Mientras los hoteleros de Mallorca intentan que el turista vuelva a casa feliz , otros prefieren que no vuelva. Ni feliz ni infeliz. «Go home», rezan ahora las pancartas vandalizadas con brocha gorda y mensaje fino como un ladrillo. La guerra contra el turismo ya no se libra -sólo- en manifestaciones, sino en el mobiliario urbano y a brochazos. El sector turístico, a su vez, comienza a mostrar signos evidentes de preocupación y hartazgo ante esta escalada.Dos nuevas vallas de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) han sido atacadas con pintura en Felanitx y s’Alqueria Blanca. En esta última, además del habitual brochazo, han aparecido símbolos anarquistas y un mensaje directo: «Go home». La de Felanitx ya había sido pintada días antes, fue repintada, y ha vuelto a ser vandalizada. Ambas acciones han sido reivindicadas por el colectivo Menys Turisme, Més Vida, que ha difundido las imágenes en redes sociales con un llamamiento expreso al «boicot a todas las vallas».Estas estructuras publicitarias forman parte de la campaña «Tourist, go home happy», impulsada por la patronal hotelera hace apenas diez días, con una veintena de carteles repartidos por la isla. El objetivo era agradecer al visitante su contribución económica y contrarrestar la narrativa creciente de hostilidad hacia el turismo. «Queremos agradecer al turista su presencia, es quien paga 235.000 nóminas en julio y agosto», expresó el presidente de la FEHM, Javier Vich.La campaña de agradecimiento al turista lanzada por la FEHM coincidía con un repunte de la tensión social. El pasado 12 de julio, la sede histórica de la Consejería de Turismo en Palma fue atacada con una pintada que acusaba al turismo -e indirectamente al Gobierno balear del PP- de ser «culpable de nuestra miseria». El acto, atribuido a Arran , elevaba el nivel de confrontación turismofóbica al alcanzar ya a edificios institucionales y, en este caso, protegido. El Gobierno balear condenó los hechos y los trasladó a la Policía Nacional.Las tiendas también se plantanEn medio de esta ofensiva contra el turista, la patronal del pequeño y mediano comercio de Mallorca ( Pimeco ) ha lanzado esta semana su propia campaña en defensa del visitante. Se titula « Mallorca’s Shops Love Tourists » y distribuye pegatinas entre sus comercios asociados para visibilizar su apoyo al turismo. «Estamos cansados de escuchar mensajes que criminalizan al turismo. Su presencia es vital para nuestra economía local y circular », afirmó Carolina Domingo, presidenta de Pimeco. Desde la entidad recuerdan que los residentes son esenciales, pero no suficientes, ya que muchos de sus clientes viven directa o indirectamente del turismo.Preocupación internacionalLa Asociación de Agencias de Viajes de Baleares (Aviba) ha alertado de llamadas de turoperadores europeos preocupados por el ambiente social en la isla. Preguntan si hay rechazo social hacia los turistas. Por ahora logran tranquilizarlos, «pero estos actos tienen consecuencias», advierte su presidente, Pedro Fiol.La FEHM, por su parte, estudia emprender acciones legales. « Esto no es activismo. Es sabotaje », insisten desde la federación hotelera, preocupados por el daño a la imagen internacional de Mallorca.Lo que comenzó como un debate legítimo sobre el modelo turístico en Baleares ha derivado en una campaña de presión ideológica que pone en cuestión el principal motor económico de la isla sin una alternativa tangible. Desde los hoteles hasta las tiendas de barrio, el sector empieza a responder de forma coordinada a un relato que consideran peligroso, irreal e injusto.«La campaña de Pimeco es un llamamiento al realismo. No se trata de volver a los años 60. Se trata de gestionar mejor el turismo sin renunciar a él», defienden desde la patronal del comercio.Mientras tanto, las vallas siguen amaneciendo pintadas . Y el turista, que no entiende de consignas pero sí de destinos, empieza a preguntarse si en Mallorca les siguen esperando con los brazos abiertos o con el espray en la mano.

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