«Treinta millones y medio a la una… Treinta millones y medio a las dos… ¡Adjudicado por treinta millones y medio de dólares!». Con estas palabras y un mazazo, el subastador de Sotheby’s daba por cerrada la puja de una singular pieza: el esqueleto casi completo de un ejemplar joven de Ceratosaurus nasicornis, un dinosaurio de casi dos metros de altura y más de tres metros de largo que vivió hace 154 millones de años en lo que ahora es el estado de Wyoming. Este fósil, encontrado en 1996, se convirtió hace unas semanas en el tercer ejemplar de dinosaurio más caro jamás vendido en una subasta. No era la única pieza científica por la que se pudo pujar: durante la apodada ‘Geek Week’ de Sotheby’s (algo así como la ‘semana friki’) se subastaron decenas de objetos de gran valor científico e histórico: colmillos de megalodón, un cuerno de triceratops o esferas lunares, con precios de salida a partir de los 2.000 dólares. Entre el nutrido catálogo se encontraba también la mayor roca marciana caída a la Tierra. Los análisis previos llevados a cabo por la Meteoritical Society, organismo que autentificó la pieza, revelaron que esta mole de más de 24 kilos y bautizada como NWA 16788 se desprendió de la superficie marciana después del fuerte impacto de un asteroide. Tras un indeterminado viaje por el espacio, nuestra gravedad la atrapó, y acabó cayendo en el desierto del Sáhara, donde fue hallada en 2023. Ahora está en manos de un particular -al menos, de momento- que la compró por 5,3 millones de dólares.El meteorito marciano subastado en la ‘Geek Week’ Sotheby’s«La subasta de Historia Natural de Sotheby’s cerró con el 96% de los lotes vendidos y alcanzó un total de poco más de 45 millones de dólares, casi cinco veces más que la estimación más baja previa de las ventas», escribió en un comunicado la entidad, que aún ostenta el récord del fósil más caro jamás subastado. Se trata de ‘ Apex ‘, el esqueleto de un enorme estegosaurio que fue adquirido por el multimillonario estadounidense Ken Griffin por la nada desdeñable cifra de 44,6 millones de dólares. El magnate, en vez de mantenerlo en el salón de su casa, lo ha cedido al Museo de Historia Natural de Nueva York, al igual que ya hiciera con ‘ Sue ‘, otro dinosaurio que compró también a través de subasta por 8,4 millones de dólares y que luego donó al Museo Field de Chicago.Noticia Relacionada estandar No Vendido en una subasta un dinosaurio por 30,5 millones de dólares P. BioscaSuculentas ventajas fiscalesMuchos se preguntan si es ético que estas piezas, que podrían contener la respuesta a importantes preguntas de nuestro pasado, presente y futuro, permanezcan en manos privadas. «Es un debate importante en curso», explica a ABC James Hyslop, jefe del Departamento de Ciencia e Historia Natural de la casa de subastas Christie’s. «Por nuestra parte intentamos equilibrar los intereses de los coleccionistas privados con el bien público en general». Sin embargo, el futuro de las piezas adquiridas depende en gran medida del comprador. «No obstante, muchos de nuestros clientes se consideran custodios que preservan y protegen estas piezas raras y fascinantes, y están deseosos de compartir su pasión con la sociedad». «Hemos observado una tendencia al alza hacia asegurar que estos objetos extraordinarios contribuyan al conocimiento científico y a la educación pública» James Hyslop Jefe del Departamento de Ciencia e Historia Natural de la casa de subastas Christie’sEl experto de Christie’s señala el ejemplo de ‘ Stan ‘, el esqueleto de T. Rex que se vendió en 2020 por 31,8 millones de dólares y que ahora se encuentra expuesto en el Museo de Historia Natural de Abu Dabi. De igual manera, el nuevo propietario del Ceratosaurus también lo cederá a una institución especializada. «Hemos observado una tendencia al alza hacia asegurar que estos objetos extraordinarios contribuyan al conocimiento científico y a la educación pública», indica Hyslop.El top 3 de los dinosaurios subastados En la imagen grande, ‘Apex’, el dinosaurio vendido en una subasta de Sotheby’s por 44,6 millones de dólares, cifra récord hasta la fecha. En segunda posición, ‘Stan’, el T.Rex adjudicado en una subasta de Christie’s por 31,8 millones de dólares. Por último, el Ceratosaurus recientemente subastado por Sotheby’s, que alcanzó los 30,5 millones de dólares Sotheby’s/ Christie’s / Matthew ShermanAltruismo aparte, lo cierto es que el propietario puede recibir jugosas bonificaciones fiscales dependiendo del país si lo cede a un organismo científico. Por ejemplo, en Estados Unidos se puede deducir el coste completo de la pieza adquirida. En Europa, Reino Unido cuenta con una legislación que permite canjear deuda con Hacienda si el ‘moroso’ dona a un museo este tipo de objetos; en Alemania, aunque con ventajas fiscales más limitadas, también se obtienen importantes deducciones. Caso diferente es el de España, Francia e Italia, estados mucho más proteccionistas a la hora de tratar los objetos científicos. «Coincide con que estos países tienen un gran patrimonio, tanto