El Barça quiere que Ter Stegen se marche gratis. Ter Stegen quiere cobrar lo que le adeudan y necesita encontrar equipo para jugar y no perder la titularidad de la selección alemana de cara al Mundial del año que viene. Las dos partes tienen mucho que perder y poco que ganar si no solucionan este conflicto. Ter Stegen tiene tiempo hasta enero para encontrar equipo pero Laporta sólo hasta el 31 de agosto, que es cuando cierra el mercado de fichajes y si no ha liberado masa salarial no podrá inscribir a los nuevos fichajes, incluido Joan García. Lo razonable es que haya una negociación y un acuerdo.Será posible pero no será fácil porque el Barça de Laporta es un club con una economía ficticia y una planificación inexistente, acostumbrado a saltarse las normas, a comprar al vicepresidente de los árbitros y a incumplir el contrato de los jugadores cuando se cansa de ellos. Es correcta la idea de fichar a un portero joven y de aprovechar la oportunidad de hacerse con Joan García. Pero ¿alguien sabe de qué se operó Christiensen? ¿Alguien sabe si realmente llegó a operarse? El Barça de Laporta hace ‘bullying’ a los jugadores que dejan de serle útiles tal como el Barça de Bartomeu era un club arruinado cuando renovó a Ter Stegen por unos años que no tenían ningún sentido dada su edad y por un dinero que no guardaba ninguna proporción con las finanzas de la entidad. La cobardía de Bartomeu y el barco pirata de Laporta son dos caras de la misma moneda y expresión de un club que tiene una mala relación con la realidad.Noticia Relacionada Todo irá bien opinion Si El Barça esquiva el ridículo y salva la pretemporada Salvador SostresPor su parte, Marc-André Ter Stegen ha gozado de una incomprensible fama de buen chico desde que llegó al club de la mano de Andoni Zubizarreta. Exigió ser el portero titular de todas las competiciones aunque Luis Enrique no acababa de confiar en él y prefirió para la Liga un portero más experimentado y el club fichó a Claudio Bravo. Marc no fue generoso ni tuvo contemplación alguna con el chileno y exigió su titularidad indiscutible amenazando con marcharse si no le era concedida. A lo largo de estos años ha dado seguridad a la portería siempre complicada del Barça pero nunca ha destacado ni por ser un buen compañero ni una persona considerada con el club, al que saqueó –como Messi, Alba o Piqué– aprovechando la debilidad de Bartomeu, sin tener ninguna piedad con la economía de la entidad, prácticamente quebrada.Por su costumbre de ir en metro o en patinete a comprar el pan, y de vivir en el centro de Barcelona, a diferencia de algunos futbolistas que prefieren zonas más tranquilas, playeras y lujosas como Gavà, fue considerado como ‘de casa’, por esa pulsión tan barcelonista, y tan catalana, de tomar cualquier gesto de una estrella, por absurdo e irrelevante que sea, como una demostración de sentir los colores y hasta de catalanismo. El único que lo ha leído desde el principio tal cual es ha sido Hansi Flick, y la pésima relación entre ambos ha incluso empeorado a partir de su lesión y convalecencia al considerar el técnico –acertadamente– que su portero no ha jugado limpio con Tec, el encargado de sustituirle.La verdad es que Ter Stegen es un profesional que defiende sus intereses deportivos y económicos: la titularidad, la firma del contrato y su cumplimiento; y que no quiera firmar el truculento parte médico del Barça va en esta línea y es más legítimo que las añagazas del club para sacárselo de encima sin pagarle lo que le debe. La verdad es también que dejará un mal recuerdo y que su actitud descarnada no es una buena carta de presentación para cualquier club que se plantee ficharlo. La realidad es que una guerra abierta no interesa a nadie y lo que no interesa no suele prolongarse.
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