En su palmarés se encuentran el Premio Dupont, el Premio Nacional de Investigación Leonardo Torres Quevedo, el Príncipe de Asturias de Investigación, la Gran Medalla de la Academia de Ciencias de Francia, un European Inventor Award y una treintena más de reconocimientos. Ahora. Avelino Corma (Castellón, 1951) acaba de recibir el Premio Fronteras del Conocimiento , otorgado por la Fundación BBVA y considerado como la antesala de los Nobel. Con una sonrisa y harto de responder siempre a lo mismo, dice que no cree que la Academia Sueca de las Ciencias vaya a pronunciar su nombre. «Hay mucha gente muy buena», contesta con humildad el todavía profesor investigación en el Instituto de Tecnología Química de la Universidad Politécnica de Valencia y el CSIC -y que él mismo fundó en 1990 y dirigió hasta 2010-, y quien desde su pizarra («todo se explica mejor con dibujos», dice hablando de catalizadores, su especialidad) sigue inspirando a las nuevas generaciones de químicos. También sigue buscando nuevas reacciones químicas que nos faciliten la vida, algo que se le da bien a juzgar por los más de 1.500 artículos científicos que llevan su firma y las 200 patentes a su nombre. «La investigación ha sido mi vida y la sigo disfrutando cada día. Yo ya estoy pagado», asegura con una sonrisa de oreja a oreja.—He preguntado a varias personas antes de esta entrevista qué pensaban que era un catalizador. En el mejor de los casos, me han respondido que algo relacionado con los coches, pero nadie lo relaciona, por ejemplo, con medicamentos. ¿Acaso enseñamos mal en la escuela?—No, lo que sucede es que la gente se queda más con lo que se habla todos los días, y ahí entran los catalizadores de los coches. Y sí, esos son catalizadores. Pero también se utilizan en muchas más cosas: para obtener las materias primas de todas las fibras sintéticas que se utilizan en la ropa, para crear los diferentes plásticos que existen, en los productos farmacéuticos… En definitiva, en todos los campos de la química. —¿Y cómo explica usted qué es un catalizador? —Tenemos dos moléculas, A y B, que juntamos en una reacción química para obtener la molécula C. El problema aquí es que casi nunca obtienes solamente C, sino que también hay lo que llamamos subproductos. Ahí entran los catalizadores: aumentan la velocidad, por tanto, dirige la reacción hacia lo que tú quieres. Y con eso disminuye enormemente o incluso evita la formación de subproductos. Por eso los catalizadores están en el 90% de los procesos químicos para obtener moléculas, para hacerlo de la manera más eficiente: más rápido, a menor temperatura y de la forma más ‘pura’ posible. —Así explicado no parece tan complicado. —Si lo piensas, todos utilizamos la palabra ‘catalizar’ en nuestro lenguaje común. Por ejemplo, decimos «esto es un proceso catalizado por este o aquel hecho», lo que quiere decir que ha facilitado que se produzca ese proceso.El tamaño importa—Usted ha liderado la concepción y síntesis de materiales microporosos que actúan como catalizadores sólidos, en los que las reacciones se producen dentro de cavidades del tamaño de las moléculas. Es decir, las reacciones ocurren en lugares microscópicos en los que el tamaño importa. —Efectivamente. Si tienes partículas de distinto tamaño y las tamizas, como con la harina, seleccionas unas y otras no. Es algo parecido con las moléculas. Preparamos un tamiz molecular en donde el poro será el adecuado para que esta molécula pase, pero que esta otra que no me interesa no pueda pasar. Y eso coincide con que los subproductos que no queremos suelen ser más grandes. Sabiendo eso, lo que hacemos es que dentro del poro del tamiz le colocamos los centros catalíticos en donde la reacción va a tener lugar: así, la que ha penetrado, reaccionará; y la que no, no lo hará. Esta es una forma de seleccionar reactivos y, por tanto, de seleccionar productos. Y esta es solo una de las formas, pero existen más.—¿Y cómo se le ocurren estos ‘tamices’? ¿Es usted más ingeniero, inventor o científico?