artístico como científico, que ha sufrido muchas pérdidas durante las guerras», explica Mónica Vergés, responsable del Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). «En el caso concreto de España, las ventajas fiscales son mucho menores, aunque en general la gente dona de forma desinteresada, la mayoría de las veces con ilusión de que esas piezas, que suelen llevar muchos años en la familia, se muestren al público», cuenta.Subastas en EspañaLas subastas de artículos científicos no están prohibidas en nuestro país; sin embargo, sí que tienen unas restricciones mucho más marcadas que en EE.UU o Reino Unido. «Por ejemplo, es necesario avisar al Ministerio de Cultura de que el propietario quiere vender ese objeto. Y, además, el Estado tiene derecho preferente en el caso de venderlo a otro particular -por el mismo precio que se haya pactado entre las partes-; o, en el caso de la subasta, tiene derecho de tanteo», dice Vergés refiriéndose a que, si el ministerio está interesado en la pieza y ha declarado tener solvencia para quedársela, el objeto pasará a ser patrimonio de España.Con la actual legislación, tener un objeto de estas características, al menos en nuestro país, puede ser una condena más que un rentable legado. Aquí, los objetos con un alto valor científico declarado son catalogados como BIC (Bienes de Interés Cultural). Esta condición, que se aplica para bienes dentro del territorio español, impide que estos artículos salgan del país -si bien se contemplan permisos temporales de, como mucho, diez años, pero con trámites burocráticos feroces-. Fósiles expuestos en el MNCN MNCN«Existe la posibilidad de ceder objetos para exposiciones en el extranjero, cosa que se hace a menudo entre museos. Sin embargo, el proceso conlleva un pormenorizado y extenso papeleo que refleja desde las características del objeto y su embalaje hasta la empresa de transportes que hace el traslado», indica Vergés. Es decir, sacar de forma legal objetos catalogados como BIC es una tarea titánica que se torna en imposible si el propietario desea subastarlo como el dinosaurio o la roca marciana de Sotheby’s.Un dinosaurio en mi jardínAún así, es tan fácil como teclear en un buscador ‘comprar meteorito’ o ‘venta de fósiles’ para adquirir una de estas piezas, lo que no significa que si alguien halla una en el medio natural se la pueda quedar sin más. «Los fósiles forman parte del patrimonio nacional, y todo hallazgo debe ser comunicado a la administración autonómica de acuerdo a la ordenación propia de cada comunidad», explica Javier Semprún Guillén, responsable del Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha (MUPA) y del Museo de las Ciencias de la misma comunidad (MUCMA). Un panorama muy diferente al de EE.UU, donde si te encuentras un esqueleto de dinosaurio en tu jardín, la pieza te pertenece. «No obstante, conviene entender que hay diferencias entre encontrarse un amonite -un tipo de fósil bastante común- cuando paseas por el campo a iniciar una excavación para buscarlos», explica. Caso diferente, al menos de momento, es el de los meteoritos , que no están englobados dentro del patrimonio a pesar de que los expertos piden que estas piezas también se engloben dentro de la tipología BIC española. Es decir, si encontramos un meteorito, nos pertenece (aunque organismos como el CSIC han intentado en varias ocasiones reclamarlos para el Estado). «El coleccionismo privado es un derecho y en otros tiempos fue motor de investigaciones importantes» Javier Semprún Responsable del MUPA y del MUCMAEl experto señala que casi todo lo que se vende en tiendas, mercadillos o portales online procede del extranjero. «En cualquier caso, si en una subasta fuera de nuestro país se afirma que la pieza procede de aquí, el Estado tiene el derecho de investigar el procedimiento de exportación del fósil». A pesar de todo, tanto Vergés como Semprún no se muestran contrarios a las subastas como las de Sotheby’s o Christie’s. «El coleccionismo privado es un derecho y en otros tiempos fue motor de investigaciones importantes -señala el responsable del MUPA-. Hoy en día cuesta entenderlo porque piensas en cómo algunas piezas encerradas en colecciones particulares, por capricho o porque el dinero todo lo puede, podrían estar aportando información relevante para la comprensión de la evolución de la vida en el planeta. Pero por otro lado se echa de menos la inyección de capital privado para acelerar el estudio de los yacimientos, porque la tarea sigue siendo inmensa, y el dinero público tiene que llegar a todas partes».Por su parte, Vergés añade: «Las subastas vienen funcionando desde la Antigua Roma, no es algo nuevo. Además, muchas veces los museos no se pueden permitir adquirir esas piezas, por lo que las donaciones son clave. Son la única forma de que todo ese patrimonio se mueva de una forma abierta, de que nos lleguen a todos». A todos aunque su titularidad solo puedan permitírselo solo unos pocos, a vista de los precios que mueve el mercado.

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