El Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales justificó que la decisión en que «tras la detección de casos de fiebre aftosa en países de la UE que incrementan el riesgo de introducción en Gran Bretaña, hemos ampliado las restricciones a la importación personal de productos alimenticios que suponen un riesgo en la transmisión de esta enfermedad » y «contamos con sólidos planes de contingencia para gestionar este riesgo, proteger a los agricultores y garantizar la seguridad alimentaria del Reino Unido», declaró el doctor Jorge Martín-Almagro, subdirector veterinario en asuntos internacionales. La paradoja de que uno de los responsables directos de esta normativa sea español ha generado comentarios entre compatriotas que, con retranca, señalan que «el que ha prohibido el jamón… es de Madrid».Noticia Relacionada estandar No Reino Unido prohíbe la entrada a los viajeros de la UE con jamón o queso para protegerse de la fiebre aftosaY es que las autoridades aduaneras han sido instruidas para confiscar cualquier producto cárnico o lácteo encontrado en equipajes y advertir a los infractores de las graves consecuencias: confiscación y destrucción del producto en todos los casos, multa de hasta 5.000 libras (unos 5.900 euros) y potencial apertura de expediente penal con impacto en el historial migratorio. La medida ha impactado a una parte de la comunidad española, para la que el jamón ibérico, el chorizo o el queso curado son elementos de una identidad alimentaria profundamente arraigada.En los foros y grupos en redes sociales de españoles en Reino Unido, la reacción ha sido inmediata. Desde mensajes informativos como «podéis seguir comprando jamón por Amazon u ‘on-line’, incluso de Guijuelo», hasta otros más emotivos y resignados: «Semana española en Lidl a partir del 26 de junio. Hay embutidos varios para que no tengáis que arriesgaros a pasar aduanas con fiebre aftosa», reza el mensaje de una usuaria. Arriba, ‘bar de jamón’ de José Sol en Royal Ascot. Abajo a la izquierda, un sobre de jamón vendido en un súper de Reino Unido y al precio del país. A su derecha, el conocido chef extremeño José Pizarro, que trabaja en el país británico ABCUna joven estudiante de enfermería relata a ABC , bajo condición de anonimato, que regresó de Madrid con un par de sobres de jamón. «Me parecía una tontería, si está al vacío, si es solo para consumo personal… Nunca imaginé que me lo quitarían. Pero en el aeropuerto me pillaron. Me quedé bloqueada», relata. «Le dije al policía que era para un pícnic, una tontería que me salió por los nervios. Al final no me multaron pero me fui casi llorando».Su caso no es único. Martín, diseñador gráfico, cuenta su experiencia en el aeropuerto de Heathrow: «Me vine arriba y traía chorizo, morcilla y queso. Me lo quitaron todo y me dijeron que si reincidía, la multa podría ser de 5.000 libras y que podrían denegarme la entrada en el futuro. A mi marido, que es británico, se le caía la cara de vergüenza conmigo».Sí con licenciaLos profesionales del sector han respondido con pragmatismo. José Sol, empresario gastronómico con años de experiencia en el país, ha visto aumentar la demanda de sus productos. «Antes, un cliente bajaba a España, compraba un jamón entero y lo traía en la maleta. Ahora me lo pide a mí», señala. «Yo me he sacado la licencia y puedo cortar y envasar jamón al vacío en el Reino Unido y mi venta ha crecido. El jamón es identidad, no solo producto». Y aunque reconoce que «sí es verdad que puedes encontrar jamón barato en los súper, seguramente será un jamón por el que en España nos enfadaríamos con el charcutero».Sol incluso ha llevado esta semana, por segundo año consecutivo, su ‘bar de jamón’ al evento por excelencia de la aristocracia, Royal Ascot. Y es que este producto ha conquistado el paladar británico. «El cliente británico lo paga, y sobre todo, lo respeta. Para ellos es un lujazo, como el caviar». «Mi cliente no me pide un jamón. Me pide un jamón ibérico de Extremadura. Buscan el producto de calidad», dice, y declara que «el jamón es un punto de unión entre nuestras culturas, está muy valorado».José Pizarro , el reconocido chef extremeño, empatiza con quienes sufren por la medida: «El lío que han montado con esto