—Yo soy investigador. Y eso significa que te planteas problemas de cómo funciona la naturaleza y buscas soluciones. No hago diferencia entre ciencia, ingeniería y aplicación. Al final, lo que intento es hacerme preguntas y encontrar respuestas. Si esas respuestas nos conducen a mejorar nuestro conocimiento, ya está. Ya es un objetivo importante cumplido. Si además nos permiten solucionar problemas reales, entonces miel sobre hojuelas. Lo que sí que trato es de, a la vez que intento contestar a preguntas fundamentales que hagan avanzar la ciencia, tener los ojos abiertos para las necesidades que existen. Y si alguno de mis trabajos puede solucionar algún problema, rápidamente lo transfiero. Tengo excitación permanente con la ciencia: cada descubrimiento es un ‘chute’.«A la ciencia no se le pueden poner barreras, hay que favorecerla»—Aunque está en un sector con muy ‘mala prensa’… —Es como con la energía nuclear: la gente piensa en bombas atómicas, residuos, escapes en centrales nucleares… Y no en las personas que han tenido cáncer y se han salvado por el tratamiento de radioterapia. Debemos poner en una balanza para cuánta gente ha sido beneficiosa realmente y los perjuicios que ha tenido. Lo que debemos hacer es enfocarnos en evitar que ocurra la parte negativa. En cuanto a mi terreno, no tendríamos el actual grado de desarrollo si no fuera por la química. Medicamentos abonos, la síntesis del amoniaco, que sirve como fertilizante. Solo con el estiércol como abono no podríamos alimentar a todo el planeta. Esa es la química. Y no solo eso: la ropa y las fibras sintéticas. A todos nos gustaría vestir de lana merino, pero no tendríamos suficientes ovejas. O sí, pero necesitarían comer hierba y eso a su vez provocaría otros problemas… —¿Entonces es todo mala reputación? Hay quien predice el fin del mundo.—Las ventajas han sido enormes. Claro que ha habido problemas cuando no se ha utilizado bien. Pero para eso están las leyes y la propia investigación, para ir solucionando problemas que vamos creando. A la ciencia no se le pueden poner barreras, hay que favorecerla. El problema no está en la ciencia, sino en que seamos capaces después de regular para quedarnos con la parte buena e impedir que desalmados la utilicen para perjudicar a otros. Ahora lo estamos haciendo para crear una sociedad más limpia, con proceso más sostenibles, intentando sustituir los hidrocarburos fósiles por las renovables. En Europa lo estamos haciendo. Aunque hay otras personas que están al mando y no están siguiendo por ahí…—Se refiere a Donald Trump. Como científico, ¿cómo está viviendo este momento?-Lo veo fatal. Pero Estados Unidos y Trump no están solos en el mundo. Estamos el resto también. Tendríamos que ser capaces de funcionar de manera unida para decir: «atentos, esto es un problema global y lo tenemos que solucionar de manera global». De lo contrario, fracasaremos. Hace poco vi una exposición del periodo de entreguerras y el proceso de cómo los fascismos fueron aumentando, reuniendo poder de forma democrática. La gente pensaba: «Sí, dicen muchas cosas, pero después no lo aplicarán». Y lo hicieron. Y ahora también está ocurriendo.MÁS INFORMACIÓN noticia No El nailon, la fibra sintética que nació para fabricar paracaídas en la Segunda Guerra Mundial y cubrió las piernas de las mujeres noticia No Hallan una bacteria que transforma el plástico de las botellas en paracetamol—¿Y qué podemos hacer?—Hasta ahora hemos evitado los totalitarismos y hemos potenciado los sistemas democráticos, más responsables. Hemos comprendido que tenemos que ser más respetuosos con el medio ambiente. De todo esto, ni un paso atrás; ni para coger impulso. Ahí es donde está nuestra responsabilidad. No solo haciendo ciencia, sino también educando. Creo que ahí se está haciendo una labor enorme, concienciando a los niños de que necesitamos un planeta más limpio y sostenible.

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