Berta, la médico que quedó tetrapléjica por una mala zambullida en la piscina

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Berta, la médico que quedó tetrapléjica por una mala zambullida en la piscina

Cuesta concertar la entrevista porque Berta, de 31 años, lleva una semana pasando muy malas noches como consecuencia de su lesión, que la dejan trastocada por las mañanas. Pero finalmente, durante un trayecto en coche, relata a ABC todo lo que ha vivido tras su accidente. Este 2025 ha hecho ocho años de aquello, pero esta joven recuerda perfectamente el momento en que quedó tetrapléjica por una mala zambullida en el agua . «Tenía 23. Era 7 de junio de 2017 y estábamos en una despedida que le hacíamos a una amiga de Medicina que se iba a estudiar el MIR a Oviedo. La fiesta era en la finca de un amigo que tenía piscina», rememora. Por aquellas fechas, esta joven también estaba estudiando el último año de la carrera de Medicina en Salamanca. En un momento dado, «estando allí, me tiré de cabeza, y en el fondo de la piscina se me resbalaron las manos. Me di un golpe en el centro de la cabeza. A decir verdad, el impacto fue bastante flojito, pero por la presión del agua se me estalló una de las vértebras C5 y se me fracturó la C6». Recuerda apenas unos instantes. «Noté que me había dado un golpe, pero no me dolió tanto. Me agarré la cabeza y me quedé dando vueltas en el agua, hasta que perdí el conocimiento». Como fuera del agua había estaba hablando con un amigo, este se percató de que no salía del agua, y entraron a sacarla. «Si no, me hubiera quedado ahí».Noticias relacionadas estandar No Alejandro Navarro, el exlegionario con un 92% de discapacidad que correrá los 101 km de Ronda: «Nosotros también estamos ahí» María Alonso estandar No Dra. Miriam Salas: «Que lleves un atleta adaptado no te convierte en un experto en todo, habrá que analizar cada caso» Alfonso M. ArceEl resto, es historia. Ella se despertó en la UCI del Hospital Nacional de Parapléjicos de España, ubicado en Toledo, donde estuvo nueve largos meses. Diagnóstico: Lesión medular incompleta cervical . «No tengo rotura, pero sí una lesión muy grave. Al estallar las esquirlas de la vértebra, creemos que me hicieron un quiste en la médula. Se ve en las imágenes de la radiografía y del TAC que el quiste ocupa bastante parte de la médula. No toda, por eso hay cosas que conservo, como la sensibilidad, pero luego hay otras cosas que no tengo, como la movilidad: no muevo las manos, ni las piernas. En los brazos voy ganando algo», explica. «A los jóvenes les diría que muchas veces se hace por buscar la adrenalina por divertirte con amigos pero esto pasa, y pasa cuando menos te lo esperas y a cualquier persona. Todos los años escucho varios casos, no uno ni dos, de personas que han acabado con lesión medular por una zambullida. Es algo más común de lo que la gente piensa. No merece la pena que cambie toda tu vida para siempre por la adrenalina de dos segundos que te estás tirando desde lo alto», concluye. Que cale este mensaje en la población es también el mensaje lanzado este verano por varias entidades (entre las que están el hospital que la atendió en primera instancia, el SERMEF , la RFESS o ASPAYM ): #ConCabezaSí, #DeCabezaNo. Su objetivo es prevenir. «Estamos hablando de lesiones que cambian la vida de personas jóvenes, con secuelas funcionales muy severas y, lo más doloroso, es que muchas se podrían haber evitado. Por eso debemos actuar antes de que esto suceda», apunta la directora del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, la doctora Mónica Alcobendas. Es por esto que Berta accede a hablar sobre lo que a ella le ocurrió. «He escuchado un caso de un chico tetrapléjico en un parque de bolas de adultos, con espuma en los toboganes de las piscinas, que ahora están muy moda. Mucho cuidado con esas cosas porque también pueden pasar lo mismo que en una zambullida en el agua. Desgraciadamente es como si necesitáramos hacer algo peligroso para divertirnos y tampoco hace falta», sugiere. Porque una vez que te pasa algo así, recuerda, «tienes que tener claro que el trabajo de rehabilitación es para toda la vida , no lo puedes dejar. De hecho, nunca la he dejado y se van viendo mejoras, que perciben incluso las personas que me ven de un mes para otro me lo notan. Cada vez voy ganando más independencia», asegura, y así lo refleja en su instagram: @bertachk y en su canal de YouTube, llamado ‘A pasitos cortos’ », gracias al cual conoció a Alan, el que hoy es su marido.Por independencia se refiere a que, «al principio, tras la lesión, no me podía duchar sola, ni lavar el pelo, secar o cepillar. Es verdad que lo de maquillarme lo conseguí apenas pasados unos meses», se vanagloria, presumida. «Voy consiguiendo hitos muy