Rahm, el golfista de las tarjetas inexplicables

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Rahm, el golfista de las tarjetas inexplicables

Se dice que para triunfar hay que saber dar el máximo en el lugar preciso y en el momento oportuno. Y cuando se es capaz de repetir esta premisa de una manera habitual ya se está hablando de un nivel superior de deportista, ese que es capaz de analizar las situaciones y ofrecer entonces su mejor versión para lograr los mayores éxitos.No son muchos los privilegiados que acceden a ese escalafón, ya que jugadores buenos hay muchos y, muy buenos, unos cuantos. Lo difícil es encontrarse con esos genios que saben sacarse de la chistera lo que necesitan justo cuando más lo precisan. Como hizo Jon Rahm el pasado domingo en Indianápolis. Sabía que necesitaba un resultado cercano a los diez bajo par para arrebatarle el título anual del LIV Golf a Joaquín Niemann y así lo hizo. Salió por todas desde el primer hoyo, atacando las calles y las banderas y acabó firmando la mejor vuelta de su carrea (60 impactos) para conquistar su objetivo. Noticia Relacionada polideportivo estandar Si España, la casa de los gurús del deporte Miguel Ángel Barbero Hace décadas, Estados Unidos era la meca de deportistas y entrenadores, que viajaban allí para mejorar y aprender. Hoy, el deporte mundial mira los logros del deporte español y trata de imitar un modelo de éxitos contrastadosY esa capacidad de saber exactamente lo que le hace falta para triunfar es algo que siempre ha tenido el de Barrica. «Recuerdo el primer campeonato de España júnior que ganó en Sancti Preti, en el que me di cuenta de que sería un número uno», comenta su entrenador, Eduardo Celles. «El último día arrancaba a dos golpes de la cabeza y soplaba muy fuerte el viento, por lo que era previsible que se acabaría sobre par. Y Jon, con una gran concentración, dominó sus golpes para acabar con 73 y llevarse el título. No le importó firmar una más porque sabía que ahí estaba la victoria. A pesar de ser un torneo amateur, para mí es uno de los grandes logros de su carrera, porque fue el inicio de lo que vendría después».Lo que a sus 30 años ha conseguido el vasco está al alcance de muy pocos, pues a los logros tangibles de su palmarés añade el temor que causa en sus rivales. «Cuando los demás se enfrentan a él saben lo que se van a encontrar: un jugador que nunca se da por vencido, que lucha hasta el final y que te va a minar la moral poco a poco, como se vio el domingo con el chileno», prosigue el técnico. Y es que la cara del santiaguino era un poema a medida que veía cómo su ventaja inicial iba menguando y el español le ganaba por la mano. Es la parte psicológica de una persona a la que no le gusta perder ni a las cartas y que siempre va a buscar quedar por encima de sus rivales. «Es como si llevara la filosofía del ‘match-play’ a los torneos normales, esa parte de minar al contrario con cada golpe que da. Por eso le gusta tanto la Ryder Cup y cuando se acerca el momento de disputarla se enciende todavía más», apunta Celles.Esa capacidad de intimidación es algo que llega por el propio nivel de su juego más que porque quiera utilizar triquiñuelas para descentrar a los contrarios. «Yo jugué con él por primera vez en Valderrama en 2019 y, sin conocerme, fue extremadamente amable conmigo. Y luego, en la última vuelta del Open de España de ese año repetimos la experiencia y disfruté muchísimo a su lado», comenta Samuel del Val. «A lo largo de mi carrera he jugado con otros ganadores de ‘majors’ y puedo asegurar que ninguno me ha impresionado tanto como Jon. A la calidad de sus golpes se le suma una cabeza privilegiada en cuanto a la estrategia y la concentración y un ‘putter’ estupendo que le permite rematar los resultados», incide.La clave del éxito radica en saber ponerse en situación justo cuando hace falta, algo que no puede buscar, sino que surge. «En psicología hablamos de estar ‘en la zona’ cuando todo fluye perfectamente para conseguir el objetivo en función de tres parámetros: concentración, tranquilidad y activación. Si consigues que todo se junte y piensas únicamente en el presente, se puede alcanzar lo que se busca», señala el psicólogo deportivo Óscar del Río. Y tanto Del Val como Celles coinciden en que el vizcaíno es un maestro en jugar con sus pensamientos. «Es el mejor en cuanto a enfocar lo que necesita; su cabeza es única», concluyen.

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