Estados Unidos ha ordenado la cancelación de 22 proyectos destinados al desarrollo de vacunas contra virus respiratorios como el COVID-19, la gripe o el H5N1 con la tecnología ARN mensajero o ARNm. En total, se trata de 500 millones de dólares en contratos y subvenciones que ahora quedan cancelados, y que afectaban directamente a empresas como Pfizer y Moderna.La decisión, comunicada por el secretario de Sanidad, Robert Kennedy Jr., marca un giro radical en la estrategia federal estadounidense de preparación ante pandemias y supone la consolidación del ideario antivacunas de ese ministro de Donald Trump, que llegó al cargo tras años de poner en duda la efectividad de las inmunizaciones.Noticia Relacionada estandar No El secretario de Salud de EE.UU. despide a todos los expertos del comité científico sobre vacunas Robert F. Kennedy Jr. ha acusado a los 17 miembros de este grupo asesor de conflictos de intereses debido a sus vínculos financieros con compañías farmacéuticasLa decisión se anunció este mismo martes en un comunicado del Departamento de Salud y en un vídeo grabado por el propio Kennedy y difundido en sus propias redes sociales. En él, el secretario critica la eficacia de las vacunas basadas en la tecnología llamada de «ARN mensajero» y promete priorizar «estrategias más seguras y amplias», como las vacunas de virus completo o plataformas que, según él, no se invalidan cuando los virus mutan.Las vacunas basadas en esta tecnología, como las que se usaron durante la pandemia de COVID-19, no inyectan el virus ni partes de él. Lo que hacen es enviar una receta para que las células creen un fragmento inofensivo del virus, suficiente para que el sistema inmunitario lo detecte y aprenda a defenderse. Es una estrategia rápida y precisa que muchos científicos ven como clave para futuras pandemias.Los críticos de ese sistema de ARNm, empezando por el propio Kennedy Jr., sostienen que esta tecnología es demasiado nueva, que no ha sido suficientemente probada a largo plazo y que puede generar efectos secundarios aún poco comprendidos. Alegan que las vacunas mRNA no ofrecen una protección duradera frente a virus que mutan con rapidez, como el COVID-19, y cuestionan su uso masivo sin lo que consideran una supervisión más estricta.No todas las vacunas usan tecnología de ARNm. Muchas siguen métodos clásicos o alternativos . Las de virus inactivado, como la china CoronaVac, contienen el virus muerto. Las de virus atenuado, como la del sarampión, usan versiones debilitadas del virus. Otras, como la de Novavax o la del papiloma humano, solo contienen proteínas del virus. Y las de vector viral, como la de AstraZeneca o la de Johnson & Johnson, utilizan otro virus modificado como vehículo. Todas estas son opciones distintas al mRNA, y muchas se usan desde hace décadas con buenos resultados.El uso de tecnología ARNm en vacunas fue prioritario en la estrategia oficial para frenar la pandemia de COVID-19 , permitiendo una producción rápida, adaptable y eficaz. Esa tecnología, que ganó el Premio Nobel de Medicina en 2023, no solo se ha aplicado en vacunas contra enfermedades infecciosas, sino que también ha abierto la puerta a nuevas terapias para el cáncer.Desde que asumió el cargo, Kennedy ha desmantelado el comité asesor sobre vacunas, ha retirado las recomendaciones sobre la vacuna contra el COVID-19 y se ha negado a respaldar públicamente la vacunación durante un actual brote de sarampión, que afecta especialmente a comunidades vulnerables. En paralelo, ha criticado a Gavi, la principal alianza internacional de vacunación, y ha recortado fondos estadounidenses destinados a esa organización.Kennedy Jr. lleva años cuestionando la seguridad de las vacunas. Antes de llegar al gobierno, promovió la idea de que algunas vacunas infantiles podían estar relacionadas con el autismo , una teoría que nació en los años 90 y que ha sido ampliamente desacreditada. Kennedy también ha señalado como peligrosos ciertos componentes de las vacunas, como el Timerosal, un conservante que se ha usado desde hace décadas en algunas vacunas para evitar la contaminación por bacterias y hongos.El Departamento de Salud intentó matizar el anuncio, asegurando que el resto de aplicaciones de la tecnología mRNA dentro del gobierno no se verán afectadas. Pero en la práctica, el recorte tiene un impacto claro directamente sobre la autoridad de la agencia federal encargada de preparar al país ante emergencias biológicas.Las reacciones no se limitaron al ámbito científico. Decenas de manifestantes se congregaron frente al consorcio tribal de salud nativa en Anchorage, localidad de Alaska que Kennedy visitó esta semana. Portaban pancartas que reclamaban ciencia y acusaban al secretario de poner vidas en peligro.Kennedy se ha defendido afirmando que su departamento seguirá apoyando vacunas «seguras y eficaces para quien las desee» , pero ha evitado comprometerse con campañas de inmunización masiva. Su discurso, que resuena en sectores antivacunas y libertarios, marca un cambio profundo en la política sanitaria del gobierno de Donald Trump.

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