Medio millón de jóvenes de todo el mundo llenan Roma por el Jubileo: «Nunca había visto este lado de la Iglesia»

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Medio millón de jóvenes de todo el mundo llenan Roma por el Jubileo: «Nunca había visto este lado de la Iglesia»

El Jubileo Mundial de Jóvenes es para Mariana, de Vigo, el primer encuentro mundial de jóvenes con el Papa en el que participa. Tiene los mismos años que tenía su madre cuando en 1991 viajó desde España a Polonia para participar en la JMJ de Częstochowa, la primera a la que pudieron asistir católicos de los países del Pacto de Varsovia. Han pasado 34 años, y aunque el mundo y la Iglesia han cambiado, le están impactando las mismas cosas que entonces vivió su madre.Desde el lunes, las calles de Roma han sido tomadas por al menos medio millón de jóvenes de 140 países. Caminan con rostro divertido, con la mirada entre perpleja y deslumbrada después de haber visto el Coliseo, el Foro romano y la plaza de San Pedro. Pasan a tu lado riendo en decenas de idiomas, tocando tambores y vuvuzelas y cantando coros como si estuvieran en un estadio -los hits son «Yo soy español, español, español» y «Esta es la juventud del Papa».Este viernes, decenas de miles hacían cola bajo el primer sol de agosto en el Circo Massimo para confesarse en uno de los 200 stand que el Vaticano ha dispuesto, sobre la misma arena en la que hace siglos fueron martirizados algunos cristianos. «Yo pensaba que a la Iglesia no se le da voz, que estamos desapareciendo, pero después llegas aquí y te encuentras que hay jóvenes católicos como tú por todo el mundo, con los mismos ideales», explica sonriente María, estudiante sevillana, que viene acompañando a estudiantes del colegio Santo Ángel. Tiene a su lado a Lola, que apunta que lo que más le ha sorprendido es que «hay muchísimos españoles, creo que el grupo más numeroso después de los italianos». Noticia Relacionada estandar Si El Papa a los influencers: «Evitad la lógica de la división, la polarización y las fake news» Javier Martínez-Brocal Los encuentra en la basílica de San Pedro y les pide que «ningún filtro» apague la voz de los débiles en la sociedad«Cuando hemos visto la cola para confesarse la verdad es que nos han entrado ganas de irnos, pero hemos dicho ‘Mira, estamos en Roma, es una oportunidad que tenemos y no sabemos si vamos a volver a vivirla’, pues ayer ya pasamos la puerta santa y mañana iremos a la misa con el Papa», dice María. Lola resume que para ella este viaje «no es unas vacaciones porque duermo en el suelo y como muy poco y mal, pero en el fondo sí son las vacaciones que quiero vivir porque estoy con mis amigos, nos planteamos nuestra fe, la fortalecemos, y durante el año vas corriendo de un sitio a otro y no te paras en cosas importantes». Cada dos o tres añosSi Juan Pablo II las escuchara podría dar por cumplidos los objetivos que se marcó cuando a mediados de los 80 propuso estos encuentros que se celebran cada dos o tres años en una capital del mundo: una especie de viaje iniciático para ensanchar los horizontes de su fe y plantearse por primera vez las grandes preguntas. Benedicto XVI y Francisco continuaron apostando por ellas. Técnicamente este Jubileo Mundial de Jóvenes no es una Jornada Mundial de la Juventud pero sigue el mismo esquema y no es casualidad que tenga las mismas iniciales.Matteo Matzuzzi, vaticanista de ‘Il Foglio’ y testigo de más de una década de JMJ opina que «estos jóvenes son héroes porque a pesar de tener todo a su disposición, móviles, Tik Tok, Instagram, series, han venido a Roma a rezar, a ver al Papa». «Decimos que la fe en Europa ya no es como antes, que las iglesias están vacías, y puede que sea verdad, pero antes de tocar campanas de difuntos hay que volver la vista a estos jóvenes, que muestran una fe auténtica que se expresa bien», asegura a ABC.María viene desde Astorga y estudia Higiene bucodental. Asegura que en Roma está experimentando «una Iglesia viva y jóvenes con mucha esperanza». «Los jóvenes tienen fe, somos la juventud del Papa», dice mientras se guía con Google Maps para llegar a la iglesia española, «il Monserrato». «Aquí, la fe que viven a nivel personal, la viven en una experiencia universal. Pueden comprobar que su fe no es solo de su familia, de su casa, de su pueblo, sino que es algo universal», explica Antonio, sacerdote de Ocaña que acompaña a un grupo de adolescentes.Banderas de todo el mundoEn Piazza Navona, la gallega Mariana, que empezará Medicina en septiembre, confía sonriendo que «nunca había visto este lado de la Iglesia», aunque no encuentra las palabras para describirlo. «Los curas que nos acompañan son muy simpáticos, ves banderas de todo el mundo, rezas con naturalidad», explica. «Por cierto, ¿dónde está la estatua de San Antonio de Padua esa a la que se va a pedir ayuda para encontrar novio?», pregunta al corresponsal. Se refiere a una imagen que hay en la basílica de Santa María in Trastévere, literalmente envuelta en trocitos de papel donde romanos y turistas escriben peticiones de ayuda para encontrar su media naranja. Españolas en el Jubileo Mundial de la Juventud J. M. B.Mariana viaja a Roma con un grupo de la diócesis de Jerez. «Para venir hemos pedido préstamos a nuestros padres», dice una de ellas, Cristina, que explica que está dando clases particulares «de todas las asignaturas» a una niña. A su lado, Elena intercambia regalos con peregrinos de otros países. Ella entrega parches para la ropa con el escudo del Cádiz Club de Fútbol, y ellos le dan pegatinas y chapas con frases como «Rome Sweet Home» («Roma dulce casa») y «Sarà perché ti amo» («Será porque te amo»). Se les acerca María, que viene de Madrid y conoce a algunas de ellas. «Este es el sexto día. Nos quedan otros cinco. Hemos pasado por Barcelona, Savona, Turín, Perugia y Asís antes de llegar a Roma», dice un poco cansada. «Quedan todavía muchas cosas que vivir pues no regresamos hasta el martes por la noche», añade. Bibiana les cuenta que su hermana no ha encontrado alojamiento en Roma y que llegará directamente este sábado para la vigilia del Papa al atardecer en el campus de Tor Vergata, donde acamparán todos los participantes en una especie de Woodstock católico. También en Piazza Navona, Gonzalo, Luis Miguel y Jorge, que acaban de llegar de Valladolid con otros 240 chicos y chicas intercambian impresiones sobre el Papa León XIV. «Venimos a la expectativa, es su primer gran evento, va a estar en el centro de todas las miradas», dice Luis Miguel. «Yo creo que va a ser como Francisco», dice Jorge. «Yo creo que no», responde rápido Gonzalo. Les interrumpe Álvaro, que no quiere perder el tiempo en conversaciones porque, explica, uno de los propósitos de su viaje es encontrar una novia, «si es posible, católica». Tendrá que ir a rezar a San Antonio.

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