pequeños, como ir abriendo algún cajón que antes no podía abrir, o pasarme de la silla a la cama… Cosas así. Me voy dando cuenta de que en el día a día cada vez necesito menos ayuda». Grandes logrosTambién ha logrado ser médico, ejercer, y casarse . «El hecho de no dejar la rehabilitación te permite probar muchas innovaciones que salen. Una de ellas fue poder caminar con un exoesqueleto súper ligero. En aquel momento todavía no conocía a Alan, mi marido, pero les dije que si me casaba quería ir andando y que me lo tendrían que dejar. Cinco años después, sucedió. Les llamé en seguida, les conté que me habían pedido matrimonio y lo quería hacer». «Les invité a la boda, entré hasta el altar andando. Hice el baile, la foto, fue muy emocionante. Mis amigos, mi familia… Todos llorando… Si ese día hubo algo fue alegría y emoción. Por mi y por todos». Porque en todo este proceso su familia, admite, «también lo ha pasado muy mal, estaban destrozados. Mis padres vivían en Mérida, encima los dos, tanto mi padre como mi madre, son médicos, mi hermana estaba estudiando Medicina en Madrid… y yo quería serlo». Algo que ha logrado, pese a su tetraplejia y a tener todo en contra al principio. «No me molestan nada los términos, cada cosa tiene su nombre», advierte. Berta lo tenía clarísimo. «Una cosa era mi vida personal, en pareja, y la otra, mi vertiente profesional. Son dos aspectos de la vida distintos. Para mi era muy importante conseguir algo por mis propios medios, resultados donde nadie hiciera las cosas por mí». Pero, «desde que decidí seguir con Medicina, estaban todo el rato diciéndome las cosas que no podía hacer. Curioso. Piensas que es en el ámbito sanitario donde mejor vas a estar… y para nada. Lo primero que veían siempre es lo que ellos -remarca- decían que no yo podía hacer. De hecho, cuando estaba terminando la carrera fuimos a ver a uno de los profesores y este me dijo que si no movía las manos no podría hacer nada, ni siquiera pasar consulta». Contra todo pronóstico logró sacar la plaza de médico de Familia, «que me quitaron porque me dijeron que ‘no era apta’. Me dijeron que hiciera Medicina Preventiva, para no tener que atender a pacientes. Lo llevé bastante mal», reconoce. «Me parece muy injusto tener que estar todo el rato peleando batallitas y que me quieran poner más muros de los que tengo, en lugar de reconocer el esfuerzo que estoy haciendo por superar todo». De hecho, aclara, «la labor de un médico del trabajo es, precisamente, adaptar el puesto de trabajo a las necesidades del trabajador y conmigo ni se lo plantearon. Y la medicina preventiva es casi todo con ordenador: No muevo las manos, voy súper lenta, no puedo teclear ni manejar un ratón… Resulta bastante frustrante no poder hacer un trabajo que te han dado que supuestamente estaba adaptado para ti» .«Me dijeron -prosigue- que no se podía adaptar una plaza de Familia porque yo no podía hacer una RCP, ni levantar la pierna a un paciente… cuando lo que hace falta es un buen médico de Familia que te escuche, te diagnostique bien y te ponga un buen tratamiento, no que te haga una RCP. Aunque la tetraplejia no me ha quitado los conocimientos que he adquirido en 10 años de carrera», advierte. «Mis últimas prácticas -rememora- las hice en silla de ruedas, y no hubo ningún problema. No entiendo cómo me dejaron acabar la carrera con una discapacidad del 89 por ciento, (un porcentaje que ellos ya saben que se va a reducir), me dejan hacer el MIR, y cuando tengo el puesto me dicen que no soy apta. Había firmado ya el contrato, pero este tenía una cláusula, y cuando estaba yendo al acto de inauguración del curso académico de residente de primer año, me dicen que no vaya».MÁS INFORMACIÓN noticia No Un dispositivo portátil mejora la función del brazo y la mano con tetrapléjicos noticia No Una guía completa para evitar ahogamientos este verano noticia No «Cuando uno se coloca la bata, se pone una coraza y es capaz de soportar situaciones muy dramáticas» noticia No La carrera de obstáculos de una familia devastada por la ataxia SCA7: «Estamos solos» noticia No El Supremo confirma la condena a la banda del ‘Ivi’ por una paliza que dejó en silla de ruedas a un hombre en SevillaEn la actualidad, prosigue, «estoy en el tercer año de residencia y he tenido un montón de problemas con la discapacidad, Se te van sumando cosas con las que pelear. Cuando termine, ya veré qué hago. Seguramente me forme en salud mental y monte una consulta privada en Mérida (Badajoz)». También quiere formar familia con Alan, aunque no todavía. «Tenemos una relación súper bonita, pero ahora estamos centrados en sobrevivir, cuando vivamos, la tendremos. Nunca se sabe », augura, desde una fortaleza impresionante.

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