En primavera de 2024 se desveló que la presente temporada se cerraría con un broche de oro, ‘West Side Story’ de Bernstein dirigida por Dudamel, con Nadine Sierra como María y Juan Diego Flórez encarnando a Tony. Se inauguró así más de un año de espera expectante zanjado este martes con el público aplaudiendo en pie, el elenco al completo saliendo a saludar hasta tres veces y la sensación de que había sido una noche mágica en el teatro barcelonés. Añadamos a todo ello la sorpresa mayúscula que fue contar, sin previo aviso, con otra reina del Liceo, la soprano Sondra Radvanovsky , para cantar ‘Somewhere’. Magnífico golpe de efecto, sin duda, para rematar una velada memorable.’West Side Story’ Música L. Bernstein Intérpretes N. Sierra, J. Flórez, I. Leonard, J. Ott, M. Perišic, M. Seró. Orquesta y coro del Liceo. G. Dudamel, director Fecha 29 de julio Lugar Gran Teatro del Liceo, Barcelona 4Después de una ‘Traviata’ y una ‘Sonnambula’ antológicas y de un recital en solitario que despertó pasiones, Nadine Sierra visitaba el Liceo por cuarta vez esta temporada y, una vez más, se metió al público en el bolsillo nada más pisar las tablas. Elegancia, buen gusto, presencia escénica… Poco se puede añadir a lo ya dicho sobre el momento en que vive la que es, sin duda, una de las grandes voces de nuestro tiempo. El barítono Jarrett Ott brilló como Riff, líder de los Jets, tanto por su excelente canto como por su actuación. Ojalá lo veamos más a menudo por este teatro, como también esperamos volver a ver pronto a la mezzosoprano Isabel Leonard , una voz portentosa y una fiera del escenario como Anita. Juan Diego Flórez defendió con musicalidad su Tony, pero con resultados que quedaron lejos de sus compañeros de reparto.Entre los secundarios del reparto, lució Milan Perišic como Bernardo, jefe de los Sharks y hermano de María. Nacido en Serbia, formado en Italia y cada vez más presente en los escenarios españoles, habrá que estar muy atentos a la progresión de su carrera, que tiene unas excelentes expectativas en un futuro no muy lejano. Mención especial merece también la leridana Montserrat Seró , que como Rosalía llenó el escenario, dando el contrapunto perfecto a Isabel Leonard y demostrando una comodidad sobre las tablas al alcance de muy pocas. Otra carrera que está empezando a despuntar tras años de mucho trabajo y que puede darnos bastantes alegrías en breve. El elenco incluyó también voces destacadas como Cristofol Romaguera (Baby John), Pau Camero (A‑Rab), Laura Brasó (Francisca), Tanit Bono (Consuelo) y Dimitar Darlev (Diesel). Todos ellos, acompañados por la orquesta y el coro del Liceo bajo la brillante batuta de Gustavo Dudamel , capaz de dirigir de memoria y con total solvencia esa endiablada partitura, aparentemente sencilla pero de complejidad rítmica y tímbrica enormes, que Bernstein legó a la posteridad.Con todo, la velada dejó entrever algunas costuras que, en un teatro con el Liceo, con más de un año de plazo para preparar el evento y con entradas cuyo precio alcanzaban los 356 euros, no deberían ser tan evidentes. En primer lugar, la amplificación. Entiéndase: estamos hablando de un musical. Por cuestiones orquestales y de técnica vocal, las voces tienen que amplificarse, sí o sí. Pero tiene que hacerse bien. Juan Diego Flórez requirió una amplificación tan generosa que en los dúos se colaba por su micrófono la voz de Nadine Sierra. Así, mientras ella miraba al frente, la escuchábamos con naturalidad, pero al girarse hacia el tenor, de repente aparecía por los amplificadores, colocados además demasiado cerca del público. En segundo lugar, sorprendía ver como parte del elenco (sobre todo el grupo de los Jets y también Flórez) miraba fijamente al infinito, con los ojos clavados al fondo de la platea. ¿La explicación? Ahí se dispuso una enorme pantalla donde se proyectaba la letra de lo que tocaba cantar. Es cierto que así se evita ir con atriles, pero chirría bastante que, habiendo tenido tanto tiempo para prepararse roles tan poco extensos y en un idioma tan familiar como el inglés necesitaran ir leyendo en todo momento, perdiendo así conexión con el público.En tercer lugar, también el coro necesitó salir con las partituras en la mano a pesar de que sus intervenciones son bastante breves. Los cantantes del Liceo tienen buena formación musical y no consta que sufran problemas de memoria, de modo que si necesitaron apoyo para abordar esta producción debe ser una cuestión de falta de ensayos o de exceso de trabajo. Algo que debería hacer reflexionar a sus responsables, sin lugar a dudas. En definitiva, una velada memorable pero de la que valdrá la pena extraer aprendizajes si se quieren repetir experiencias similares en el futuro.

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