Se fundó en 1969 y ya había apagado las velas de sus 56 años de historia. Una vida de celebraciones; de camaradería en los vestuarios y durante los viajes en ferrys y autobuses por el Archipiélago; de dramas como el sufrido en esta última temporada en la que cayó eliminado en el playoff de ascenso a Segunda RFEF; una trayectoria de miles de anécdotas; y sobre todo de goles, de muchísimos goles, especialmente a lo largo de las 33 campañas en las que ha militado en Tercera división. La última categoría en la que ha competido la UD Ibarra y en la que no aparecerá la próxima porque el conjunto de la localidad tinerfeña de Arona ha pasado a mejor vida arrastrado por las deudas y denuncias presentadas por sus jugadores ante la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Otro modesto enterrado en ese cementerio maldito de los equipos del fútbol español que un día pagaron los aires de grandeza y los excesos de sus gestores. En el caso de los canarios, el mediático recurso del fichaje del hijo de Maradona para su banquillo no ha conseguido atraer inversores para evitar el desastre. La enfermedad, sin embargo, comenzó antes de su llegada. Ahora, Arona llora por su equipo. La de la UD Ibarra no es, por desgracia, una historia sin precedentes en el fútbol. Años de ilusión de una afición a la que ahora ya solo le quedan recuerdos y echar la vista atrás para hablar de recuerdos. De los buenos y delos malos, como el cúmulo de despropósitos que se han ido sucediendo en los últimos tiempos y que han terminado conduciendo al club tinerfeño al ataúd. Los impagos de los sueldos del entrenador y sus ayudantes, de los futbolistas y de los empleados del club se habían ido acumulando en los últimos meses hasta convertirse en un veneno mortal. «La cifra alcanzó los 170.000 euros, una auténtica barbaridad», explican a ABC.Noticia Relacionada Fútbol estandar Si Las provincias sin equipos en las cuatro primeras divisiones del fútbol Jorge Abizanda El ascenso del Socúellamos la pasada temporada evita que Ciudad Real aparezca en esta listaPresentado en diciembre de 2023 como director general, el empresario italiano Mirco Capezzoli ha terminado convirtiéndose en uno de los enterradores de la UD Ibarra. El atractivo gancho de fichas fuera de mercado en una categoría tan ajustada económicamente como la Tercera división ha sido una lápida insalvable para la entidad canaria. Otro cadáver en la lista de equipos que han jugado por encima de sus posibilidades reales y que en octubre del pasado año intentó una jugada maestra que no ha sido tal. Pero ni el gancho del fichaje como entrenador de Diego Maradona Sinagra, el hijo del astro argentino, sirvió como salvavidas. Un supuesto imán que no consiguió atraer patrocinadores ni inversores salvadores. Fin del sueño y de la historia de un club con más de medio siglo de historia. La plantilla denunció los impagos ante AFE, el dinero no llegó y lo demás es ya conocido. Adiós a un equipo con 56 años de vida a la espera de que se conozca el club que ocupará su plaza en el grupo canario de Tercera división la temporada 2025-26.
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