Donald Trump rebajó este jueves las expectativas de su encuentro con Vladímir Putin en Alaska, al afirmar que la cita de este viernes «prepara la segunda reunión» y que será esa, la siguiente, la que resulte decisiva para lograr un acuerdo de paz. «La segunda reunión va a ser muy, muy importante, porque será en la que se alcance un pacto», dijo el presidente de Estados Unidos, dejando claro que no espera concesiones inmediatas del líder ruso.Ha sido un giro importante respecto a las expectativas creadas por la propia Casa Blanca, que había presentado el mero hecho de que Trump y Putin se reúnan como un logro. Sin embargo, las señales enviadas por el Kremlin estos días muestran una evidente falta de acuerdo sobre el origen y el propósito de la cita. Mientras Trump asegura que será «el inicio de la paz», Putin insiste en que se abordarán cuestiones de la relación bilateral, el comercio y otros asuntos, además de Ucrania . El líder ruso no cede ni muestra flexibilidad. En Moscú, los medios oficialistas revelan que Putin ni se plantea firmar nada. Trump partirá este viernes rumbo a Alaska , en un vuelo directo de unas ocho horas desde Washington. El encuentro con Vladímir Putin está previsto para poco después de las 11.30 hora local de Alaska, las 21.30 de la noche en Madrid, en la base militar conjunta Elmendorf-Richardson , en Anchorage . Será la primera vez en más de cinco años que ambos líderes se vean cara a cara. Tras la reunión, ofrecerán una comparecencia conjunta ante la prensa. Zelenski, será un espectador desde la distancia, como el resto del mundo.Noticia Relacionada estandar Si Escoltados por cazas y a salvo de sanciones internacionales: así será la cumbre de Trump y el mandatario ruso en el fin del mundo David Alandete Será el primer encuentro cara a cara entre ambos líderes en más de cinco años y la primera vez en la historia que un jefe de Estado ruso visita el estado norteamericano de AlaskaTrump señaló en una conversación con la prensa en el Despacho Oval que esa eventual segunda cita podría incluir al presidente ucraniano, Zelenski, y tal vez a algunos líderes europeos. «Me interesa más un acuerdo de paz inmediato, conseguir la paz rápido. Según lo que ocurra en mi reunión, voy a llamar al presidente Zelenski y que venga a donde vayamos a reunirnos», explicó. Añadió que «Putin quisiera un acuerdo de paz» y que confía en que Zelenski también la busque: «Si se pueden entender, será fantástico».El presidente dijo que su objetivo principal es «salvar miles de vidas» de soldados rusos y ucranianos, y recordó que la última semana «murieron más de 7.000, en su mayoría militares». Aseguró que Estados Unidos ya no envía ayuda económica directa a Kiev, sino que proporciona armamento pagado «al 100%» por la OTAN, a la que, según él, elevó su gasto del 2% al 5% del PIB. Dijo que la alianza le debe unos 2.000 millones de dólares por equipos ya entregados, y que como parte de los acuerdos firmados Washington ha asegurado el acceso durante años a tierras raras como compensación por el gasto realizado.Imagen de poderPutin llegará a Alaska este viernes desde espacio aéreo ruso, en un itinerario calculado para evitar cualquier riesgo de detención por la orden de arresto emitida por el Tribunal Penal Internacional, que Estados Unidos no reconoce ni aplica. Será su primera visita a territorio estadounidense desde 2015, un gesto que, por sí solo, marca un cambio de escenario para un dirigente convertido en todo un paria internacional desde que decidiera invadir Ucrania en 2023. La llegada, cuidadosamente planificada, le permitirá proyectar una imagen de poder y legitimidad que no había mostrado desde el inicio de la guerra, y que busca reforzar ante sus aliados y frente a sus adversarios. En Anchorage, Putin no solo se sentará cara a cara con Trump, sino que entrará en un espacio geopolítico que, hasta ahora, le había estado cerrado.Además, gracias a los recientes matices de Trump, todo depende ahora de él: si habrá un segundo encuentro, si este contará con Zelenski , si se dejará acudir a unos líderes europeos que ahora mismo no son más que valedores del mandatario ucraniano.La base militar de Alaska donde tendrá el encuentro entre Trump y Putin AfpPara Trump, el simple hecho de que Putin viaje a Alaska ya constituye una concesión significativa. «Escuché a CNN decir que era una gran victoria para él venir aquí. Normalmente dirías lo contrario», afirmó el presidente, rechazando la idea de que el desplazamiento beneficie únicamente al líder ruso. Según Trump, la presencia de Putin en Anchorage es fruto de su propia gestión y no consecuencia de la resistencia ucraniana ni de la incapacidad del Kremlin para tomar Kiev militarmente. «Si yo no fuera presidente, habría tomado toda Ucrania», aseguró. A su juicio, la guerra «nunca debió ocurrir» y no habría comenzado bajo su mandato.Desde su regreso a la Casa Blanca , Trump se ha reunido al menos en tres ocasiones con Zelenski. La más sonada fue en el Despacho Oval, donde le presentó un acuerdo para la explotación de tierras raras como condición para una paz rápida y duradera con Rusia. Aquel día, ante las cámaras, la negociación derivó en un intercambio de reproches, pero el pacto se firmó. Sin embargo, la promesa de Trump de lograr la paz «en horas, como mucho en días» no se ha cumplido.Para la Casa Blanca, ya es toda una concesión que el presidente de Rusia acepte volar a terreno estadounidenseEl principal obstáculo ha sido el reparto territorial. Trump sostiene que Ucrania debe ceder parte de las zonas ocupadas, pero no ha sido igual de explícito sobre las concesiones que, en su opinión, debería hacer Putin, si es que considera que debe hacer alguna.Tampoco es que Trump se oponga a la paz. La persigue activamente y la ha convertido en un eje de su campaña, en parte vinculada a su ambición declarada de recibir el Premio Nobel de la Paz. No es una broma, aunque él mismo lo presente a veces con ironía: en numerosas intervenciones recientes ante los medios, ha dedicado largos pasajes a explicar por qué considera que lo merece y cómo sus esfuerzos de mediación internacional lo avalan.El presidente presentó su política exterior como una cadena de éxitos: «En poco más de seis meses he resuelto seis guerras», dijo, mencionando conflictos en el Congo, entre Ruanda y Uganda, y entre India y Pakistán. Aun así, describió la guerra de Ucrania como «la más difícil» y reiteró que nunca habría comenzado bajo su presidencia: «Esta es la guerra de Biden, no mi guerra. Yo quiero detener las muertes».

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