Durante siglos se ha repetido hasta la saciedad una visión simplificada y parcial del descubrimiento de América . En esa narrativa, la llegada de Cristóbal Colón a las costas del Nuevo Mundo supuso una tragedia sin precedentes: esclavitud, saqueos, exterminios, destrucción cultural y la introducción de enfermedades que arrasaron con una población indígena previamente ‘pura’ y saludable. Esta imagen, sin embargo, ha sido alimentada por una corriente ideológica conocida como la Leyenda Negra , que no responde con fidelidad a los hechos históricos . Porque, si bien es cierto que hubo consecuencias tras la colisión entre ambos mundos, muchas de las afirmaciones que circulan hoy tienen más de invención que de rigor científico .Uno de los aspectos más manipulados es el de las enfermedades . Según la creencia popular, Colón y sus hombres llevaron consigo virus y bacterias que prácticamente exterminaron a los indígenas . Sin embargo, esta visión, además de errónea, borra por completo el contexto histórico y científico de la época. La historiadora Ana Velasco, en su colaboración semanal en el programa ‘Herrera en COPE’, ha querido poner orden en este debate desmontando algunas de las grandes mentiras que todavía circulan en torno a Cristóbal Colón y los efectos de su llegada al continente americano.En el programa, la experta señaló: «Colón, que era muy inteligente, se dio cuenta de que los pueblos precolombinos ya usaban técnicas para protegerse del sol, como cubrirse la piel con arcillas o aceites de cacao». Este tipo de observaciones, explicó, no solo revelan el agudo sentido de la observación del navegante genovés, sino que también muestran un profundo respeto por las costumbres indígenas . Frente a la idea de que los españoles llegaron despreciando todo lo que veían, lo cierto es que muchos cronistas de la época se sorprendieron por los conocimientos, costumbres y modos de vida de los pueblos originarios.«Eso fue interpretado por los españoles como una muestra de limpieza, y no de suciedad, como más tarde quiso vender la Leyenda Negra», confesó. De hecho, buena parte de los relatos escritos por los propios conquistadores y misioneros muestran una fascinación por la organización social, los rituales religiosos y las costumbres higiénicas de los indígenas. Sin embargo, fue en el siglo XIX, con el auge del nacionalismo anglosajón y las guerras ideológicas entre imperios, cuando surgió esa narrativa distorsionada que colocaba al español como sucio, bárbaro y portador de enfermedades.La higiene a bordo y el mito de los indígenas sanosOtra de las grandes mentiras desmontadas por la historiadora, es la que acusa a los españoles de haber viajado en condiciones de insalubridad absoluta. En ese sentido, recordó que, en los barcos de la época, «ya se mantenían unas normas estrictas de higiene», especialmente en expediciones de gran calado como las que lideraba Colón.La idea de que los barcos españoles eran pocilgas flotantes no resiste un análisis riguroso de las fuentes. En realidad, los capitanes sabían que una mala gestión sanitaria a bordo podía arruinar la travesía . El escorbuto, la disentería o las fiebres eran amenazas reales y se combatían con lo que se tenía a mano: vinagre, frutas cuando era posible, e incluso cuarentenas improvisadas.Noticia Relacionada «Rescatarlo de entre sus cenizas» estandar No El presidente de EE.UU. «reinstaurará» el ‘Día de Colón’ el 12 de octubre ABCLa historiadora fue contundente al señalar que esta supuesta superioridad moral e higiénica de los indígenas es una fantasía romántica proyectada desde el pensamiento europeo posterior, en particular desde la ilustración francesa y el ideal del ‘buen salvaje’ de Rousseau. «La idea de que los indígenas eran puros y los europeos sucios responde más a una construcción ideológica del siglo XIX que a lo que sucedió realmente», declaró. Y es que no hay pruebas reales de que las sociedades precolombinas vivieran libres de enfermedades . De hecho, según varios estudios, muchas de sus propias afecciones, como ciertas formas de sífilis, parásitos intestinales o infecciones locales, ya estaban extendidas por el continente antes de 1492 .Para la experta, el problema está en el uso político que se ha hecho de la figura de Colón. «Cuando hablamos de Colón, debemos dejar de lado los clichés. Ni llevó enfermedades nuevas, ni venía de un mundo sucio. Todo eso se desmonta mirando los detalles», señaló, poniendo de relieve que cada generación ha querido ver en él a un héroe, un villano, un colonizador o un símbolo, pero que casi nunca se ha buscado comprender su papel desde el prisma real de su tiempo. La historia, tal y como revelan los historiadores, no se puede juzgar con las categorías morales del presente. Y mucho menos, desde la desinformación y los mitos .Porque si bien es legítimo debatir sobre el descubrimiento , no lo es reescribir los hechos para ajustarse a una narrativa ideológica . Colón no fue un portador de muerte. Fue, ante todo, el protagonista de un encuentro entre dos mundos que, inevitablemente, generó conflictos, pero que también supuso un intercambio, un mestizaje y una transformación que nunca antes se había experimentado en el mundo .

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