Una estadounidense que vive en España, asustada con una práctica cotidiana de la gente de nuestro país: «Llamo al 112»

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Una estadounidense que vive en España, asustada con una práctica cotidiana de la gente de nuestro país: «Llamo al 112»

Cuando alguien decide cambiar de país para empezar una nueva etapa, ya sea por amor, trabajo o aventura, se enfrenta inevitablemente a los llamados choques culturales . Esos pequeños gestos cotidianos que, sin darnos cuenta, pueden resultar completamente desconcertantes para quien viene de fuera. Y no siempre tienen que ver con las costumbres gastronómicas o los horarios de las comidas. A veces, basta con el tono de voz para que un extranjero crea que está ocurriendo una emergencia. Es lo que le sucede a Sophie, una joven estadounidense que vive en Sevilla y que, a través de su cuenta de TikTok, ‘sophiegrayinspain’, ha revelado sus problemas con este tipo de interacciones entre españoles . La joven comienza su testimonio presentándose con naturalidad, pero dejando claro que la adaptación no siempre es sencilla: «Soy estadounidense viviendo en España con novio andaluz y a veces mis amigos andaluces me preguntan si creo que los andaluces hablan fuerte», explica. Y aunque podría parecer una crítica, su respuesta tiene un matiz sorprendente.«Yo creo que los estadounidenses somos los que gritamos sinceramente», dice con humor, reconociendo que, a pesar de su impresión inicial, los turistas de su país no se caracterizan precisamente por la discreción. «Tú te sientas al lado de un guiri en un restaurante y te enteras de toda su vida sin querer», comenta.Sin embargo, lo que a la creadora de contenido estadounidense le sigue costando, incluso después de meses de convivencia en España, es interpretar el tono y la efusividad con la que se comunican muchos andaluces. «Pero lo que sí me pasa, sobre todo en mi segunda lengua y aún más con andaluces, es que a veces no sé si están de broma o a punto de arrancarse la cabeza. Son tan expresivos que no hay manera de saberlo al principio», confiesa.Y es que para ella, que no ha crecido con ese nivel de expresividad, la energía con la que se hablan los españoles puede resultar abrumadora. Asimismo, el problema se intensifica cuando no hay contacto visual . «Esto me pasa cuando escucho voces a lo lejos. Si mi suegro grita desde la otra punta de la casa a mi novio, o si oigo a mis vecinos por la ventana entro en modo ‘¿todo bien? ¿Llamo al 112?’ y resulta que están diciendo que quieren cenar», relata entre risas.Para la estadounidense, la clave está en ver las caras. Solo entonces entiende que todo va bien. Pero en muchas ocasiones, los malentendidos siguen ocurriendo: «A veces estoy en alerta máxima intentando descifrar si hay una bronca o qué», reconoce. La tensión se le acumula, hasta que de repente todo estalla en carcajadas. «Y de repente, todos se echan a reír y yo todavía con el susto en el cuerpo», dice, reflejando el desconcierto que muchos extranjeros sienten ante la espontaneidad del humor español.Un choque común entre idiomas y culturasLa experiencia de Sophie no es única. De hecho, ella misma señala cómo este tipo de malentendidos son habituales entre quienes aprenden un idioma distinto al suyo: «Creo que esto le pasa a mucha gente que aprende otros idiomas», concluye.Noticia Relacionada estandar No Un estadounidense que vive en España opina sin filtros sobre el físico de la gente de nuestro país Marina OrtizY no le falta razón. La comunicación va mucho más allá de las palabras : está en los gestos, los tonos, las pausas, las miradas. Y, cuando uno no ha crecido en una cultura determinada, esos matices pueden perderse o interpretarse de forma errónea. Porque al final, vivir en otro país no solo es aprender a hablar otro idioma, sino también a ‘leer’ sus emociones, aunque a veces cueste descifrar si se trata de una bronca… o simplemente de una ración de risas andaluzas.

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