BBVA, un día después de las juntas de accionistas de Banco Sabadell para aprobar la venta de TSB y el macrodividendo, ha actualizado el documento de registro universal para elevar los riesgos a los que está sometida la opa sobre la entidad catalana y comunicar por primera vez que está revisando las sinergias esperadas con la operación, al tiempo que recuerda que tiene la opción de retirar su oferta. El documento de registro universal es aquel en el que las entidades emisoras comunican al mercado los riesgos e incertidumbres a los que están sometidos. Lo que ha hecho ahora el banco vasco es un suplemento al mismo para recoger la nueva situación que existe respecto a la operación sobre el Sabadell. La entidad no actualizó este documento después de que el Gobierno de Pedro Sánchez vetara la fusión posterior a la opa durante al menos tres años. Ahora después de que el Sabadell haya aprobado en junta de accionistas desprenderse de su filial británica y el reparto de un dividendo extraordinario de 2.500 millones, sí ha optado por comunicar al mercado que ha puesto varios elementos de la oferta en revisión. El consejero delegado, Onur Genç, ya se encargó hace algunos días de transmitir la idea de que tras las juntas del Sabadell sobre TSB y el dividendo tendría la posibilidad legal de retirar la oferta. Esas palabras se han plasmado por escrito en este suplemento para reconocer que, con el beneplácito de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), pueden «desistir de la oferta o mantenerla». BBVA afirma por primera vez que no puede asegurar que se vayan a alcanzar «algunos o todos los beneficios esperados con la operación, incluidos la reducción de costes y las sinergias de financiación. BBVA está revisando las sinergias de costes operativos y de financiación que se podrían materializar durante los primeros tres años (o eventualmente, cinco primeros años) como consecuencia de la toma de control de Banco Sabadell y aquellas que se podrían materializar una vez que la condición del Consejo de Ministros deje de estar en vigor y se pueda llevar a cabo la fusión (en principio, transcurrido el tercer año desde la aprobación de la condición del Consejo de Ministros o, eventualmente, el quinto año)». Está recalculando las sinergias esperadas, que siempre han sido de 850 millones de euros, entre ahorro de costes operativos y de financiación. Hasta la fecha se había limitado a decir el banco que el veto del Gobierno a la fusión durante al menos tres años solo retrasaba lograr estas sinergias. El Sabadell, en cambio, sí que ha insistido en las últimas semanas en que sin fusión las sinergias serían de cero euros. Esa tesis ahora no suena descabellada para el BBVA, que incluso piensa que si no pudiera realizar nunca la fusión por la razón que sea, «podría dar lugar a la imposibilidad de materializar gran parte de los beneficios esperados de la oferta, incluidos los ahorros de costes y otras eficiencias operativas». En cualquier caso, el banco asegura también que su intención sería promover la fusión «tan pronto como sea posible», en referencia a que estará en todo momento a expensas de lo que decida el Ejecutivo central. Más allá de ello, la entidad vasca también reconoce que integrar al Sabadell en una futura fusión «podría resultar especialmente difícil y compleja, podría desviar sustancialmente el tiempo, la atención y los recursos de la dirección, y podría suponer más costes, requerir más tiempo y recursos de lo previsto». Y añade: «Concretamente, podrían surgir dificultades en relación con la integración del personal, las operaciones y los sistemas, la coordinación de los centros corporativos dispersos geográficamente, la desviación de la atención por parte de la dirección y los empleados de las operaciones y los cambios en la cultura corporativa, la retención de los clientes existentes y la captación de nuevos clientes, el mantenimiento de las relaciones comerciales y las ineficiencias asociadas a la integración de las operaciones. Podría también darse un potencial impacto negativo derivado de la racionalización de las redes de oficinas». BBVA, asimismo, va más allá y apunta a los riesgos de que la opa no salga adelante en el sentido de que sería un golpe a la reputación del banco. «Si la oferta no llegase a liquidarse, el precio de la acción de BBVA podría verse afectado o ser objeto de fluctuaciones si el precio actual de las acciones de BBVA refleja la expectativa de que la oferta se complete. Además, la imposibilidad de liquidar la oferta podría afectar de forma negativa a la reputación de BBVA y generar reacciones adversas en inversores y clientes, así como afectar negativamente a la relación de BBVA con sus empleados y sus clientes», indica.

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