Isabel Preysler ha convertido sus veranos en un ritual lleno de elegancia, viajes y momentos familiares únicos. Desde sus primeros años junto a Julio Iglesias, pasando por las idílicas estancias campestres con Carlos Falcó o sus últimas escapadas con Mario Vargas Llosa, la socialité ha sabido reinventar las vacaciones como una de sus señas de identidad. Sus hijos, por su parte, no han seguido su estela exactamente… cada uno ha preferido labrar su propio camino al sol.Los veranos con Julio Iglesias, su primer marido, marcaron época en el mundo del corazón de los años setenta. Eran escapadas a Peñíscola o Málaga , cuando el cantante cambiaba giras por la Costa del Sol para estar más cerca de ella. El verano de 1977 en Lanzarote, calificado por Lecturas como unas de sus «últimas e infelices vacaciones», retrató una ruptura latente: Isabel, aunque aparentemente «muy contenta», sentía el peso de la ausencia de un marido absorbido por su éxito en un verano que marcó el principio del fin.te recomendamos Palma de Mallorca Jaume Anglada, cantante mallorquín y amigo íntimo del Rey, en coma inducido tras ser arrollado por un coche Mayte Amorós Jaume Anglada y Carolina Cerezuela, el dúo musical improbable que nació en un avión Marina Ortiz CortésTras su divorcio, la relación con Carlos Falcó dio paso a otras vacaciones estivales: familiares, sencillas y algo más privadas. No faltaban a su cita con su détox en Incosol, su apuesta por el descanso saludable. En 1989, Tamara Falcó compartió con ¡Hola! una foto de aquel verano en Marbella donde, con sus hermanos Enrique y una recién nacida Ana, Isabel manejaba la logística familiar entre risas, baños, mar y chiringuitos. Aquellos años trajeron anécdotas como el lujoso chalet con búnker y huerto que Isabel alquilaba o sus cenas en La Meridiana, su restaurante favorito.Con Miguel Boyer llegaron los veranos más discretos. Alejada de los flashes y el poderío de Marbella, Isabel prefirió estancias en su casa de Puerta de Hierro, donde las reuniones eran íntimas con amigos del mundo de la cultura y la política . Eso sí, los bañadores seguían siendo excusa para apoyar marcas como Porcelanosa y Ferrero Rocher. Fue en esos años cuando la matriarca aprendió a controlar el impulso mediático, dejando que el verano transcurriera con serena elegancia.gtresTras el duelo por el fallecimiento de Boyer, Isabel inició su relación con Mario Vargas Llosa. Desde entonces, los veranos se tiñeron de cruceros por fiordos escandinavos, islas griegas y viajes al Sudeste Asiático. Fue en uno de esos viajes donde ¡Hola! la sorprendió en bañador junto al escritor en Grecia, en un reportaje que arrancó elogios sobre su eterna juventud. Durante esos veranos, Isabel combinó moda estival con vida saludable y lecturas para Vargas Llosa, que dedicaba hasta cinco horas diarias a escribir en cubierta mientras ella tomaba el sol con disciplina milimétrica.Tras su sonada ruptura con el Nobel, sus veranos adquirieron un tono todavía más íntimo. Decidió pasar el verano en Miami junto a sus hijos Chábeli y Julio Iglesias Jr., con quienes grabó desde su hogar un capítulo del programa Hermanos a la obra para TVE . Fue su primer verano sola desde hacía décadas, un verano para disfrutar de su independencia, aunque también acompañó a sus hijas Ana y Tamara a un resort en Maldivas. La intimidad prevalece sobre la espectacularidad. Pocos medios recogieron su encuentro con Enrique Iglesias para disfrutar de los nietos, Lucy, Nicholas y Mary. Este año repite el plan en Maldivas , aunque es probable que acuda a Marbella para acompañar a su amiga Cari Lapique, que se recupera emocionalmente de las terribles pérdidas de su marido y su hija.Isabel marcó la senda, pero sus hijos hicieron su propio caminoChábeli Iglesias, nacida en 1971, ha llevado una vida nómada entre España y Estados Unidos . Tras su infancia en Marbella, se estableció en Miami por seguridad durante los años ochenta. Con los años, compró una casa en Carolina del Norte para huir del foco mediático, con un jardín que es su rincón favorito. Su infancia marbellí la marcó tanto que aún hoy recuerda aquellos veranos con nostalgia: «Throwback to the 80’s… ¡Qué recuerdos de Marbella!», compartía recientemente. En aquellos años llegó a indagar sobre su horóscopo y a pedir consejos a Rappel mientras pasaban noches de verano en los chiringuitos. Hoy alterna estancias veraniegas en Florida y Creta, su destino griego por antonomasia, con alguna escapada a España por trabajo.Julio Iglesias Jr. también ha estado cerca de su madre en estos años, aunque dedica casi todo el verano a su pareja, Ariadna Romero, con quien pasa temporadas en Miami, Punta Cana y Ojén, Málaga , donde su padre tiene la finca Cuatro Lunas. Con piscina y biblioteca, sus 400 hectáreas de jardines a pocos kilómetros de Puerto Banús son un desfile de la familia cada verano.gtresEnrique Iglesias, el único hijo que no forma parte del chat familiar de WhatsApp, prefiere entregarse al calor estival de la privacidad. Aun así, sus hijos Lucy y Nicholas (6 años) y Mary (4) recibieron a Isabel en Miami hace dos años. Aquella visita entre abuela y nietos mostró el lado más tierno del clan. Enrique suele veranear en Bahamas , pero este año está inmerso en su gira musical, con la que visitará países tan dispares como Bulgaria o Emiratos Árabes. En España pasó veloz por Gran Canaria, así que la visita a su madre en Madrid, si la hay, se hará esperar.Tamara Falcó, hija de Carlos Falcó y tercera de Isabel, creció entre esos baños veraniegos y hoy recupera recetas familiares para su libro, recreando domingos de piscina con aromas filipinos en su cocina. Desde su boda con Íñigo Onieva, ha apostado por viajes lejanos como Seychelles o Maldivas , combinando destinos exóticos con descansos en Sotogrande y Marbella, la meca de sus vacaciones.gtresAna Boyer, la benjamina, también ha convertido los veranos en estampas familiares. Casada con el tenista Fernando Verdasco, vive en Doha y aprovecha julio y agosto para desplazarse a Ibiza , su destino favorito, y de paso acercarse a Madrid a visitar a su madre, refugiándose en la nueva casa que el matrimonio ha comprado recientemente en La Finca.Hoy, Isabel Preysler disfruta de los momentos más privados en sus vacaciones: Maldivas, Madrid, Puerta de Hierro y juegos con los nietos . Ya no hay fotos en bañador en portadas, pero sí encuentros íntimos, cocinas repletas de recetas y descanso junto a la familia, una saga que mezcla fama, discreción y lujo bajo el sol del verano. Porque si algo ha demostrado Isabel es que las modas pasan, pero un verano bien planificado… es para siempre.

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