del jamón es un desastre». Para él, el jamón tiene un valor simbólico para los españoles que viven fuera, forma parte de un ritual que va mucho más allá del sabor. Y cuenta como cuando llegó a Londres, hace más de dos décadas, «cuando nos juntábamos de fiesta y de parranda, nada más bonito que sentarnos y decir: este jamón es de mi madre. Este jamón es de España, es de mi casa». Esa ‘parranda’ de la que habla no es solo una fiesta, es un puente con la tierra natal a través del gusto y la compañía. Aunque ahora el jamón pueda comprarse en tiendas o páginas web, ese sobre de la madre traído en la maleta tiene en su opinión un valor emocional irremplazable. Las claves de la medida Confiscados Las autoridades aduaneras confiscan cualquier producto cárnico o lácteo encontrado en equipajes. La multa es de 5.000 libras (unos 5.900 euros). Expediente penal Encontrar jamón, morcilla o chorizo en la maleta y hacerlo de modo reiterado puede suponer la apertura de expediente penal con impacto en el historial migratorio. Se amenaza con negar la entrada al país en un futuro. En web y con más IVA Algunos usuarios animan a comprar jamón ‘on-line’. Comer en restaurantes en Reino Unido acarrea en el precio un IVA del 20%; el 10% en España.Y sabe que lo que el vivió es lo mismo que miles de jóvenes y estudiantes ahora. Pizarro planea entonces, como «gesto de comunidad», ofrecer jamón con descuento en su web. Pero para algunos, eso no basta. «Incluso para su sobrino, que trabaja conmigo, tiene el jamón ahí, pero quiere traerse el de casa. Es que es el ritual».Marcos Fernández, director general de Arros QD , el restaurante del chef Quique Dacosta, advierte que las cosas ya venían complicándose desde el Brexit: «Antes podía importar directamente. Ahora debo hacerlo a través de mayoristas». Aun así, Fernández, que espera que la norma sea temporal, insiste en que se puede encontrar producto español de calidad en el país y que la percepción de que todo es más caro en Reino Unido es errónea: «Depende de lo que compres, dónde y cómo. Cuando teníamos las tiendas de Ibérica, por ejemplo, teníamos productos españoles con mejor precio que en muchos sitios en Madrid. Pero hay que comparar lo equivalente». Si el ‘mono’ es tal que se decide ir a un restaurante, el precio sí se encarece, entre otros motivos «porque el IVA es del 20% y no del 10% como en España» y porque los alquileres en ciudades como Londres son altísimos, aunque comparables con «el barrio de Salamanca». Aun así, añade, «los restaurantes españoles que hay aquí tienen una relación calidad-precio cojonuda». Fernández, junto a Pizarro, forma parte del consejo asesor de Gastronomía de la Oficina Económica y Comercial de España en Reino Unido, y junto a otros expertos asesoran en la estrategia de promoción de alimentos y vinos nacionales en el mercado británico. «El delito»Mientras tanto, algunos usuarios en redes promueven estrategias absurdas para eludir la restricción, como envolver los sobres de jamón «en papel de aluminio porque así las máquinas no lo detectan». Otros han recurrido a envíos postales, sólo para llevarse la sorpresa de que el paquete nunca llega. Carmen, gallega , recuerda como hace dos semanas «pasé varias cosas, pero cuando pasé por la aduana me acojoné y empecé a sudar como si llevara un alijo de cocaína. Parece que no estás haciendo nada malo, y sin embargo te sientes culpable porque al final sí que es un delito». Sobra decir que, tras el susto, no está dispuesta a repetir. Para John Withers , británico jubilado con casa en Cádiz desde hace tres décadas, la medida también ha sido «un shock». «Cada vez que volvía me traía una maleta con embutidos, queso, aceite de oliva, vino… Ahora me dicen que no puedo traer ni una loncha. ¿Dónde está el riesgo si lo compro con controles sanitarios en España?». Aclara que «si está prohibido, no me arriesgo ahora a traer nada excepto vino». No faltan quienes quitan hierro al asunto. «Tanto drama con esto es ridículo –dice una madre del grupo ‘Spanish mums London’–. Hace unos años no, pero ahora aquí se consigue de todo, y si han puesto esta regla y encima la hace un español, por algo será. Es una cuestión de salud pública ».

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