Rueda encomienda al Apóstol tolerancia ante la turismofobia e inspiración para regular «con acierto» la inmigración

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Rueda encomienda al Apóstol tolerancia ante la turismofobia e inspiración para regular «con acierto» la inmigración

Como cada 25 de julio, Día de Galicia y Día del Apóstol , el sonido de las gaitas y la afluencia de peregrinos, vecinos y turistas se abrieron paso este viernes por las calles de Compostela en su día grande. Un ambiente festivo para un día marcado en el calendario de los gallegos, en el que el ocio y las celebraciones litúrgicas conviven a la capital gallega. Una jornada que arrancó en el centro de Santiago, la Catedral, donde autoridades civiles y religiosas participaron de la Ofrenda al Apóstol , como viene siendo tradición desde el siglo XVII, para encomendarse a Santiago el Mayor ante las dificultades e incertezas de más rabiosa actualidad, como la trata de personas inmigrantes o el fenómeno de la polarización.Ideas que recogió en su discurso el Delegado Regio , Alfonso Rueda, nombrado por el Rey Felipe VI para hablar en su nombre y presidir la Ofrenda al patrón de España. Una labor que el presidente gallego ejerce por segunda vez, tras haberla desempeñado en 2023 y que agradeció, en esta ocasión, pidiendo al Apóstol Santiago protección para que Don Felipe siga desempeñando «con acierto y ejemplaridad las altas responsabilidades que le corresponden», destacándole como una figura que emana confianza y credibilidad en un momento en el que urgen referentes de integridad personal e institucional.Noticia Relacionada estandar Si Alfonso Rueda: «Era necesario endurecer la oposición. No somos hermanitas de la caridad» Paloma EstebanUn arranque en el que no faltó la mención a los peregrinos que desde siglos afrontan el Camino de Santiago con « determinación, tolerancia, fuerza de voluntad, constancia y búsqueda de la transcendencia ». Valores que el presidente gallego valoró como ejes para enfrentar los retos que «de verdad importan, las necesidades reales de las personas a las que servimos».«Ofrecer servicios públicos de calidad, cultivar la cultura del esfuerzo y la cultura del respeto, ahondar en la riqueza histórica, cultural y lingüística de la que somos depositarios, superar la crisis de la vivienda, gestionar con éxito los desafíos derivados de la erupción de la Inteligencia Artificial, desterrar para siempre la lacra de la violencia; también y, muy especialmente, la de la violencia machista; sustituir un insulto por el diálogo y sustituir el respeto para quien piensa diferente por maneras de actuar que no son tolerables», afirmó el titular de la Xunta.En este sentido, el presidente gallego articuló un alegato en favor de una sociedad de «personas libres e iguales», tanto en el reparto de las cargas tributarias y distribución de los recursos públicos de acuerdo a la solidaridad entre territorios -en clara alusión al acuerdo bilateral para la financiación singular de Cataluña – como a la hora de encontrar el «necesario punto de equilibrio en el que regular con acierto la inmigración». Una petición de inspiración al Apóstol, «también para acabar con las mafias que se lucran con el tráfico ilegal de personas inocentes que simplemente buscan un futuro mejor para ellos y para sus familias, como hicimos, por cierto, los gallegos durante mucho tiempo en un pasado no tan lejano», aseveró Rueda.También en clave política, el titular de la Xunta encomendó a Santiago el Mayor tolerancia para superar «la tentación de la turismofobia , especialmente en esta Compostela, que, como recordó recientemente el señor Arzobispo, es la Catedral la que crea la ciudad». Un llamamiento a afrontar las problemáticas derivadas de esta actividad económica desde el respeto, en una ciudad inseparable de los viajeros.«Y, por lo tanto, invocamos tu aportación para el conjunto de la humanidad, de manera que seamos quien de redescubrir y experimentar el amor, la justicia, la misericordia y el perdón característicos de todos los valores cristianos y de cualquier sociedad que busque el bien común», continuó el presidente gallego, enmarcando la Comunidad como una «casa común» con una «naturaleza privilegiada» de la que sacar provecho de los recursos para mejorar la vida de la gente.Esperanza y compasiónTambién protagonista de la ceremonia, el arzobispo de Santiago, Francisco José Prieto, presidió la homilía y reflexionó sobre los retos del presente, tanto de la Iglesia como de la sociedad en su conjunto, invitando a encontrar la esperanza frente a la guerra , las crisis económicas, los cambios sociales, la enfermedad y la soledad.«En medio de este mundo tan variante, los cristianos estamos llamados a levantar la mirada y a vivir desde una certeza que no viene de nosotros mismos, la esperanza que viene de Dios. No estamos llamados a cerrar los ojos ante los problemas del mundo. Al contrario, la esperanza cristiana mira de frente al sufrimiento y lo abraza con compasión», afirmó el arzobispo.Un mensaje de unidad, destacando a la Iglesia como «un hogar para todos, especialmente para los descartados», desde el que alzar la voz «sin miedo» contra las graves injusticias que se producen día a día, como las «víctimas de la guerra, las mujeres esclavizadas en la trata y en la prostitución, la falta de vivienda y de un trabajo digno», enumeró monseñor Prieto.En este sentido, se refirió a la inmigración y a no perder «la mirada y sensibilidad evangélicas ante la necesidad de acogida e integración de las personas inmigrantes». « Es inaceptable utilizar a los inmigrantes o refugiados como arma política cuando ya acumulan el dolor por el desarraigo y el abuso de las mafias», aseveró el arzobispo de Santiago, que abogó por que estas personas sean acogidas desde la legalidad y la fraternidad. «Y nuestra más firme condena: ni violencia racista ni criminalización colectiva», añadió.Los discursos dieron paso al resto de la homilía, con la comunión de autoridades, vecinos y peregrinos, Y como no podía ser de otra forma, los tiraboleiros hicieron acto de presencia para que el botafumeiro se alzase sobre las cabezas de los presentes, perfumando con incienso y disipando el olor a sudor de los peregrinos, como viene siendo tradición desde hace siglos.Todo ello para dar paso a actividades como los conciertos repartidos por la ciudad o la misa en recuerdo de Rosalía de Castro y la posterior ofrenda florar en el Panteón de Galegas e Galegos Ilustres en honor a uno de los símbolos fundamentales de la historia y cultura gallega.

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