No es una abogada defensora al uso como las que suelen actuar en procedimientos como el de Juana Rivas. De hecho, la que que acompaña en cada paso a la mujer famosa en toda España por la batalla emprendida para evitar que sus hijos vuelvan con su exmarido italiano procesado por malos tratos, ni siquiera es letrada como sería lo lógico para enfrentarse a un caso tan polémico, tan complejo y con tantas aristas.Francisca Granados, más conocida como Paqui, es simplemente una asesora legal que lleva desde el año 2017 junto a Rivas. « No soy abogada, no sé de Derecho procesal» , reconocía hace algún tiempo a ABC. En su haber cuenta con una experiencia de más 30 años del lado de las víctimas de la violencia de género. Pero no desde el ámbito legal, sino desde el del feminismo y la lucha contra los malos tratos. Es su especialidad y durante mucho tiempo ha realizado tareas de asesoramiento a víctimas de violencia de género. En su currículum consta que trabaja desde hace más de dos décadas en el Centro Municipal de Información a la Mujer de Maracena. Previamente fue profesora en la Universidad de Granada, donde impartió clases en el grado de Relaciones Laborales sobre Políticas de Igualdad, una institución académica en la que, al parecer, era apreciada por sus alumnos.Granados ha sido desde 2017 la mujer en cuyas manos se puso Rivas, una vez que ésta se negó a entregar a sus hijos al padre y se ocultó con ellos en España. También y pese a no tener el título de abogada, como suele ser habitual en los profesionales que acompañan a los protagonistas de otros procedimientos similares, se erigió en portavoz. Ha estado durante todos estos años acompañando a Rivas en su negativa a entregar los hijos a su progenitor, Francesco Arcuri. Ha participado en numerosas ruedas de prensa y hablado públicamente cada vez que se producía una novedad del caso. Hace unos días, cuando se produjo el contacto del menor con su padre en el punto de encuentro, allí estaba Granados a brazando y consolando a Rivas y cuestionando el sistema . Pero ha sido también una de las promotoras de la desmedida exposición mediática de un asunto en el que está en juego el futuro de un niño de sólo 11 años. Podría decirse que es «la mano que mece la cuna» tras los pasos de la granadina». Así la han calificado algunos.Arma arrojadizaGranados, el cerebro de la estrategia de esta mujer cuyo caso ha dado la vuelta a España generando una enorme polémica, también ha sido cuestionada por su actuación en un caso en el que dos hijos (Daniel y su hermano mayor) se han convertido en una especie de arma arrojadiza entre ambos progenitores. La madre acusa al padre de malos tratos. Por ello Arcuri aún tiene pendiente un juicio por esas acusaciones en Cagliari (Italia). Y el padre echa en cara a la madre que manipulara a sus hijos en su contra. La actuación de Granados también ha sido cuestionada y su modo de proceder ha sido objeto de varias denuncias aunque ninguna prosperara. En los inicios del caso, en 2017, fue imputada por un presunto delito de inducción a la sustracción de menores en relación con lo ocurrido con su clienta. El asunto fue finalmente archivado pero esa no fue la única acusación a la que tuvo que enfrentarse. También fue denunciada por intrusismo profesional sin que la denuncia saliera adelante. La última polémica es reciente. La juez de Granada puso en tela de juicio su papel durante un acto público ya que Granados fue la que incitó al hijo de Rivas, de sólo once años, a hablar ante la prensa. Una actuación que la magistrada consideró una «exposición innecesaria y perjudicial» para un menor y que provocó que decidiera que la entrega del chico a su padre el pasado viernes se hiciera en un entorno íntimo, lejos de las cámaras. Granados basa su discurso en las críticas a un sistema judicial que considera fracasado e incapaz de proteger a las víctimas de violencia de género y en el retraso de las actuaciones en Italia. Una controvertida actuación que aporta más polémica al caso.

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