Entre escándalos y guerras comerciales, Donald Trump avanza —esta vez con sigilo— en uno de los movimientos diplomáticos más ambiciosos de su presidencia: su Gobierno negocia la adhesión de Azerbaiyán y varios países de Asia Central a los Acuerdos de Abraham , que promueven vínculos estratégicos con Israel . En paralelo, el presidente ha mediado en una serie de conflictos internacionales con un discurso centrado en la estabilidad regional. En mayo aseguró haber facilitado un alto el fuego entre India y Pakistán, aunque Nueva Delhi niega cualquier mediación. El mes pasado anunció un acuerdo de paz entre Ruanda y la República Democrática del Congo, que pondría fin a una de las guerras más largas y sangrientas del continente africano.Su objetivo final sigue siendo lograr un reconocimiento mutuo entre Israel y Arabia Saudí , la principal potencia del mundo árabe. Trump ya lo intentó en su primer mandato, pero el estallido de la guerra en Gaza ha dejado ese acuerdo en suspenso. Israel mantiene una ofensiva militar que ha desatado fuertes críticas en la comunidad internacional, y sobre todo en el mundo musulmán, dificultando cualquier avance con Riad. Aun así, el presidente insiste en ampliar la red de aliados regionales como una forma de aislar a Irán y reforzar la posición estratégica de Washington en Oriente Medio y Asia Central .Este viernes, Trump ha convocado en la Casa Blanca al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev , y al primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián . Su intención es que firmen un memorando de entendimiento que los comprometa a avanzar hacia un acuerdo de paz tras un conflicto de más de cinco años. Si no hay contratiempos, la cumbre culminará con un anuncio conjunto, presentado como un nuevo hito diplomático. Washington confía en que el gesto ayude también a facilitar su entrada en los Acuerdos de Abraham.Noticia Relacionada estandar Si Trump exhibe músculo militar al anunciar el despliegue de dos submarinos nucleares ante Rusia David Alandete El presidente norteamericano rompe con un tradicional silencio del Pentágono y revela el despliegue de estas dos naves tras amenazas de sanciones y un cruce con jerarcas del KremlinArmenia y Azerbaiyán ya tienen un borrador de paz desde marzo, pero el acuerdo sigue bloqueado. Bakú exige que Ereván reforme su Constitución para eliminar toda referencia territorial a Nagorno Karabaj , una región de mayoría armenia que fue recuperada por Azerbaiyán por la fuerza en 2023. A ello se suma la disputa por el corredor de Zangezur , una carretera que cruzaría el sur de Armenia para conectar Azerbaiyán con el enclave de Najicheván. Estados Unidos llegó a proponer que una empresa americana administre esa vía durante un siglo, pero Armenia rechazó ceder soberanía.Trump quiere incorporar a ambos países a los Acuerdos de Abraham, una iniciativa que, aunque en este caso tendría un valor más simbólico —ambos ya tienen vínculos con Israel—, permitiría reforzar una red de cooperación militar y económica entre aliados de Estados Unidos e Israel. En plena guerra en Gaza y con la mirada puesta en Rusia e Irán , la Casa Blanca busca cerrar con Aliyev y sus vecinos un pacto regional en las próximas semanas.Los Acuerdos de Abraham son una serie de pactos promovidos por Trump durante su primer mandato para normalizar las relaciones entre Israel y países árabes y musulmanes. Se firmaron entre 2020 y 2021, rompiendo con la condición histórica de resolver primero el conflicto palestino. Hasta hoy, forman parte Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos . Los acuerdos incluyen cooperación en defensa, tecnología, comercio e inversión.«Paz mediante presión»La adhesión de Marruecos tuvo un peso particular. A cambio, Trump reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, sin consultar con España , lo que provocó una nueva crisis diplomática entre ambos países. Desde entonces, Rabat ha profundizado su alianza con Estados Unidos. Madrid, en contraste, ha optado por impulsar el reconocimiento del Estado Palestino , una postura que ha generado más tensiones con Washington.Uno de los principales logros que exhibe Trump en esta segunda administración es el acuerdo entre Ruanda y la República Democrática del Congo . Se trata de un conflicto que se ha prolongado durante más de tres décadas en la región oriental del Congo, con un saldo de más de siete millones de muertos y millones de desplazados. El entendimiento se alcanzó en mayo con apoyo logístico de Emiratos Árabes Unidos y presión económica de Estados Unidos. Aunque aún no se ha formalizado un tratado, ambas partes han iniciado una desescalada en la zona de Kivu y mantienen contactos regulares con mediadores estadounidenses.Para Trump, representa una victoria geopolítica en África Central y un ejemplo de su doctrina de « paz mediante presión ». En sus redes sociales, se jactó recientemente de haber terminado con cinco guerras , incluyendo —según sus propias palabras— «una carnicería de 31 años entre Ruanda y la República Democrática del Congo», donde asegura que murieron más de siete millones de personas y que no había final a la vista.En ese contexto, continúan las nominaciones de Trump al Premio Nobel de la Paz , una vieja obsesión suya. El último país en sumarse ha sido Camboya . Según confirmó el vice primer ministro, Sun Chanthol , la nominación responde a la mediación directa del presidente estadounidense en el conflicto fronterizo con Tailandia , que dejó 43 muertos y más de 300.000 desplazados. Trump, de acuerdo con Phnom Penh, logró destrabar las negociaciones tras una llamada que derivó en un alto el fuego pactado en Malasia .Chanthol agradeció también la reducción arancelaria que Washington aplicó a las exportaciones textiles camboyanas, rebajando un impuesto del 49% a un 19%, lo que permitió evitar el colapso del sector. Camboya se suma así a una lista creciente de países que apoyan la candidatura de Trump al Nobel, como Pakistán —por su papel en la distensión con India— e Israel , cuyo primer ministro, Benjamin Netanyahu , también presentó su nombre.Aun así, en campaña Trump prometió acabar por la vía rápida con los conflictos en Gaza y Ucrania, y ambos siguen abiertos y sus partes en liza resistentes a las mediación norteamericana.

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