Tadej Pogacar, el campeón inconformista

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Tadej Pogacar, el campeón inconformista

Puede decirse que los organizadores del Tour diseñaron un Tour contra él: estaban todos los puertos donde Tadej Pogacar (Komenda, 1998) ha sufrido pájaras alguna vez en su vida. No se trataba, en todo caso, de una conspiración, sino casi de un ejercicio de supervivencia: evitar otro paseo militar como el del ‘extraterrestre’ esloveno en 2024. El trazado de este año favorecía a Jonas Vingegaard: cumbres alpinas a mucha altitud, una contrarreloj tardía, e incluso Hautacam y La Loze, las cimas donde el danés le humilló en ediciones anteriores. Pero ni así. Con días de resfriado, sin su escudero Joao Almeida —caído a principio de la carrera— y tras una primavera triunfal, ‘Pogi’ ha ganado con mucha holgura su cuarto Tour de Francia, el segundo consecutivo . Y lo ha hecho, además, conquistando cuatro etapas y el maillot de la montaña. Demostrando su superioridad definitiva, precisamente, en Hautacam. El campeón tiene solo 26 años. Su palmarés en esta temporada es de videojuego: ha ganado todo lo que ha corrido, salvo la Paris-Roubaix (donde venció Van der Poel). Su currículum le sitúa en un limbo; es demasiado fuerte para los demás, pero le cuesta soportar la presión de habitar esa cima en solitario . Hace unos días afirmó que en ocasiones se había preguntado «por qué sigo aquí», después de «tres semanas tan largas»: «Quiero hacer otras cosas bonitas en mi vida».Pogacar parece disentir de algunas formas de entender el ciclismo. Es simpático y a la vez críptico, exigente hasta el límite. Renunció a los Juegos Olímpicos de París 2024 porque Eslovenia no convocó a su pareja, Urska Zigart (también ciclista). En su sonrisa hay carisma, pero este año se ha percibido también la máscara. Lo insinuó el diario ‘ L’Équipe ‘ esta semana en un editorial inusual: el portador del maillot amarillo parece aburrido de su propio Tour (y desluce la carrera). Un liderazgo incuestionable: ha sacado casi cinco minutos a Vingegaard y más de 11 al tercer clasificado. El campeón aparenta ser víctima del ‘síndrome del maillot amarillo’: la obligación de rendir todos los días y de sonreír siempre, de dar espectáculo y declaraciones, de gestionar al rival y al público, de perder un par de horas todos los días en podios y labores promocionales mientras los demás corredores descansan y reciben masajes. Ha hecho todo bien, pero algo en su lenguaje corporal ha revelado un fastidio no pasajero .Un calendario agotadorQuizá su calendario no ayude. A diferencia de Vingegaard (su eterno rival), que se ha centrado casi en exclusiva en este Tour, Pogacar viene compitiendo con asiduidad desde febrero . Miembro ya del club de los cuatro Tours, el ‘pequeño Príncipe’ tiene ya a tiro el récord de Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain. La fatiga mental hace improbable que dispute finalmente la Vuelta este año: la carrera donde despuntó como juvenil en 2019 (y sin embargo la única prueba que no ha ganado aún). Su decisión favorecería a Juan Ayuso, envuelto en rumores sobre su posible salida del UAE.Noticia Relacionada Ciclismo estandar No Histórica victoria de etapa de Mavi García en el Tour femenino ABCEl equipo de Pogacar ha generado algunas suspicacias en este Tour, no sólo por su músculo financiero y dominio cuasi abrumador, sino por actitudes discutibles como la bronca pública de Nils Politt al debutante Iván Romeo por atacar en busca de una fuga. Algunos rivales –y medios especializados– denuncian una «lista negra» de corredores (como Matteo Jorgenson) a los que jamás se les deja escaparse. Sea exageración o no, lo cierto es que Pogacar hubiese corrido con el control absoluto de la carrera si no fuese por la agresividad constante del equipo Visma, infatigable pero incapaz de doblegarle sin la concurrencia de dos candidatos alternativos. El problema para los holandeses, como dijo esta semana en su pódcast el vencedor en 2018, Geraint Thomas, es que «puedes aislar a un Ferrari, pero de todas formas va rápido».¿Cuáles serán los próximos objetivos de ‘Pogi’? ¿Seis Tours? ¿Retirarse joven? ¿Ganar las tres grandes vueltas el mismo año? Nadie lo sabe. Pero lo que es seguro es que Tadej ya no corre sólo para vencer: está explorando el sentido profundo de lo que significa seguir ganando.

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