve a exprimir lo máximo al Gobierno y a pensar muy poco en el resto de comunidades. Espero que eso sea reconducible, aunque la actitud en la que están en estos momentos parece muy difícil.—¿Acuerdos con Junts?—Cuando son propuestas razonables, dentro de la Constitución y que no van contra el conjunto de comunidades autónomas, ¿por qué no?. Estas líneas rojas y cordones sanitarios tan propios de la izquierda, el PP no los plantea. Otra cosa es que sea inadmisible lo que piden para conseguir los acuerdos. Sánchez se ríe mucho de eso de que Feijóo no es presidente porque no quiso, pero es la verdad.—Puigdemont exige la oficialidad del catalán en Europa, que va en pack con el euskera y el gallego. ¿Le incomoda que el PP se oponga?—A Sánchez la defensa del gallego en Europa le importa cero. Solo lo plantea porque sus socios se lo exigen. Y si hay 40 millones de euros anuales para eso yo le digo que hay muchísimas otras finalidades para promocionar el gallego antes que esa. Ahora mismo se está discutiendo la disminución de la financiación para la política agraria común, los recursos europeos para la pesca… Y, sin embargo, todos los esfuerzos del Gobierno están en la propuesta del independentismo catalán.—¿La lengua se ha convertido en un arma política arrojadiza?—Sí. Es muy propio de los nacionalismos y es lo contrario del bilingüismo cordial de Galicia. Nosotros estamos orgullosos de nuestra lengua y defendemos su promoción. Pero también la libertad lingüística y no poner carnés de buenos o malos gallegos en función de lo que se hable. —En la Conferencia de Presidentes de Barcelona una compañera suya se levantó para no usar pinganillo.—Yo respondo por lo que hice yo. Me quedé y me puse el pinganillo para entender lo que me estaba diciendo el señor Pradales. También le digo que no tiene ningún sentido que si tenemos una lengua común haya que hablar en lenguas diferentes. Todo lo que sea utilizar la lengua para manifestar una postura política de exclusión, a mí desde luego no me gusta. A quien le moleste, lo siento mucho.—En el marco actual, que es la corrupción, ¿le preocupa la imputación de Cristóbal Montoro?—Me preocupa porque al final es otro elemento más para la desafección política y parece que todo es lo mismo. Que se investigue hasta el final y si hay culpabilidades hay que exigirlas con todas las consecuencias. No voy a diferenciar ni a hablar de ‘lawfare’ como hacen otros. El PSOE está usándolo descaradamente para que no se hable de lo suyo. Pero si el señor Montoro la ha hecho, la tiene que pagar.—Sobre la oposición de Feijóo en el Congreso. ¿Qué pensó cuando escuchó la frase de los prostíbulos?—Evidentemente se ha endurecido la oposición. Lo que no podemos ver es que el presidente del Gobierno, con todos esos antecedentes que por cierto no ha negado, emprenda una cruzada contra la prostitución y diga que va a regenerar todo. La gente espera que se hable con claridad y que se diga lo que hay. Y Feijóo lo hizo. ¿Eso es endurecer el debate? Sí, probablemente. ¿Era necesario en estos momentos? Sí. Lo que no vamos a ser es hermanitas de la caridad. Hay que responder al cinismo de Sánchez.—¿El congreso del PP fue el revulsivo esperado? Tellado, número dos. Hay comentarios sobre la galleguización del partido…—Hay unos cuantos gallegos y yo creo que eso no es malo (risas). Nuestro congreso llegó en el momento necesario y coincidió con la descomposición del PSOE, que irá a más. Respecto a Miguel Tellado, me sustituyó como secretario general del partido en Galicia. Y mejoró mi labor. Feijóo ha nombrado al secretario general que quería poner. Un partido tiene que estar preparado para intentar ganar las elecciones y en eso Tellado me parece el mejor.—Galicia parece un oasis. Mayoría absoluta a pesar del nacionalismo. Y Vox no existe.—Cuanto más convulso está el panorama nacional, aquí seguimos con nuestra tranquilidad. El sosiego es muy importante para el día a día. Y eso se produce porque a pesar de que hay un nacionalismo que es independentista –es la segunda fuerza y Sánchez lo azuzó para intentar que el PP no gobernara– la mayoría de gallegos no son así. Hay una fuerte identidad, somos muy nuestros, pero tenemos ese sentidiño. Vox no existe porque no ha sabido interpretar el alma gallega. No nos gustan los extremismos ni las posturas negacionistas, por ejemplo, con la inmigración. —El PP dio plantón en la última reunión sobre inmigración.—No me gusta no ir a las reuniones, pero esta vez estaba justificado. Llevamos mucho tiempo diciéndole al Gobierno que los menores inmigrantes no son una mercancía o una cifra acumulada para sacarse de encima. Ahora mismo nos quieren enviar más del 100% de los menores que tenemos acogidos. Para eso necesitamos una planificación temporal y una financiación. Nosotros tenemos estimado que no serían menos de 30 millones de euros y el Gobierno plantea darnos 3. El 10% de la cobertura. Se busca financiación para las lenguas cooficiales, esto me parece bastante más importante. —Vox rompió con el PP por la acogida de menores y ahora ustedes se plantan con la distribución.—Si el planteamiento es que no queremos inmigrantes en España, eso es absurdo. Y me alegro de que el PP lo rechazara. Ahora de lo que hablamos es de otra cosa: no podemos aceptar inmigrantes a toda costa. No es xenofobia ni un planteamiento ideológico. Es poder atenderlos bien. Yo acabo de reclamarle al Gobierno central que me dé la competencia, igual que tiene el País Vasco, para regularizar a los inmigrantes que están aquí y que quieren trabajar. El Gobierno central tarda años en darles el permiso. Esa inmigración es la que nos interesa y la que puede permitir que las empresas se sigan instalando. No podemos admitir que en España no se controlen las fronteras y todo sea un problema de las comunidades autónomas.—El desarrollo industrial en Galicia renquea por los problemas con los fondos europeos.—El país con más descentralización administrativa de Europa se ha empeñado en la gestión más centralizada de fondos europeos. Es un drama pero va a haber mucho dinero que se devuelva a Europa porque el Gobierno no ha sido capaz de movilizarlo. Nosotros tenemos aquí varias empresas que se instalarían y crearían muchísimos puestos de trabajo si tuvieran esas ayudas europeas.—¿Y qué va a pasar con el proyecto Altri?—Es una empresa que ha pasado todos los controles ambientales en Galicia y ahora le dicen que no por razones de ese tipo. A otras empresas en otras comunidades se les han asignado fondos sin ni siquiera iniciar la tramitación ambiental. Hay mucha intervención política. Me parece sangrante que desde aquí los partidos de la oposición están lanzando mensajes a Moncloa para que no se apoyen proyectos industriales que en Galicia han pasado los trámites.—¿Los parques eólicos se reactivarán?—Hemos recurrido en el Supremo y hemos ganado. Y ahora el Tribunal de Justicia de la Unión Europea se va a pronunciar pronto. Y espero que este calvario que ha paralizado un montón de inversiones en Galicia finalice. Cuando hablamos de industrias verdes hablamos de industrias tradicionales que evolucionan para utilizar energías como la eólica. Aquí se ha paralizado todo ese desarrollo por criterios judiciales que solo se están aplicando aquí. Espero que el TJUE sea favorable y recuperemos el tiempo perdido.

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