Estados Unidos ha ordenado el despliegue de fuerzas aéreas y navales en el sur del mar Caribe para enfrentarse a las amenazas de cárteles latinoamericanos designados como organizaciones terroristas globales, entre ellas el régimen venezolano. La decisión, adelantada por Reuters este jueves, responde a una directriz del presidente Donald Trump, que ha hecho de la lucha contra el narcotráfico un eje de su política para frenar la migración y reforzar la seguridad en la frontera sur.Entre los grupos señalados figura el Tren de Aragua, organización criminal venezolana a la que Washington vincula directamente con el régimen chavista. El dictador venezolano se enfrenta a cargos por narcoterrorismo y corrupción, y sobre él pesa una recompensa récord de 50 millones de dólares, la mayor jamás ofrecida por Estados Unidos, duplicando la que en su día se fijó por Osama bin Laden. La fiscal general, Pamela Bondi, acusa a Maduro de utilizar organizaciones como el Tren de Aragua, el Cártel de Sinaloa y el Cártel de los Soles para introducir cocaína y fentanilo en territorio estadounidense.Noticia Relacionada estandar Si Maduro responde a EE.UU. tras el aumento de la recompensa: «No se atrevan» Ymarú RojasEl anuncio se produjo tras la incautación de 30 toneladas de cocaína —siete de ellas directamente atribuidas a Maduro—, parte mezclada con fentanilo, y tras una operación que bloqueó activos por más de 700 millones de dólares, incluidos yates, mansiones en República Dominicana y Florida, coches de lujo, joyas y efectivo. Washington sostiene que estos bienes forman parte del entramado de financiación del chavismo y que una parte de esos fondos ilícitos ha sido desviada a España.Aunque en los últimos meses un enviado especial de Trump, Ric Grenell, mantuvo contactos directos con Maduro y negoció la liberación de todos los estadounidenses presos en Venezuela, estas gestiones han generado tensiones internas con el secretario de Estado, Marco Rubio, partidario de una línea dura sin concesiones. El nuevo despliegue militar en el Caribe se interpreta como una señal de que la Casa Blanca prioriza de nuevo la presión judicial, financiera y ahora militar para aislar a Maduro y contener la expansión de redes criminales que operan desde Venezuela.

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