Todo en la vida tiene sus ventajas e inconvenientes. Trabajar en Ibiza en la temporada alta , también. Mucha gente tiene en el punto de mira esta isla balear cuando se acerca el verano y se busca ese empleo estacional que ofrece, consecuencia del turismo masivo que acoge año tras año.Sin embargo, la situación, en ocasiones, puede no llegar a ser la ideal . Evidentemente, todo se verá de una u otra manera dependiendo del perfil del trabajador, de su edad… Así, por ejemplo, el ambiente festivo de Ibiza en julio y agosto es percibido como una clara ventaja para aquellos empleados más jóvenes .Asimismo, fruto de la variedad en las nacionalidades de los turistas, indudablemente, existe una alta posibilidad de desarrollo en cuestiones como la atención al cliente o el nivel de idiomas . Pero, en el lado contrario, se encuentra el precio disparado del alojamiento o las largas jornadas de trabajo , con ausencia, incluso, de descansos en los días de mayor necesidad.A todo esto se pueden sumar otros factores, como la presión a la que se ven sometidos los trabajadores , tanto por parte de los empleadores como por los clientes. Esto último es lo que, en cierto modo, ha denunciado un camarero de un chiringuito de la Playa d’en Bossa.La práctica que denuncia un camarero de un chiringuito de IbizaMiguel Ángel Torres, a través de su cuenta de TikTok equilibrio_en_mis_manos , expuso una situación que ha vivido en los últimos tiempos en el chiringuito en el que trabaja en Ibiza.«En la carta no pone ‘si entras, invitamos a…’»«Muchas veces me hace gracia la gente que llega, se gasta dinero, una buena mesa, consumen y a la hora de la cuenta, a la hora de pagar, si no es uno es otro, ‘oye, ¿y a qué invita la casa? ‘», relata en el inicio del vídeo.Para este camarero, no hay dudas. «En la carta no pone ‘si entras, invitamos a…’ o no pone ‘happy hour de tal hora a tal hora’. No. La gente entra, come un buen producto, disfruta de una buena carne, un buen pescado, unas buenas vistas… y ya está. Y paga lo que consume, nadie está obligado a invitar », asegura.Lo dice con un tono de indignación, el que le produce el hecho de toparse con clientes que le recriminan que no invite a nada en el momento de pagar. «Antes de ayer me llegó una mesa un poquito grande. A la hora de pagar me dicen ‘bueno, ¿y la copa de la casa?, porque mira lo que hemos gastado . En otros sitios invitan a una buena copa, eh’. Les invité a un chupito de hierbas ibicencas pero se quedaron con la mosca en la oreja y me volvieron a decir luego ‘¿y el gintonic no llega? ‘», comenta.Su conclusión es muy clara. «Nadie está obligado a invitar, es muy feo exigir una invitación excepto que lo diga el camarero o el maître justamente en la entrada. Tenedlo en cuenta. Nosotros hacemos nuestro trabajo, intentamos que pasen un rato, disfruten de una buena gastronomía y ya está. Es muy feo exigir eso. ¿Pone en la carta que la copa es gratis? Tomen nota, se invita cuando la casa quiere, no cuando el cliente lo exige ».Los comentarios, en todos los sentidosUn asunto que genera división de opiniones como este se tenía que ver reflejado en los comentarios del vídeo, como así sucede. Unos recriminan su actitud. «Propina cero…. Bastante robáis ya con los precios en Ibiza », «totalmente de acuerdo, por eso propinas cero» son algunas de las reacciones, mayoritarias, que se pueden leer.Aunque también hay quienes defienden al camarero. «Al dueño nadie le regala nada! Es un negocio, si quieres algo, lo pagas », comenta uno. « Si te compras un gelocatil en la farmacia te invitan a un ibuprofeno », decía otro usuario de manera irónica.

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